🌷Capítulo 16

8.9K 748 42
                                    

Por la respiración de Alessandro sé que no le ha gustado la respuesta de Melanie.

-¿Qué?- se encoje de hombros.- Mi nombre es Melanie, un gusto. ¿Cuál es tú nombre?- se acerca a la cama.

-Mia.- me cubro con la sábana.

-Un gusto. Dime, ¿Cómo fue qué mi hermano te convenció de tener sexo con él?- así como se sienta sobre la cama, se levanta por la brusquedad de su hermano.

-Melanie, ve a descansar.- le ordena.

-Estoy bien, ya hemos pasado por esto antes.- se carcajea, divertida.

-Melanie, no estoy jugando.- le advierte, poniéndose de pie.

-En serio, ¿Por qué estás con él?- le da una mirada llena de irritación.

Bajo la cabeza lentamente, sintiéndome muy incomoda por la situación. Deseo desaparecer cuando comienzan a discutir cada vez más. De un momento a otro, cambian al español y yo dejo de entenderlo. Melanie mueve los brazos como sí fuera a volar y Alessandro intenta sacarla de la habitación. Los dos parecen haber olvidado mi existencia.

-Estás asustando a tu novia.- Melanie me señala cómo sí fuera un ave herido.

-No es mi novia, ahora vete.- gruñe él, desesperado.

Un sonido horrible nos sobresalta a los tres. Todo se queda en silencio por un momento, pero después, otros sonidos vagamente familiares se hacen presente, uno tras de otro.

-Melanie, ya sabes que hacer.- le recuerda Alessandro, mientras se viste.- Lleva a Mia.

Melanie me saca de la cama y no me da tiempo de ponerme los zapatos. Tengo que hacer mucha fuerza para conseguir tomar mi bolso antes de que me arrastre fuera de la habitación.

-Corre.- me pide, agitada.

Nos tomamos de la mano y salimos corriendo hasta la sala. Debe detenerse por el cansancio, pero se recupera con gran velocidad. Quita la gran alfombra blanca y la ayudo para que no se esfuerce demasiado. Una pequeña puerta de madera queda en libertad y no puedo pensar en meterme ahí. ¿Y sí las personas que quieren entrar son los policías? Pone un código en la pequeña barra de números que tiene implantada y la puerta se abre.

-Baja.- señala el hueco.- Hay unas escaleras pegadas de tu lado.

Temblorosa, me acerco al hueco y miro hacia abajo. Efectivamente hay unas escaleras pequeñas para descender.

-¡Debes hacerlo ahora!- me apresura.

Comienzo a bajar con cuidado, pero me arrepiento enseguida. Intento regresar, pero Melanie ya viene sobre mí y sus pies me golpean en la cabeza sin querer. Pierdo la fuerza en mi agarre y termino cayendo hasta el suelo. En el trayecto, mi pierna derecha roza con el filo de las escaleras y puedo sentír el ardor. El aire tarda en llegar a mis pulmones y la oscuridad del sitio solo logra que me de un ataque de pánico. Melanie se arrodilla a mi lado y me ayuda a ponerme de pie. Puedo sentír la sangre corriendo por mi pierna.

-Eu ti amo.- susúrra fuerte y claro.

Enseguida las luces se prenden, dejándome cegada por segundos.
Cuando los abro, quedo asombrada al ver tantos autos ostentosos juntos. Estamos en el aparcamiento.

-Ven.- me lleva hasta un Ferrari y abre la puerta del copiloto.- Sube.

-¿Y Alessandro?- le pregunto, agitada.

-Él llegará después.- cierra la puerta.

Observo la cortada profunda que tengo en la pierna e intento cubrirla con mi camisa.

-¿Puedes manejar? pareces cansada.- le doy una mirada preocupada.

Melanie ríe como trastornada y me mira con caridad. Igual a las miradas de Jade, cosa que me enfurece.

-¿De dónde te sacó Alessandro?- enciende el auto.

Se inclina hacia abajo y saca una caja. La abre y me da una pistola.

-Solo debes quitar el seguro...

-Sé disparar.- la interrumpo

-Perfecto.- sonríe y acelera.

La puerta del garaje se abre a medida que nos acercamos a ella. En cuanto emergemos, el ruido se hace intolerable. Por las ventanas observo a los hombres disparando hacia la casa, y no son policías. Algunos nos disparan, pero ninguno le atina a las ventanas, por lo que estamos a salvo. Melanie sale del lugar como sí nada, sólo acelera y mira al frente, ignorando el resto.

-Ponte el cinturón.- me pide.

Lo hago sin dudar y ella acelera aún más. Creo que voy a vomitar si seguimos así. Cierro los ojos y aprieto con fuerza el arma que tengo entre las manos.

-Fue sencillo salir.- habla orgullosa.- Ralph es un idiota.

La escucho pero no pregunto nada. Ya no me importa nada.

-Mi hermano me va a matar.- susurra nerviosa.- No es que no lo merezca, claro.

-¿Por qué?- pregunto al fin.- ¿Qué acaba de pasar? ¿Y quién es Ralph?

-Ralph, es un hombre con el que hice negocios, pero expongamos que hice algo que no le gusto y ahora quiere asesinarme.- me cuenta.- Alessandro va a estár muy cabreado cuando lo sepa todo. Él odia todo lo que tenga que ver conmigo por éstas acciones y ahora podrá comprobarlo.

-¿Ralph fue quién te hirió ayer?- investigo más.

-No, fue una mujer a la que le robé el auto para escapar de él. La perra me lastimó con un desarmador.- niega molesta.

Abro los ojos aterrada y trago grueso. Jacob, el Mayor, todo el FBI tenían razón. Alessandro y su hermana están en cosas malas. Sólo espero que lo poco que escuché sea suficiente. Se desvía hacia una carretera vacia y se introduce hasta una zona completamente baldía. Avanzamos unos metros y se detiene detrás de una construcción abandonada. No hay nada más a nuestro alrededor. El inoportuno vibrato de mi celula comienza a retumbar en mi pie, dentro de mi bolsa. Dudo sí sacarlo o no. Melanie me mira confundida y yo me inclino para apagarlo. Me quedo a medio movimiento cuando la herida me punza. Le doy una mirada y puedo percibir el pequeño artefacto metálico.

-Ahí viene.- susurra, alterada.

Miro hacia el sitio que señala y distingo tres autos que se acercan a nosotras. Necesito sacarme el rastreador o cubrirme la herida antes de que la vean.

-Estoy jodida.- se mueve ansiosa.

Sus palabras solo son ecos de mis pensamientos. ¡Debo sacarme eso, ahora mismo!
De uno de los autos, baja Alessandro con la mirada cargada de cólera.
 

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora