🌷Capítulo 14

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Por un momento me veo a mí misma tirada sobre la cama, cubierta de sangre. La sola idea de morír me aterra a un nivel imposible. Relajo un poco mi rostro para no parecer tensa.

-¿Por qué?- ladeo la cabeza, como sí en verdad fuera tonta.

-Porque no quería que te mezclaras en todo…

-Ya esta. Sí no quieres hablar del tema, por mí no hay problema.- lo interrumpo antes de que me diga algo menos conveniente.- Ahora que ya todo a terminado… ven aquí y tómame.- le ordeno al despojarme de la bata.

Alessandro me mira estupefacto y después suelta una carcajada que me hace sentir avergonzada por mí arrebato. Al menos espero que olvide el monólogo que le interrumpí.

-Yo… b-bueno.- no puede acabar una oración debido a la risa.

Me vuelvo a poner la bata al darme cuenta que no va a suceder. Cosa que me levanta el ánimo.

 -Bueno, pequeña Blancanieves, lamento sí te dejaré con la emocón a flor de piel, pero estoy cansado. Melanie es muy agotadora. ¿Te parece sí lo postergamos para mañana?- comienza a quitarse la ropa manchada de sangre.

¿Una noche aquí? ¡Qué terror!

-Claro.- sonrío.

-Entonces, voy a darme una ducha. Puedes dormír aquí conmigo, sólo no te acerques demasiado cuando estemos acostados, no me sentiría comodo.- me pide.

Lo veo desaparecer dentro del baño y una vez escucho el agua caer, busco mi ropa para quitarle el micrófono al corsé. Me aseguro que siga funcionando y después lo escondo debajo del colchón. Las manos me están sudando y la cabeza comienza a dolerme. Me atrevo a revisar la ropa que dejó tirada. No lleva billetera, ni llaves. Sólo un par de caramelos y un encendedor. El agua deja de caer y se convierte en mi señal de advertencia. Salto a la cama y me oculto bajo las sábanas. Alessandro aparece con solo una bata y se recarga en el marco de la puerta. Me mira unos momentos y puedo sentír cierta tensión. Me cubro hasta el cuello para sentirme protegida, pero no ayuda mucho.

-Quiero que te quedes un par de días.

La ansiedad que me causan sus palabras, no es nada comparada al infarto que está apunto de darme cuando siento el espesor de la sangre entre mis dedos.
 
 






Jacob

-¡Ya tienen que sacarla de ahí!- ordeno.

-Maldita sea, Jacob. Apenas llevan juntos tres horas y todo está yendo muy bien, incluso mejor que el plan. No vamos a dejarlo a la mitad. Ella debe encontrar algo más y todo estará hecho. ¡Relájate!- me pide Toni, desesperado por mí actitud.

El Mayor se equivocó enormemente al admitir que Toni se mantuviera al frente.

-¿No escuchaste todo lo que pasó ahí? Sí continúa bajo presión va a estallar.

-¡Ya basta, Henderson!- me grita al levantarse de la silla.- Ella sabía a lo que se enfrentaba. Ahora más que nunca debe quedarse, no sabemos hasta que momento Mantwayer la quiera cerca, por eso debe aprovechar el tiempo que él le ha pedido. Es perspicaz, podrá hacerlo, así que mejor vete a ordenar tus traumas a otro lado.

-No sé de qué hablas.- miento

-¡Ay, por favor!- pone los ojos en blanco con hastío.- ¿Crees que no me di cuenta cómo te encrespabas de cólera al escuchar que se la quería follar? ¿O cuando ya lo estaban haciendo?

-Cierra la boca.- gruño.

-Ningún problema, sí claro. Mejor ve a descansar.- me ordena sardónico

Sin pensarlo, camino fuera de la oficina y tomo el elevador para que me lleve al estacionamiento. La cabeza me duele demasiado y el estómago me arde. Más vale que me controle o me ganaré una ulcera.

-Mierda.- susurro molesto, dándole un golpe a la pared cuando salgo.

No suelo comportarme de ésta manera, he sabido mantener muy controlado mis ataques de ira, pero todo lo que está pasando me ha superado. Betthany se encarnó muy dentro de mí y la sola idea de que esté en problemas, me pone muy mal.

-¿Estás bien?- me preguntan.

Levanto la cara y veo a Gissel, una compañera del trabajo. Sus ojos azules son tan claros y profundos que solo verlos te calma. Aunque no tantos como los de otra chica rubia que conozco.

-Todo bien.- contesto

-¿Y por eso estás sentado en el suelo con tu cabeza entre las manos?- se inclina para estár a mí altura.

Frunzo el ceño y suelto una carcajada al darme cuenta de mi posición. Me levanto con cuidado y ella me imita.

-Creí que estabas ebrio.- sonríe

-Ya quisiera.- suspiro agotado.

-Bueno, debo marcharme. Me han dado un nuevo caso y no quiero llegar tarde.

-¿Ah, sí?- me intereso.- ¿Cuál?

-Es el mismo que tú tienes, el de White.- me da un golpe amistoso en el hombro.

Me tenso al escucharla. El Mayor pidió que el caso fuera con los menores detectives posibles, esto no es posible. Sólo puede significar una cosa.

Estoy fuera.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora