André caminaba indeciso. No sabía si había sido lo correcto pedirle consejo a Alex y mucho menos acudir a Sebastien, el padre de Alex. Bien, por lo menos, sabía que su padre Leonardo no podría tener una opinión en ese caso. Porque a él no le había pasado. Porque para Leonardo Ferraz todo había sido tan simple como amar a la mujer correcta, dos veces. ¿Por qué nunca fue sencillo para él? ¡Ah sí! Porque él no buscaba amor, eso no era para él, siempre lo supo. Le gustaba ser libre y hacer de su vida lo que más quisiera. Sin embargo, ahora...
Sacudió la cabeza, intentando ordenar sus ideas. En un impulso, ya estaba en la oficina de Sebastien y no tenía mucho que hacer, ya era anunciado.
–André, qué gusto tenerte por aquí –saludó Sebastien levantándose y pidiéndole que tomara asiento–. Me sorprendió verte, no sabía que teníamos una reunión.
–No, en realidad no es nada... profesional –soltó dudando. Sebastien lo miró de inmediato con interés–. La verdad, quería preguntarte si tenías un tiempo para charlar. Tal vez comer...
Sebastien asintió. Ordenó que les trajeran comida, pues había pasado del mediodía y esperaba que André dijera algo más. Nada.
–Empiezo a pensar –Sebastien clavó sus ojos azules clarísimos en él– que esto tiene que ver con... ¿mujeres? –preguntó directamente. André vaciló, mirando al techo–. Es eso, con razón no hablas con tu padre –rió
–Sí, algo así. En una conversación que mantuve con Alex, me sugirió que hablara contigo. Me has conocido de siempre y sabes que, bueno, es algo difícil de decir. Me gustan las mujeres, bastante –no sabía cómo abordar el tema y Sebastien sonrió indulgente– pero no me gustan las relaciones serias. Siempre he sabido eso.
–Pero... –soltó Sebastien con seguridad. André fijó su mirada– seguro hay un pero en todo esto –explicó simplemente.
–Sí –confirmó– ¿cómo lo...? –negó–. Bueno, el problema es que... no sé qué pasó.
–¿Cómo? –clavó su mirada interrogante–. E imagino que también me pasó.
–¿Verdad? –André asintió–. He escuchado varias historias sobre tu vida anterior a... –hizo un ademán, como abarcando todo, que provocó una enorme sonrisa en Sebastien– ¿es cierto?
–La mitad de las cosas, imagino. Siempre exageran, ¿no?
–Un poco –contestó con cautela André. No sabía si exageraban, no obstante había cada historia. Daba igual, no estaba ahí para eso– ¿qué cambió?
–¿En qué? –preguntó desorientado.
–En tu vida. Tú no eras así, ¿verdad? –Sebastien asintió– entonces... ¿qué pasó?
–También lo más importante era para mí la libertad. No creía que nadie valía tanto como para renunciar a ella y no lo hice. Solo cambia, empiezas a mirar la vida diferente.
–¿Por qué?
–Porque llega la mujer correcta en el tiempo adecuado. Eso cambia todo.
–¿Es inevitable? ¿Te rindes tan fácilmente?
Sebastien rió. Él recordaba que su relación con Dome de fácil no había tenido nada.
–Yo no pienso hacerlo. No tiene por qué ser así. Puedo resistirme... –lo dijo bajo, con poca convicción, por lo que Sebastien lo miró casi paternalmente.
–Puedes pero no sé si lo logres.
–¿Tú no lo lograste? –André interrogó.
–Imagino que no. Depende como lo mires. La respuesta sería no si le preguntas a Doménica –se encogió de hombros.
–¿Dome te obligó a casarte? Bueno, Alex era tu hijo y...
–No, más bien yo la obligué.
–¿Qué? –André abrió los ojos desmesuradamente– ¿por qué?
–Esa es la pregunta. ¿Por qué? ¿Tú harías algo que no pensabas por ella?
Ella. André inspiró hondo y trató de calmarse. Tanto tiempo sin pensar en ella.
–No lo sé –contestó despacio– es complicado.
–Siempre lo es.
André cerró los ojos por un momento. Trató de no pensar más en cómo se sentía.
–No quiero intentarlo. ¿Existe una manera de... dejarlo atrás?
–No que yo la sepa –clavó sus ojos en él– ¿tan malo es?
–Es imposible.
–Nada es imposible.
–Sebastien, créeme, en este caso... es imposible.
–¿Por qué?
–¿Tienes tiempo?
–Tengo curiosidad. Empieza.
André inspiró hondo. Trató de ordenar sus ideas para relatar lo que había sucedido en su vida, que ahora era un antes y después de ella.
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Casi amor (Italia #11)
RomanceAndré Ferraz no creía en el amor. Lo había visto de cerca, en su familia abundaban ejemplos, pero no estaba interesado en algo así. Él se divertía y era completamente feliz sin ataduras. Nadie se le ha resistido... hasta ahora. Encuentra en Alessan...