Capítulo 18: The Curious Case of Theo Raeken.

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|| The Curious Case of Theo Raeken.


La primera vez que Theo Raeken sintió algo muy similar a mariposas en el estómago, fue cuando conoció a Meredith McCall, la hermanita menor del que, en ese entonces, era uno de sus mejores amigos.

Con el cabello castaño claro a la altura de la mandíbula, la nariz regordeta pero un tanto respingada, los ojos de un intenso color chocolate y su sonrisa imperfecta, Meredith había logrado que el corazón de Theo descubriera un nuevo sentimiento... Y ella ni siquiera lo sabía.

Durante semanas, Theo fue el primero en levantarse de la cama y alistarse para ir a la escuela, inclusive preparaba su propio almuerzo (casi siempre eran sándwiches de mantequilla de maní con jalea de fresa) y apuraba a su madre para que subieran al coche familiar, pues cada nuevo día era una nueva oportunidad de acercarse a Meredith. Era muy tímido en ese entonces, le daba vergüenza intentar siquiera hablar con la niña que aparecía cada noche en sus sueños, por lo que pasó un largo tiempo antes de que pudiera armarse de valor para saludarla.

Casi se desmayó cuando ella le devolvió el saludo con emoción. Sabía su nombre, sabía quien era él. Después de eso, todo fue más fácil.

Le regalaba paletas cada que podía, jugaba con ella a las muñecas cuando la veía con sus Barbies y siempre se ofrecía a acompañarla en los columpios durante los recesos. También, cuando era necesario, la defendía de otros niños, por lo cual se metió en problemas en más de dos ocasiones. Lo que sentía por ella era genuino, sincero, mas que a sus cortos siete años de edad no supo darle un nombre a tal emoción.

Sin embargo, un día, comprendió que la quería. Quería a Meredith McCall. Pero no de la misma forma en que quería a su mamá o a su hermana mayor, no. Theo quería a Mer de una forma diferente, única, especial. Y planeó confesárselo, decirle lo rápido que su corazón latía cuando estaba con ella, cuando la oía reír, cuando le mostraba todos los dientes de leche al sonreír; hasta se planteó la idea de darle un dedal, tal como Wendy quiso darle uno a Peter Pan —esa era su película favorita, pero, de alguna manera, Scott se enteró de sus planes y le hizo prometer que se mantendría alejado de su hermanita si quería seguir siendo su amigo.

Theo aceptó, dolido. No quería perder la amistad de Scott.

Tiempo después, semanas o meses, no lo recordaba con claridad, Theo conoció a tres sujetos enmascarados que le prometieron tener todo lo que él siempre deseó si tan solo les ayudaba con su pequeño experimento. Aceptó. Él quería a Meredith y anhelaba que ella lo quisiera también, por lo cual, ver morir a Tara valdría la pena si su deseo se hacía realidad.

Recordaba el dolor de la cirugía, el trasplante de corazón sin tener anestesia en su sistema, lo mucho que gritó y luchó por deshacerse de las cintas de cuero sosteniéndolo a la mesa quirúrgica, pero no era capaz de recordar qué sucedió con sus padres. Tal vez los doctores del pavor se encargaron de ellos, para no levantar sospechas sobre su existencia, sobre lo que le hicieron a él.

Otra cosa que también recordaba con gran nitidez era lo mal que la pasó cuando los doctores le dijeron que debían irse de Beacon Hills y él los acompañaría. No fue una petición, sino una orden. Theo no quería irse, no quería dejar la ciudad donde Meredith McCall vivía ni perderse su fiesta de cumpleaños número siete, pero no tenía más opciones, no en realidad. Así que preparó su maleta (metió su ropa favorita, una foto familiar y el peluche de perrito dálmata que la niña de sus sueños le regaló en su cumpleaños) y se marchó junto a los doctores del pavor, prometiendo volver cuando su condición fuera perfecta.

Los años pasaron, lentos y amargos, mas nunca olvidó a Meredith McCall. El sonido de su risa o las sutiles pecas que cubrían sus pómulos y parte del puente de su nariz fueron detalles que se mantuvieron intactos en su memoria, que lo ayudaron a conciliar el sueño por las noches y despertar cada mañana hasta que finalmente, los doctores decidieron que era el momento adecuado para regresar a Beacon Hills.

About Dread Doctors and Quimeras | AW&W: 4 | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora