Meredith.
Los ladridos de Castiel me despiertan lentamente, lo suficiente para que mis párpados se resistan a abrirse a pesar de que se los ordeno. Asimismo, la confusión va nublando mi mente poco a poco, hasta que por fin consigo pensar con algo de claridad y hacerme una muy importante pregunta: ¿cómo llegó Castiel al palacio de Lilith?
Abro los ojos de golpe, teniendo que parpadear repetidas veces hasta que mi visión se acostumbra a la iluminación que se filtra por la ventana y cuando lo hacen, una segunda pregunta se formula en mi cabeza: ¿en qué momento llegué a mi habitación?
Anoche me fui a dormir en una de las tantas habitaciones del palacio y lo único que sigue igual es el hecho de que Stiles está a mi lado. Quizás Lilith no envió de vuelta a Beacon Hills, es la explicación más razonable.
Con cuidado de no despertar a mi novio, quito su mano de mi cintura y me enderezo, ahogando un quejido en cuanto me hallo sentada sobre el colchón. Lilith dijo que podía curarme, mas no por completo; supongo que lo que me duele es la superficie de la herida que tendrá que cicatrizar por sí sola, sin ayuda de la magia.
Salgo de la cama con movimientos lentos y camino de puntitas hasta la puerta, abriéndola lo suficiente para que Cas y yo salgamos sin problema alguno, tratando de que no rechine. En cuanto estoy en el pasillo, mi adorado labrador deja de llorar y corre por uno de sus juguetes que está tirado en el pasillo antes de ir directo a las escaleras. Yo le sigo a un ritmo más lento, acompasado, mientras bostezo y me tallo los ojos con las manos en un intento por despabilarme un poco.
Al pasar por la sala echo un vistazo al reloj que cuelga en una de las paredes. Falta un cuarto para las cinco. Y yo levantándome porque pensé que era mucho más tarde.
—Buenos días —me saluda Scott en cuanto entro a la cocina, vertiendo lo que parece ser queso en la sartén sobre la estufa—. El desayuno casi está listo. ¿Puedes servir el jugo de naranja?
—Claro —respondo con voz queda, en la mesada está el jugo así que me acerco a la alacena para sacar tres vasos de plástico—. Uh, ¿tú sabes cómo llegamos aquí?
—Ni idea —asegura, meneando la cabeza—. Pero dormimos casi doce horas.
—¿Doce? —repito incrédula, sirviendo ya el jugo en los vasos. Con razón tengo marcadas las cobijas en los brazos y me siento como si hubiera dormido tres días seguidos.
—Antes de encontrar el Nemeton, revisé mi celular para ver la hora, eran las siete cuarenta —me explica sin desatender la comida en el sartén—. Cuando Lilith nos llevó a los dormitorios, había un reloj de torre al final de las escaleras y marcaba las siete cuarenta y tres.
—¿Hablas en serio? Creí que habíamos estado ahí al menos unas cinco horas inclusive antes de cenar.
—Recuerda que Lilith dijo que el tiempo pasa mucho más lento ahí.
Asiento con lentitud mientras llevo los vasos a la mesa y los coloco sobre los manteles individuales.
—Por cierto, uh, ¿cómo te sientes? —me pregunta vacilante.
—Mucho mejor. El remedio que me dieron allá es bueno en verdad —aseguro.
—Me alegra. De verdad que sí —musita, apenas pudiendo posar sus ojos sobre mí por un segundo.
—Iré a despertar a Stiles —bisbiseo cuando el ambiente se torna demasiado incómodo para mí, saliendo de la cocina a base de zancadas.
Desearía que las cosas fueran como antes, que mi hermano y yo tuviéramos todavía una relación sana y amena, falta de momentos tan incómodos que me hacen querer vomitar y llena de esa confianza incondicional que nos permitía vernos a los ojos sin problema alguno, hablarnos sin sentir vergüenza y estar en la misma habitación por más de un minuto sin que el ambiente se tense por culpa nuestra.
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About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen Wolf
FanfictionEN EDICIÓN LENTA. [Libro #4 de la saga "About Werewolves and Witches"] NOTA: por favor, lee la tercera sección del libro Steredith antes de empezar con este. Preparándose para su último año de preparatoria, las únicas preocupaciones de la manad...