🌷Capítulo 11

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"The Hills" de the weeknd suena a todo volumen en el club. Camino lentamente hasta la barra y me siento en uno de los asientos disponibles. Recorro el lugar discretamente con la mirada, en busca del hombre al cuál debo atraer. Me desconcentro un momento  cuando le echo un vistazo a la mesa, en la que hace unos días estaba con mis compañeras de trabajo. Oh, esa fue la primera vez que crucé más de tres palabras con Jacob. Desee poder probar sus labios una vez más antes de entrar, pero los guardias que nos acompañaban no lo hubieran tomado bien. Así que un pequeño abrazo fue lo último que recibí de él. Aunque la promesa de una cita al volver, me da la esperanza que necesito.

-¿Quieres algo de beber?

El hombre de la barra me saca de mis ensoñaciones.

-Un vaso de agua, gracias.

-¿Sólo eso?- me pregunta

-Y un vodka.- contesto nerviosa

-En camino.- se aleja, haciendo una seña ridícula.

Suspiro torpemente y me tapo la cara con ambas manos. Debo hacer esto con la cabeza fría o no voy a salir viva de esto.

-Debes calmarte. Piensa en tu madre.- susurro.

Una idea viene a mi cabeza y la tomo como sí fuera mi tabla salvadora. Me levanto del banco y camino sin pensarlo hacia la parte trasera del escenario.
 



 
-¡Damas y caballeros, en ésta maravillosa noche les he traido una gran sorpresa. Los ángeles se han apiadado de los mundanos cómo nosotros y han enviado, por segunda vez a una de ellos...!

Vuelvo a mirar la ropa por séptima vez. No puedo creer que vaya a hacer esto de nuevo.

-Condenadamente seductora, como insaciablemente bella y placenteramente inocente. Ella es… ¡Mia!

Las cortinas se abren de golpe, dejándome cegada por la luz del reflector. "Feeling Good" de Michael Bublé empieza a sonar. Camino lentamente hasta el centro del escenario y comienzo a menear las caderas con suavidad, dejando que todos los hombres se pierdan en la corriente que llevan. Todos me miran como sí fuera un pedazo de carne. Eso es bueno, quizás demasiado. Ésta vez no llevo antifaz, ésta vez dejaré que todos me vean... que él me distinga.

Automáticamente la imagen de su rostro aparece en mi cabeza:

Ojos grises.
Tez morena.
Barba.
Labios gruesos.
Cabello corto.
Cejas pobladas.

Sigo con mi baile, esforzándome a lo máximo para que esto funcione. Fijo la mirada en un punto muerto, para no ponerme nerviosa con la idea de que él me está observando. La canción concluye y todos aplauden alucinados. Me pierdo por un instante y quiero salir corriendo con Jacob, volver a mí casa y fingír que nada de esto está pasando. Debo concentrarme en todo lo que voy a ganar para no hacerlo. Camino fuera del escenario y me dirijo al camerino. Necesito quitarme todo lo que llevo encima para poder buscar a ese hombre. En el pasillo me encuentro con tres hombres de traje y me paralizo, lo último que necesito es lidiar con acosadores. Me calmo un poco al darme cuenta que ni siquiera se molestan en mirarme. Entro a la pequeña habitación y cierro la puerta detrás de mí. Busco mi ropa y no la encuentro por ningún sitio. ¿Quién se la ha llevado? El maldito micrófono me está perforando la cintura y no creo poder soportarlo.

-¿Buscas algo?

Mi estómago se tensa completamente al escuchar una voz grave a mis espaldas. Doy la vuelta lentamente y observo aterrada a la persona que está recargada en la puerta.

Ojos grises.
Tez morena.
Barba.
Labios gruesos.
Cabello corto.
Cejas pobladas.

Es justamente igual a la fotografía que me mostró Jacob. Aunque luce mil veces más imponente al tenerlo frente a mí. Trago grueso y después, con demasiado esfuerzo, le sonrío.

-Alguien me ha robado la ropa.- me muerdo el labio para que no se note el temblor que hay en ellos.- Y no puedo írme de aquí vestida así.

Sus ojos se dirigen a mis labios y sonríe.

-Tengo la solución.- se acerca un poco.

-¿Ah, sí?- mi voz es un jadeo

-Hay que quitarla toda.- me sujeta de la barbilla para que lo mire a los ojos.- Eres realmente hermosa y tienes un cuerpo perfecto. No pareces ser real.

Mi respiración se corta al sentír su aliento tan cerca. Se inclina y acaricia sus labios con los míos, haciendo que toda mi piel se erize.

-¡Oh, no! Espera amigo.- lo empujo para atrás.- ¿Qué has creído que soy?- le pregunto ofendida

-Tú eres...

-No soy una prostituta.- lo interrumpo.- Sólo vine a bailar aquí por diversión, pero ahora mismo tomaré mis cosas... bueno, cuando las encuentré, y me iré de aquí.- hago un tonto esfuerzo por cubrírme.

Alessandro me sujeta con fuerza del brazo y tira de mí, provocando que termine en su pecho. Me presa de la cintura con una mano y con la otra acaricia mi mejilla.

-¿Cuánto me cobrarías por pasar la noche conmigo?- me pregunta, observando la esmeralda que cuelga de mí cuello.

Maldición. No puede ser. Sé que esto podría suceder, de hecho, esto es lo que buscábamos. Pero estoy tan aterrada.

-No quiero tu dinero.- intento separarme poco a poco.

-¿Entonces a cambio de qué pasarías la noche conmigo?

La respuesta sale de mi inconsciente.

-A cambio de ver que te esfuerces para que yo desee quedarme contigo.

Me arrepiento. ¿Y sí acabo con su paciencia y termina haciéndome daño? Su sonrísa me deja en claro que no se lo ha tomado mal.

-Jamás alguien me había pedido tanto.- chasquea la lengua con diversión.

-Ése es mi precio. Tómalo o déjalo...

-Pero por supuesto que lo tomo.- sus ojos brillan con perversidad.

Lo observo fijamente, tratando de controlar mis emociones y pareciendo segura de mí misma. Sé que él no lo sabe, pero el juego ha empezado.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora