🌷Capítulo 8

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-Deberías pensarlo mejor, tienes hasta mañana para darle una respuesta. Piénsalo muy bien...

-¡No!- lo interrumpo, pulsando el botón para regresar a la planta alta.- Sí lo pienso, me arrepentiré.

-Estás loca.- me acusa mientras entra al elevador antes de que las puertas se cierren.- Piénsalo Betthany, tú vida estará en riesgo y ni siquiera será por algo que valga en verdad la pena. No quiero que vayas a tomar una decisión precipitada, porque cuando intentes echarte para atrás, no vas a poder.

-Basta, Jacob, por favor.- sollozo desesperada.

-¡No quiero que te pase nada!- se tensa

Lo abrazo fuerte y escondo mi cara en su cuello. No tenía ni idea de cuanto necesitaba escuchar eso. Me hace sentír más segura y la sensación es agradable de muchas maneras. Quizás esté siendo muy impulsiva, pero él no parece tomárselo mal, e incluso palmea mi espalda como si quisiera brindarme apoyo.
Las puertas se abren, rompiendo la armadura de seguridad que había creado estando con Jacob y lanzándome a la cruda realidad.

-No me dejes.- le pido

-Aquí estaré.- me sonríe débilmente.

Nos soltamos lentamente, sin desearlo en realidad. Caminamos hasta la oficina bajo la mirada de todas las personas.

-Acepto.- anuncio en cuanto abro la puerta.- Pero quiero la ayuda ahora mismo. Mi madre está en el hospital y necesita quimioterapia o no va a poder sanar. Acepto cada parte de ese trato.

El Mayor Hall me mira unos momentos y después le da un vistazo a Jacob, que parece tan sorprendido cómo él. Toma el telefóno y marca.

-Quiero que vayas al hospital central y te hagas cargo de la señora Catherina White. Sí, todo lo que necesite.- escucha atento un minuto.- Perfecto.- Cuelga la llamada y me mira satisfecho.-Bienvenida al equipo.
 




 
Camino hasta la habitación dónde se supone que está mi madre. La encuentro acostada sobre una inmensa cama, pero con ese montón de aparatos desagradables a su alrededor. Al verme su gesto se curte.

-Beth, ¿podrías explicarme qué está pasando? Hace unas horas vino una mujer muy refinada y pagó todo lo del hospital. Incluso puso su nombre en los papeles para la paga.- me cuenta.- Yo me negué, pero cuando dijo que era enviada de tu parte supe que debía ser algo importante.

-Todo está bien mamá, esa mujer es Bianca Palmer y será quién se haga cargo de todo lo que tenga que ver con tu hospitalización. También de  tus medicinas, de todo.- le explico

-¿Pero por qué?- me pregunta con enfado, sé cuanto odia todo esto.

Recuerdo lo que el Mayor me dijo y trato de contárselo de una manera racional.

-Porque conseguí un nuevo empleo y gano el dinero suficiente para pagar una parte de tu tratamiento. El otro poco será de un préstamo que he pedido y Bianca es la administradora.- miento.

-¿Un nuevo empleo?- me sonríe.- ¿De qué se trata?

Pufff.

-Asistente en una firme de bogados. Jade me ha ayudado con el contacto y gracias a eso pude quedarme. Es fantástico y aunque no es mi ambiente, sé que voy a entenderme con todos. Nada puede ser peor que la cafetería, ¿no lo crees?- me dejo caer a su lado le envuelvo las manos-. Llevaba mucho tiempo queriendl decírtelo, pero quería estar completamente segura de que todo saliera conforme el plan.

-No quiero ser negativa o grosera contigo, pero no estoy encontrando el sentido a esto.- me atraviesa con su mirada escéptica-. No sabes mentir.

-Entonces te es fácil notar mis nervios por el trabajo, combinados con la preocupación de tu salud. Mamá, por favor, solo apoyame, ¿sí? Estoy arriesgando mucho en esto y quiero probarme a mi misma que puedo hacerlo.- empiezo a llorar, sintiéndome muy mal por mentirle.

-Tienes mucha razón, lo siento.- se avergüenza, sujetando mis manos con más fuerza-. Confío en tí con los ojos cerrados y eso del trabajo nuevo es extraordinario.- me felicita.

Bien, al menos la primera parte estaba hecha.

-Si, pero eso significa que saldré de viaje por un tiempo.- le sonrío, fingiendo emoción-. Sabes que es muy complejo un empleo de tal magnitud cuando no has hecho una carrera, entonces por eso quiero hacerlo bien. La señorita Hall es muy buena y me ha incluido en sus viajes, ¿puedes creer la suerte? ¡Estoy de que no lo creo!

El gesto de mi madre cambia y se vuelve triste.
-No, no quiero que te vayas. No quiero que por mi culpa te tengas que ír a trabajar lejos.- se lamenta

-Mamá, es necesario. Además es algo que me gustaría hacer. No es un castigo en lo absoluto. Los viajes son cortos y siempre estaré en contacto.

-Pero eres menor de edad.- me increpa.

Demonios.

Demonios.

Demonios.

-Eso lo arreglarán mis jefes con papá.- le aseguro.

-No me convences.- niega

Es casi tan obstinada cómo yo. Pero ya no voy a discutir con ella sobre el tema. He hecho un trato y ahora debo cumplirlo. Me recuesto a su lado y la abrazo con cuidado, optando por el desvío de atención.

-Te quiero mucho.- le doy un beso en la mejilla.

-Y yo a ti.- funciona a la perfección.

Me quedo a su lado mientras se va quedando dormida. Veo sus ojos cerrarse con lentitud y su ceño se relaja, sus labios se afianzan en una línea fina, y su expresión se vuelve suave. La facilidad con la que se quedaba dormida, aun me ponía los nervios de punta. Sentía que se desmayaba. La abrazo otro rato y me impregno de su olor a medicina. No me imagino una vida sin ella y no estoy dispuesta a tener que averiguarlo. Daría absolutamente todo por su recuperación. Me quejé por mucho tiempo sobre las nulas oportunidades que se me presentaban y ahora tenía una del tamaño del mundo, con la suficiente grandeza como para tener fe en que mi madre podría recuperarse. Sí o sí, debía tomarla.

-Te quiero demasiado.- le doy un beso en la cabeza.

Salgo de la habitación y camino a la sala de espera dónde está mi hermanito acostado en un sillón, durmiendo profundamente. Me acerco y le pongo mi chaqueta encima, para cubrirlo del frío. Levanto la mirada y observo através de la pared de cristal, al oficial hablando con mi padre. Ambos cruzamos la mirada.
Él me mira afligido, pero asiente con la cabeza hacia mí.
Yo sólo soy capaz de sonreírle débilmente.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora