🌷Capítulo 19

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-Por eso... no. Me importa una mierda. ¿Y qué se supone que haga? ¿¡Me estás jodiendo!?

Abro los ojos atemorizada al escuchar los gritos de Alessandro del otro lado de la puerta. Me levanto con lentitud y me pongo de nuevo la bata. Me aseguro de que mi vendaje siga acomodado y me tomo otra pastilla de las que me dio la azafata para el dolor. Busco el collar por todo el sitio y me pongo mal cuando lo encuentro completamente quebrado. ¿Con qué fuerza lo lanzó Alessandro?

Estúpida

Estúpida

Estúpida

Intento componerlo, pero sé que está inservible. Lo escondo debajo del colchón y me apresuro a salir. Estoy completamente incomunicada y no creo poder pedirle un celular a Mantwayer para hablar.

-Cuando lleguemos a España hablaremos bien sobre el tema.- sentencia Alessandro al hombre con el que habla.

Su mirada cae sobre mí y chasquea los dedos, señal que el otro hombre entiende y se va. Me acerco a él y me siento en sus piernas, como me señala.

-¿Descansaste?- me pregunta, interesado.

Abre un poco la bata para inspeccionar el vendaje. Después de haberlo hecho, la herida me sangro un poco y él se dio a la tarea de curarla bien y hacer un mejor trabajo con la venda. Se nota demasiado cuando alguien pasa la mayor parte de su tiempo herido.

-Si, me siento bien.- sonrío.

-Me alegro, puesto que quiero repetir.- aspira profundo.

Me sonrojo y escondo mi rostro en su cuello.

-¿Por qué nos vamos a España?- le pregunto, evitando el otro tema.

-Porqué si.- me sujeta del mentón, para que lo mire.

Percibo su buen humor, así que espero poder obtener alguna respuesta.

-¿Vas a querer que me quede unos días y después me marcharé, cierto?

-Ese fue el trato.- me da un suave beso en los labios.

Bien. Ese fue el trato. A pesar de que una vocecita me advierte que deje de hablar, no puedo detenerme.

-No voy a decir nada de lo que sucedió.- le prometo.- No fue asunto mio, así que lo dejaré ír.

Su sonrísa se vuelve más pronunciada y puedo notar cierta burla en sus ojos. Yo no diré nada de lo que sucedió, porque la policía ya lo había escuchado todo. Una mentira como tal, no era.

-Sé que no lo harás.- me guiña un ojo.- Ahora ponte a horcajadas.

Hago lo que me pide con sumo cuidado. Me acerca aún más a él y comienza a besarme lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Muy distinto a lo de ayer. Con una mano se baja la bragueta, y con la otra me acaricia el trasero... oh, no de nuevo.

-Espera, espera.- lo interrumpo acobardada.- ¿Si alguien viene?

-Su problema.- vuelve a besarme.

-¡Ni de chiste!- me separo un poco.

-El Jet es demasiado grande, y todos están en el otro compartimiento. Ellos saben que sí se acercan por aquí, los mato.- me sujeta del cabello y toma una vez más el control.

Me apoyo de sus hombros para levantarme un poco y después desciendo sobre su miembro.

-¡Joder!- jadea

Ahogo mis gemidos en sus labios y aprieto sus hombros con fuerza cuando comienza a moverse. Será rápido, o eso espero. Su agarre en mi cabello se vuelve más y más intenso, llegando a ser doloroso. No puedo pensar demasiado.

-¡Ah!- gimo fuerte

-Shh, no quiero darles de que hablar.- rie bajito.

Siento de nuevo esa bola de fuego en mi vientre. Aprieto las piernas y sin poder evitarlo, me corro sorpresivamente. Alessandro me tira del cabello, mientras muerde mi cuello con fuerza. Puedo sentir su punto máximo cuando llega y eso me provoca otro mini infarto.

-¡Oh, Dios!- jadeamos al unísono.
 
 





Jacob.

-¡Todo estaba perfectamente calculado! ¿¡Por qué demonios fracasaron!?

El dolor de cabeza va en aumento, haciendo compañía a los gritos de Hall. Intercambio una mirada con Toni y sé que está igual que yo.

-Señor, cuando nosotros llegamos ya no había nadie. Inspeccionamos las cámaras y los registros, pero nada. Es como sí se los hubiera tragado la tierra.- le explica, Sean.

-¡Betthany white era nuestra responsabilidad!- grita furioso.- ¿Se dan cuenta del problema?

-Podemos apostar que Mantwayer la dejará en libertad en un par de días. O ella se pondrá en contacto con nosotros. Es muy astuta.- Paul toma la voz.- Pero sí deciden no esperar, podemos comenzar una búsqueda para encontrarlos.

-Yo estaré contigo.- se anota Gissel.

-Y por supuesto que yo.- no dudo en hablar.- El último micrófono fue destruido, así que eso la hará entrar en pánico. Debemos traerla de regreso.

El Mayor lo piensa un momento y después acepta nuestras ideas. Con la condición de que esta vez sea un plan de equipo, sin permitirme atribuciones producidas por mis ataques. Nos mira por última vez y sale de la oficina dando un portazo. Enseguida una ola de quejas y maldiciones inundan el lugar.

-No consiguen nada molestándose. Todos en algún momento fallamos, así que mejor hay que poner en marcha el plan para buscarlos.- nos riñe.

-Yo...

-Ni te atrevas Henderson, ni te atrevas.- me mira suspicaz.

Cierro la boca y sin poder evitarlo sonrío.

-Voy por un café.- Toni es el segundo en retirarse

Todos comienzan a esparcirse por toda la sala, haciendo su trabajo. Gissel se dirige a los radios para escuchar de nuevo las grabaciones.

-¿Cómo supiste lo que diría?- le pregunto, curioso.

-¿Como supe que dirías "Yo no estoy molesto"? sencillo. Siempre niegas lo que sientes.- me mira, elevando una ceja.

-Eso no...                                                                                   -Adiós, Henderson.- me corta.

Y ahí está. Betthany vuelve de golpe a mis pensamientos.

“Siempre niegas lo que sientes”

Maldita sea.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora