Capítulo 8: Strange Frequencies. Parte II

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|| Flipped.





Checo la hora en la pantalla de mi celular, son apenas las diez de la mañana del sábado. Una parte de mí desearía haberse quedado en la cama con Meredith un rato más, desayunar juntos con calma mientras vemos las caricaturas matutinas y abrazarla mientras ella acaricia a la bola de pelos que descansa la cabeza sobre su regazo; la otra parte de mí sabe que entre más rápido resolvamos todo este asunto de las quimeras y los doctores del pavor, más tiempo tendré para estar con mi novia.

Saco mi credencial del bolsillo izquierdo de mi pantalón, deteniéndome delante del lector electrónico de la biblioteca. Por unos segundos que me parecen eternos, me quedo mirando la credencial laminada, mis datos escritos en ella y la fotografía tamaño infantil que les acompaña. Cada que la tengo entre mis dedos, que la miro, los recuerdos de la noche en que Donovan murió regresan a mí de golpe, provocando que los sentimientos de culpa, arrepentimiento y pesadumbre se escapen del abismo al que tanto trabajo me costó arrojarlos.

Hoy, sin embargo, no tengo tiempo para recaer en ese agujero sin fondo, ni siquiera por un minuto. Así que sacudo la cabeza y me apuro a pasar la credencial por el lector electrónico. Me adentro a la biblioteca pellizcándome la nariz con cansancio.

Busco con la mirada a Scott tras ahogar un suspiro y guardarme la credencial en el pantalón. Lo encuentro rápido, pues él está de pie junto a una de las puertas ubicadas cerca de la entrada. Me encamino hacia él, viéndolo teclear algo en su celular de forma veloz antes de elevar la mirada hacia mí.

—Hey, ¿dónde está mi hermana? —me pregunta confundido, echando un vistazo detrás de mí.

—Ella, uh... —titubeo y me rasco la nuca, había olvidado que él todavía no sabe absolutamente nada acerca del video—. Se quedó con Allison, en tu casa —me limito a contestar. Después de lo que pasó ayer, Mer no se siente lista para venir a la escuela aún.

Scott entrecierra los ojos, lo hace solo por un milisegundo, pero me doy cuenta de ello.

—De acuerdo.

—Así que, ¿para qué querías verme? —inquiero, genuinamente curioso, al tiempo en que me cruzo de brazos.

—Tengo un plan —declaró, su semblante adoptando completa seriedad mientras del bolsillo interior de su chaqueta saca unos papeles.

Aguardo a que los desdoble y los extienda sobre la mesa junto a nosotros para luego examinarlos con detenimiento. No me toma más de quince segundos darme cuenta de que se tratan de unos planos de la ciudad, unos que ya habíamos analizado tiempo atrás, más específicamente, el año pasado cuando nuestro problema era un druida oscuro haciendo sacrificios.

—¿Regresamos a las corrientes telúricas? —cuestiono, alzando una ceja.

—Si a los doctores no les gustaba ir a Eichen House por esto, tal vez podamos usarlas para proteger a Hayden —manifiesta Scott, confiado, pero no tanto.

Asiento un poco.

—Okay. Entonces, aparte de Eichen, ¿dónde está la convergencia más fuerte?

—Estás parado en ella —me dice, señalando con su dedo índice el punto exacto del plano que identifica a nuestra preparatoria.

—¿Quieres esconderla en la preparatoria? ¿Por cuánto tiempo? —pido saber, ligeramente desconcertado.

—Si es necesario, toda la noche —enuncia Scott, respondiendo a mis preguntas sin un solo rastro de duda en su voz ni en su semblante.

Si soy sincero, no parece que su plan esté muy bien estructurado. ¿Acaso ya se le olvidó que la preparatoria es de todo menos segura? Tengo la imperiosa urgencia de enumerarle cuántas personas han muerto en este sitio desde que Peter Hale lo convirtió en un hombre lobo, pero esta se esfuma al segundo en que el nombre de Donovan hace eco en mi cabeza.

About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora