La herida de mi pierna comienza a dolerme un poco más y ya no soy capaz de ocultarlo. Le doy un vistazo rápido y me tranquiliza darme cuenta que ya no sangra.-En la guantera hay un frasco de alcohol y un par de vendas.- señala mi pierna.- No se ve tan mal, eso es bueno.
Busco las cosas que me ha dicho y me armo de valor para hacerme la curación. La lesión no era preocupante, pero lo empeore al sacarme el rastreador de esa manera tan irracional. Con mucho cuidado, vierto un poco del alcohol sobre la zona afectada y después la limpio con un pedazo de venda. Repito el proceso un par de veces, mordiéndome el interior de la mejilla al sentir el ardor. Cuando quedo satisfecha con la curación, finalizo por vendarme el muslo con precaución. Suelto un suspiro de paz cuando me siento mejor.
-También deben haber unas pastillas para el dolor.- se estira hacia la guantera sin dejar de mirar la carretera, y en un instante me pasa el frasquito.- Sólo toma una o vas a caer desmayada.- me advierte.
No puedo evitar mirarlo con desconfianza. ¿Por qué trae todas éstas cosas en su auto? Trago la pastilla y agradezco que el efecto sea inmediato. Me dejo caer sobre el respaldo del asiento y cierro mis ojos con cansancio. Debo salir pronto de aquí, o de lo contrario voy a morir al intentar usar el baño. Su celular comienza a sonar y cuando contesta, todo se vuelve confuso para mí. Su español es demasiado bueno. Abro los ojos cuando nos detenemos. Oh, no.
-Alessandro...
-No quiero discutir.- me interrumpe.
-Es que yo no traigo nada, y no puedo dejar las cosas así. Tengo una vida y en verdad no entiendo que es lo que planeas hacer.- comienzo a tener un ataque de pánico
-Tendrás todo lo que desees, por el resto no te preocupes.- teclea en su celular.- Ahora vamos, tenemos poco tiempo.
Sale del auto y se acerca a los hombres que bajan de los otros autos.
-¿Qué se supone que debo hacer?- miro hacia todos lados, esperando un milagro, pero lo que recibo es a Mantwayer.
-Baja.- me ordena, abriendo la puerta.
Lo hago nerviosa y trato de controlar el ataque de ansiedad que me está amenazando acerbamente. Alessandro me sujeta de la mano y guía el camino. Cruzamos los pasillos como sí nada. Un hombre se une a nosotros en el camino y nos lleva hasta la pista. En cada paso dado, me imagino corriendo, pero no soy capaz de hacerlo. El miedo me abraza con una fuerza asfixiante y no soy tan fuerte como para deshacerme de ella. Cada instante del tedioso plan, se fue al infierno. La pierna ha pasado a segundo término con todo esto, el dolor ya no es casi nada.
-El Jet está listo. La señorita Melanie se marchará en el helicóptero, le notificaré cuando haya despegado. Buen viaje.- se despide el hombre, con una sonrísa amable.
-Gracias, Cold.- Alessandro le da un golpecito en el hombro.
Una preciosa mujer de traje elegante me ofrece ayuda cuando nota mis nervios para subir. Acepto su mano y subo los escalones con mucha precaución. No quiero que la bata se mueva y deje al descubierto mi trasero. Cuando estoy dentro, observo todo con fascinación, jamás me habia subido a un avión. Es maravilloso.
-Siéntate, ya vamos a despegar.- me toma de la cintura y me lleva hacia uno de los sillones.
-Espera, es que necesito ropa.- le pido nerviosa.
Me mira unos momentos y después sonrie maliciosamente. Su buen humor ha vuelto.
-No tengo ropa aquí, así que por favor mantén la bata cerrada.- me da un empujón para sentarme y poder abrocharme los cinturones.
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Cruel Deseo
RomanceJacob Henderson y Alessandro Mantwayer; uno un policía obsesionado con la idea de cazar a los malos y perdidamente enamorado de la chica buena. Mantwayer, un mafioso apasionado, engendro del mal y también perdidamente enamorado de la chica mala. Bet...