🌷Capítulo 13

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-¡Ah!- me quejo al sentir mi cuero cabelludo arder.

Cierro mis ojos con fuerza al sentir como pega su pecho a mi espalda. Comienza a bajar el cierre del corsé y va dejando un camino de besos húmedos por toda mi columna. La sensación es muy extraña.

-Tienes una piel realmente hermosa.- susurra y después muerde la zona sensible de mi cadera.

Suelto otro jadeo dolorido y trato de concentrarme en la brillante pintura que cuelga de la pared. Sigue quitándome la poca ropa que llevo. Antes de que el corsé caiga al piso, lo sujeto entre mis piernas y lo dejo caer con suavidad, haciendolo a un lado para que él no vea el pequeño obejto que oculto en el sostén. Me da la vuelta para que lo mire, tiene las pupilas dilatadas y su respiración es tan trémula como la mía.

-Mia...- susurra, observándome de arriba a bajo.

De manera instintiva me cubro los pechos con las manos, pero al hacerlo, Alessandro me las quita.

-No vuelvas a hacer eso.- me ordena.

Su arrebato me toma despreveniada, pero no tanto como al lanzarme a la cama. El satin rozaba mi cuerpo, en monotonía con las caricias de él.  Su ropa comenzó a caer a mi lado, advirtiendo que todo esto sí estaba pasando. El calor que su cuerpo transmitía al momento de colocarse sobre mí, fue embriagador. Dio suaves besos a lo largo de mis piernas hasta llegar a mí centro. Gemí sin poder evitarlo. Podía sentirlo dentro de mí. Intente cerrar un poco las piernas cuando se acomodó para unirnos, pero no le costó para nada volver a separarlas. Me esforcé para imaginar a Jacob en su lugar y funcionó. Ya no era ese hombre, sino Jacob. Y vaya que deseaba que así fuera. Lo envolví con mis brazos y piernas para tocarlo libremente, sabia que sería muy placentero sí era con él. El beso se intensifico al comenzar a sentir la expectación de tenerlo dentro. Unos toques en la puerta nos saca fríamente de la situación y Jacob abandona la habitación.

-¡Largo!- ordena Alessandro.

Los toques se vuelven más débiles, pero insistentes.

-¡Vete ahora!- grita furioso.

Los toques no desaparecen a pesar de la orden.

-Abre.- le pido, incorporándome un poco.

Aprieta la mandíbula y se levanta de muy mal humor. Se pone una bata y me pasa otra, para que me cubra. Se dirige furibundo a la puerta y yo me apuro a ponerme la bata, lo último que quiero es que sigan viéndome desnuda.

-¿Qué no escuchas...?

Se queda callado de golpe, haciendo que me de la vuelta para ver lo mismo que él.

-¡Dios!- ahogo un grito al ver como una mujer se deja caer sobre la puerta, desangrándose

Alessandro la detiene antes de que su cabeza se estrelle contra el suelo.

-¡Mierda, Melanie!- maldice levantándose con ella en brazos.

-Hay que llevarla al hospital.- despejo la cama para que pueda recostarla.

-No, sin hospitales.- niega enseguida-. ¡¡Ringo!!- grita, ansioso.

-No podemos dejar que muera.- insisto.

-No lo haremos.- me asegura mientras le quita la gabardina que lleva puesta.

¿Quién se supone que es ella? No la recuerdo en ningún expediente.

-Señor.- aparece un hombre alto en la puerta.

-¿Me puedes explicar cómo demonios llegó Melanie aquí y agonizando?- le pregunta, sin siquiera mirarlo.

-Ella apareció en la puerta como una maniática, no permitió que le diéramos ayuda. Sólo quería entrar a buscarlo.-le explica.- No se veía herida, señor. Error nuestro.

-Ya viste lo extraviado que estabas, grandísimo idiota.- sisea.- Trae el botiquín y pídele a Jossy que venga enseguida.

Ringo desaparece de la habitación y Alessandro comienza a romper el vestido de la chica, dejándo ver la cortada que ésta tiene a un costado del abdomen. La sangre me pone más nerviosa de lo que ya estaba.

-Mia, sal de aquí.- me ordena.- Ve al cuarto de al lado, iré en cuanto acabe.

Le doy un vistazo rápido a la mujer y recojo mi ropa enseguida. Me voy al cuarto de al lado y me acerco a la ventana. ¿Estarán desde fuera, cuidándome? Esto no estaba en el plan. ¿Qué está pasando?, ¿Quién es esa chica?, ¿Qué son ellos?, ¿Por qué no llevarla al hospital?

-No sé que demonios fue eso, pero la mujer estaba muy mal y no tengo idea de quién es. Su nombre al parecer es Melanie.- le hablo a la esmeralda.

Comienzo a buscar entre los cajones de la habitación, ansiosa por encontrar algo importante. Todo está extrañamente vacío. Se nota que no está habitada con frecuencia, incluso hay sitios empolvados. Salgo con cuidado y corro hasta el salón principal. Dejé mi bolsa sobre la barra, o eso creo. La busco como desquiciada y la encuentro colgada sobre un perchero, oculta entre dos libreros. Saco mi celular y llamo a Jacob, pero no contesta. Intento con el Mayor y me alegro cuando contesta.

-Te dije que no era seguro que…

-¿Han escuchado todo lo que sucedió? Nada de esto es normal y necesito que me saquen de aquí.- le pido, desesperada.

Vuelvo rápidamente hasta a la habitación y cierro la puerta.

-Estamos procesando la información. Mira la fotografía que te hemos enviado y confírmanos sí es la misma mujer que está con ustedes.- mi celular vibra. Veo la foto y después contesto.- Sí, es ella. Es la misma mujer, pero ahora lleva el cabello largo y negro.

-Es Melanie Bateman.- susurra emocionado.- Necesito que investigues cuál es su lazo. Y no olvides proteger los micrófonos, serán tu boleto de libe…

Cuelgo la llamada cuando escucho los pasos acercarse a la puerta. Guardo el celular en la bolsa e intento hacer lo mismo con la ropa, pero Alessandro llega antes de que consiga guardarla toda.

-¿La chica está bien?- le pregunto, tratando de no parecer nerviosa.

Camina sin mucho ánimo y se detiene del otro extremo de la cama.

-Lo está.- sus ojos me inspeccionan atentamente.- Lo que no está bien es que tú la hayas visto.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora