Capítulo 14: The Kitsune, The Hellhound And The Beast. Parte II

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|| Skinwalkers.





Un desgarrador grito emana desde lo más profundo de mi ser. El dolor es agonizante y la persona que me ordena que abra los ojos debe ser un maldito imbécil si se piensa que puedo hacer tal cosa cuando hay diez agujas metálicas pinchándome la parte inferior de los párpados. No obstante, esa persona insiste en que debo abrir los ojos para poder encontrar a quien busco y algo en mi interior me dice que debo obedecerlo, así que pongo todo de mí para hacer a un lado mi dolor y separar los parpados.

Entonces despierto.

Mi respiración es agitada, mi corazón late desaforado y a pesar de que el clima del entorno se siente frío yo estoy sudando. Trago en seco y con cuidado de no despertar a Stiles, quito su brazo de alrededor de mi cintura para enderezarme.

—¿Tuviste una pesadilla? —Mi hermano me pregunta desde su lugar detrás del volante.

Cubriéndome la cara con las manos ahogo un bufido.

—Sí —respondo con voz queda, diciendo pasarme al asiento del pasajero para que Stiles tenga más espacio y pueda descansar mejor.

—Yo, uh... —Scott vacila, yo abrocho el zipper de mi suéter—. Quería decirte que lo siento mucho. Por todo. No debí desconfiar de ti nunca, ni decirte esas cosas horribles... Eres mi hermanita y debí... Debí creer en ti más que en nadie.

Debo admitir que siento una pizca de alivio y confort porque me habla sin rencores y sin ser cortante, sonando genuinamente sincero. Aun así, hay algo que no me deja responderle de la forma o con el tono en que lo habría hecho un mes atrás.

—No fue tu culpa —le digo, abrazándome a mí misma.

—Sí, sí lo fue y yo...

—Fue Theo —le interrumpo—. Leí su mente antes de que me aventara esos polvos somníferos. Él plantó en tu mente todas esas cosas que te hicieron pensar que yo era capaz de hacer algo realmente malo. Por ejemplo, las supuestas veces que hablé en griego antiguo mientras dormía.

—Yo —hace una pausa y respira profundo, por el rabillo del ojo lo veo menear la cabeza—, nunca se me ocurrió que alguien estuviera jugando con mi mente.

—Usó magia negra. Por eso no te diste cuenta —expreso, vagamente recordando parte de la conversación que tuvimos con Lilith mientras cenábamos en su palacio.

—Pero no me obligó a decirte que estabas corrompiéndote, ni a expulsarte de la manada.

Hay un momento de silencio en donde yo bajo la cabeza y aprieto los labios. Recordar el odio en su mirada, la desconfianza de sus movimientos y el horror en sus palabras me duele demasiado, pues fue la segunda vez que él estaba decepcionado de mí y mis acciones. Fue la segunda vez que defraudé a mi hermano y lo único que hice fue proteger a mi novio de exactamente lo mismo.

—Dadas las circunstancias, es entendible que lo hicieras —bisbiseo, carraspeando un poco para evitar que mi voz suene tan rota y mirando por la ventana el desértico panorama del exterior.

—Aun así, no tenía que hacerlo. Tenía que haberlos escuchado, darles la oportunidad de explicarme lo que sucedió y... Y habríamos descubierto que Theo estaba detrás de todo —dice por lo bajo.

—Tal vez —le concedo—, pero lo que importa ahora es que ya sabemos quién es Theo en realidad y no volveremos a caer en sus mentiras.

Y en serio creo en lo que le digo, mas eso no quita el hecho de que las cosas entre nosotros todavía se sienten extrañas. Esta conversación se siente extraña.

—Lamento no haberte visitado en el hospital antes. —Esa disculpa me hace voltear a verlo por fin, sintiendo como si estrujaran mi corazón al notar la tristeza en su rostro—. Estaba avergonzado por lo que pasó y no tuve el valor de plantarme en tu habitación sabiendo que por mi culpa estabas ahí.

About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora