🌷Capítulo 29

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Dos meses después...

Me remuevo en la cama de nuevo.
Otra noche en la que no puedo dormir. Me levanto lentamente, tratando de no hacer ruido para que Alessandro no se despierte. Una vez fuera de la habitación, camino hacia el jardín. Necesito aire, siento que estoy apunto de asfixiarme. Maldigo la casa y sus muchos pasillos que no hacen más que retrasarme. Después de lograr cruzar todo el palacio, llego al jardín, prácticamente corriendo. Me dejo caer al césped e inspiro profundamente para no caer en un ataque de ansiedad.

¡¡Dos meses!!

Han pasado dos meses, y yo no sé nada de mi familia, ni de Jacob. Alessandro ha conseguido inventar una excusa nueva para no permitirme hablar con alguno de ellos, y siendo sincera, yo misma dejé de pedírselo. No quiero que sospeche o que pierda la paciencia y haga lo que hace en mis pesadillas. El tiempo es mi único aliado, pero así mismo. Mi mayor enemigo.

¿Me están buscando?

¿Seguirán con el caso o ya lo habrán dado por perdido?

¿Mi madre seguirá con vida?

¿Jacob seguirá buscándome?

¿Ya me darán por muerta?

Siento como la ansiedad que intenté evitar, recorre todo mi cuerpo, ahogándome, llevándome a un lugar espantoso y agonizante.

¡¡Demonios!!
¡Quiero volver!

Siento mi garganta arder, cómo sí estuviera expuesta a las brazas ardientes.
Unos brazos me rodean, despojando mis pensamientos y dejándome en mi nueva e incierta realidad.

-¿Qué pasa?

Su voz, ahora tan familiar, ayuda a tranquilizar un poco las sacudidas de mi cuerpo a causa del llanto en el que no sabía que estaba. Se acomoda detrás de mí, envolviéndome. Poco a poco me voy apaciguando hasta que solo queda mi respiración trémula. Algunas veces, deseo decirle todo. Explicarle que lo he burlado, pero que ahora conozco al verdadero Alessandro, y que sí decidiera asesinarme, lo aceptaría sin problema. Sé que no es un monstruo que sólo piensa en dinero y poder. Es todo lo contrario. Es amable, cariñoso, empático y sus intenciones, muchas veces son buenas. Y a pesar de que tiene que terminar en prisión, porque así lo dicta la ley, no se lo merece en realidad. O no para mí.

-Soñé con Frida.- miento.

Alessandro suspira y me estruja a su pecho con más fuerza.

-Yo también he soñado con ella.- susurra.- Quizás sea su manera de asegurarse que no la olvidemos.

Sonrío ante su comentario. Eso suena muy bonito.

-Quisiera visitar a Fernanda.- le pido, acariciando sus manos que se acoplan sobre mi estómago.

-Si eso es lo que quieres…

Cuando la ansiedad baja al minimo, me permito relajarme. Estoy con Alessandro, con él nunca me pasará nada malo. O así lo ha dejado en claro.

-Melanie y Calvin siguen en Turquía.- comenta.- Aunque parece que él quiere quedarse ahí por un tiempo. Siempre lo hace, quedarse en el sitio menos seguro para después volver a casa, contando historias extrañas.

¿Calvin, extraño? Definitivamente. Pero debo admitir que lo echo de menos. Era lo único real que tenia aquí. Sus anécdotas eran divertidas y me hacían sentír bien.

-¿Melanie va a volver?- pregunto

Su exhalación me deja en claro todo. Ellos no mantienen una buena relación y la verdad no lo culpo para nada. Melanie llega a ser muy impulsiva hasta un punto inaguantable. Una noche antes de marcharse con Calvin, comenzó a discutir con uno de los vigilantes, solamente porque no le permitió salir sola. Fue una fastidiosa conversación con Alessandro para que dejara de gritarle. De cierta manera, comprendía a Melanie. Era sencillo porque la comparaba con Greg cuando hacia arrebatos para atraer la atención de mamá. Después de pasar algunas semanas cerca de ella, pude entender porque sus negocios iban tan mal, hasta el punto de haberse clavado la mira del odio de Ralph. Triste, siendo sincera.

-Ella solo quiere tu atención.- la defiendo

-Si, pero ahora por eso me están buscando.- protesta

Me tenso enseguida y me enderezo. ¿Todo éste tiempo aquí si ha servido de algo?

-¿Te están buscando?- le pregunto con la voz aguda.

¡Mierda! Alessandro me observa extrañado, pero enseguida cambia el gesto. Como sí recordara que todo fue por “culpa” de Melanie.

-Así es, pero toda investigación será inservible. No me van a encontrar.- me asegura.

Su respuesta me enfada de nuevo. En momentos como estos, me siento muy furiosa conmigo misma. Comienzo a temer que Alessandro haya conseguido entrar a mí cabeza. No deben quitarme el control. Ya no tengo ganas de hablar. Pero claro que mis deseos, no son los suyos.

-Quiero hablar contigo sobre un tema.- de pronto noto sus nervios.

¡Pero sí no quiero hablar! Giro para mirarlo cuando me lo pide y me dedico a escuchar.

-Me gustas demasiado.- susurra.- Me gustan tus labios, gruesos, rosados. Me encantan tus ojos azules intensos, tu larga cabellera, y me encanta aún más cuando terminamos de tener sexo y está todo revuelto.- sonríe.

Sus palabras me ofuscan. No entiendo nada. Piensa un momento las palabras que va a decir y me pongo seria al ver su drástico cambio de humor.

-¿Qué pasa?- le pregunto confundida.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, viéndonos a los ojos. No entiendo que está pasando. Sólo sé que no me gusta. Pasa su mano lentamente por mi garganta y se concentra en su propia respiración antes de contestar:

-Quiero que te cases conmigo.
 

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora