🌷Capítulo 20

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El dolor de la pierna ha disminuido considerablemente, la venda no se ha ensuciado, así que eso me hace pensar que ya está regenerándose muy bien. Alessandro suspira profundamente y cierra sus ojos, tratando de recuperar el aliento. Hay algunos momentos en los que olvido en que situación me encuentro y sin querer, actúo como sí estuviera en confianza. Pero la verdad, es que sí Mantwayer se llega a enterar de quién soy, va a terminar conmigo sin dudar. Me he dado cuenta de que no tiende a ser muy agresivo en una situación normal. De hecho, es bastante relajado. Ha prometido que me enviará de vuelta después de una semana con él y por el momento, es todo lo que tengo.

-Tengo hambre.- me levanto con cuidado de su regazo.

-Vamos, en el otro compartimiento hay comida.- se acomoda el pantalón.

Me aseguro de que la estúpida bata me cubra bien, pero la tela ya me pica.

-Necesito ropa.- le pido.

-No tenemos ropa aquí, tendrás que esperar.- guarda su celular en el bolsillo trasero.

Me envuelve en un suave y extraño abrazo que me toma desprevenida. Me relajo para que no se de cuenta de lo mucho que me llega a incomodar tenerlo tan cerca. La ilusión de que mi madre esté en un mejor estado por el tratamiento hace todo mucho más simple.

-¿Crees que cuando lleguemos pueda hablar con mi madre? Quiero decirle que estoy bien y todo eso.- titubeo

-Claro.- se aleja lentamente.- Ahora vamos a comer antes de que te desmayes.- bromea.

Le sonrío y acepto la mano que me ofrece.





Jacob.

El mensaje de Toni, asegurándome de que no había problema con Beth, me relajó un poco. Los últimos días habían estado del infierno y lo único que deseaba era que todo se detuviera. Que Betthany volviera con su familia, que Mantwayer y su hermana acabaran tras las rejas y que la señora White aceptara la quimio. Cuando todo eso pasara, yo podría dormir tres horas seguidas. ¿En que maldito segundo me atreví a volver todo tan personal? Betthany me atravesó sin piedad desde el primer momento en el que la ví. Cualquiera podría pensar que no es real, por lo insoportablemente hermosa que es. No había hombre que no volteara a mirarla cuando aparecía… y yo había caído como un idiota.

-Tú le gustabas a mi hermana.

Levanto la vista de mi portátil y observo a Greg con curiosidad. Mis visitas se reducían a ésta, porque era la despedida. Debía comenzar la búsqueda de Betthany con mi equipo y ya no podría seguir al pendiente de Greg como lo había prometido.

-¿De qué me estás hablando?- le pregunto divertido.

Deja las bolitas de plastilina y se encoje de hombros con una sonrísa de supuesta inocencia.

-Bueno, yo... una vez... entré a su habitación y la escuché decir tu nombre mientras dormía.- abre los ojos con exageración.

Mis pensamientos de ética y moral se van al carajo cuando escucho a Greg. Dicen que los niños siempre dicen la verdad ¿no? De ser así, no podía ocultar lo feliz que eso me hacía.

¡Betthany soñaba conmigo!

-A mis padres y a mí nos agradas, así que... ¡Ya puedes casarte con ella y tener hijos!- chilla emocionado.

-Shhh.- lo riño riendo.- Estamos en el hospital, no debes hacer tanto ruido.

-Shhh.- me copia el gesto. - ¿A tí te gusta mi hermana?

Su pregunta me toma por sorpresa, y trago saliva al darme cuenta del significado de las palabras de Gissel.

"Siempre niegas lo que sientes"

¿Estaba mal hacerlo? Yo sólo quería que todo se mantuviera en paz para que nada se saliera de control, pero no era un robot. También sabía que el sentimiento era mutuo, era muy sencillo descifrar a Betthany. O esperaba que así fuera.
A la mierda...

-Mucho, Greg. Beth me gusta mucho.- sonrío.




 
 
 
 
Betthany

-Recuerdo que cuando eran niños, una vez Melanie en navidad le pidió a Santa una cosa igual a la que tenía Alessandro entre las piernas.- Calvin suelta unas buenas carcajadas.- ¡Quería un miembro cómo el de Alessandro!

No consigo reprimir la gracia que me provoca la anécdota y termino riendo con él. Calvin es el único familiar vivo que les queda, o al menos así lo cuentan. Es un anciano muy ocurrente y amable. No lo había visto antes, porque tiene la costumbre de estár con los pilotos en lugar de mantenerse en los compartimientos. Alessandro no luce para nada incomodo con lo que cuenta su abuelo.

-¡Dios mio, estos niños eran colosales!

-Eso parece.- concuerdo con él.

-¿Tú no tienes hermanos?- pregunta de pronto.

-No.- contesto de golpe.

Ambos me observan confundidos por mi arrebato y yo me golpeo mentalmente por mi estúpidez. Pruebo con una sonrísa avergonzada.

-No tengo hermanos.

-¡Vaya! Una verdadera lastima, siempre es bueno tener a alguien con quién compartir. Los hermanos son las verdaderas almas gemelas.- enciende un cigarrillo.

-Pues mi alma gemela no hace más que estupideces, así que no estoy de acuerdo con tus nigromancias.- Alessandro le quita el cigarrillo y lo ahoga en su vaso de whisky.- No deberías ponerle mucha atención, es un anciano que cree en las energías y el Yin y Yang.

-¿Y qué tiene eso de malo? Es bueno creer en algo.- lo defiendo.

Alessandro eleva los ojos al cielo y Calvin me regala un guiño.

-¡Tu eres una especie maravillosa! Por eso, el gran poder te loará con gemelos.- aplaude emocionado.

Me atraganto con el jugo y comienzo a carraspear. ¿No podría bendecirme con algo menos… doble?

-Pero tranquila cariño, será en un par de años…

-Abuelo, ya basta.- lo interrumpe
Alessandro, demostrando su irritación.

-Sabes que nunca me equivoco.- le sonríe.

-Ven, vamos a otro lado.- me ayuda a levantarme.

-Calvin.- me despido del hombre.

-Mia.- devuelve el gesto.

Caminamos de vuelta al compartimiento de Alessandro y me siento en la orilla de la cama, mientras miro como saca una caja de píldoras de un cajón.

-Toma.- me ofrece una pastilla.

-¿Qué es?- le pregunto, suspicaz.

-No usamos protección.- me explica, elevando una ceja.

Al entender la referencia, agarro la pastilla y me la paso con agua.

-Con esto, puedes estár casi segura que tus gemelos se quedarán dónde están.- se mofa.

Nos observamos un momento y después ambos rompemos a carcajadas.
Alessandro Mantwayer tiene un muy buen sentido del humor.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora