Scott.
Mamá estaba aterrada, temblorosa y al borde de una crisis nerviosa hace apenas tres días, lo cual es totalmente comprensible teniendo en cuenta todo lo que tuvo que afrontar en una sola noche. Primero me encontró muerto en la biblioteca de la escuela (justo después de ver a Hayden morir frente a sus ojos) y tuvo que revivirme; luego, cuando estábamos en casa y pensábamos que todo lo malo había pasado ya, recibió una llamada del hospital en la cual le avisaron que mi hermana acababa de entrar a cirugía porque había sido atacada con un arma blanca.
No voy a mentir, yo también me asusté. Mucho. Pero a pesar de que mi corazón bombeaba miedo y preocupación por Meredith, no tuve el valor de acompañar a mamá en ese momento al hospital, tampoco tuve la energía o la fuerza para hacerlo. A decir verdad, todavía no reúno el valor suficiente para visitar a mi hermana y hoy es su último día hospitalizada, pues ya mañana le dan el alta.
La herida en mi estómago, la marca de lo cerca que estuvo Theo de en serio asesinarme, todavía no sana, sigue abierta y hay momentos en los que estoy seguro puedo ver mis entrañas. Trato de engañarme a mí mismo, convencerme de que no he puesto un solo pie en la habitación de hospital de mi hermana porque estoy débil y herido y no quiero que ella lo note, no quiero preocuparla; pero en el fondo sé la verdad, sé el por qué ni siquiera puedo ver a Castiel sin sentir una opresión en el pecho.
Caí en la trampa de Theo, en su red de mentiras, y creí ciegamente que mi hermana estaba convirtiéndose en un ser malvado y sediento de sangre. También la eché de la manada en cuanto alguien llegó con una historia que encajaba a la perfección con mis sospechas. Y me odio por eso. No me sorprendería que ella también me odie de la misma forma en que Stiles lo hace.
Y es que no solo me encargué de perder a mi única hermana, también me encargué de perder a mi mejor amigo. Aunque, creo que en realidad perdí a mi manada entera, a todos mis amigos. Me gustaría decir que todavía tengo a Allison, pero desde hace un par de días que no sé nada de ella, así que en definitiva estoy completamente solo ahora, y todo por haber confiado en Theo Raeken.
—¡Scott! ¡Por aquí!
La voz de Parrish llamándome me saca de mi ensimismamiento, obligándome a hacer a un lado la avalancha de pensamientos obsesivos que se arremolinan en mi cabeza y concentrarme en el presente. Me quito el casco e inhalo profundo por la nariz al tiempo en que lo cuelgo en el manubrio, después saco la llave de la ignición y me bajo de la motocicleta para encaminarme hacia la camioneta-patrulla junto a la cual me espera el joven oficial.
—Hey —lo saludo, haciendo un leve movimiento de cabeza al estar a menos de medio metro de distancia, él me devuelve el gesto—. ¿Qué es lo que querías mostrarme? —pregunto curioso.
Esta mañana, al despertar, tenía un mensaje de texto suyo en el cuál me pedía que lo viera en la torre de comunicaciones de Cypress Lane a las once en punto, pues había algo que yo tenía que ver.
Parrish exhala y del bolsillo de su camisa saca su teléfono celular, lo desbloquea y entonces me lo ofrece al tiempo en que me dice:
—Esto es de la cámara de la estación de comunicaciones.
Tomo el celular y presiono el botón de play que se muestra en la pantalla; el video comienza a reproducirse al instante, mostrándome la entrada del edificio que se encuentra detrás de Parrish, solo que de noche. Por un momento no sé qué es lo que se supone que tengo que ver, pero una fracción de segundo después algo enorme, negro y demasiado veloz sale corriendo desde el interior del edificio. Mis ojos se abren en sorpresa.
—Eso se vio grande —mascullo impresionado, regresándole su celular. Mi cerebro trabaja a toda velocidad para procesar las imágenes que acabo de ver.
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About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen Wolf
FanfictionEN EDICIÓN LENTA. [Libro #4 de la saga "About Werewolves and Witches"] NOTA: por favor, lee la tercera sección del libro Steredith antes de empezar con este. Preparándose para su último año de preparatoria, las únicas preocupaciones de la manad...