🌷Capítulo 36

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Yiann acaricia a la serpiente con mucho cuidado y el hombre que la sostiene, lo invita a tomarla con las dos manos. Alessandro se compromete con treinta mil dólares más y los otros guardias de seguridad le dan ánimos a su compañero. Me acerco inconscientemente hacia Yiann y le aseguro que no es necesario, pero él sonríe emocionado.

-Está bien, señora Mantwayer. Quiero hacerlo.- la toma como se lo ha dicho el marroquí y todos le aplauden.

-¡Dios, Yiann!- abrazo con fuerza a Alessandro y él ríe divertido.

-¡Éste hombre ha sido más valiente que ustedes cinco!- los señala acusador.- Izan, por favor entregale su premio.

El hombre de cabello blanco saca dos grandes fajos de billetes y se los entrega con una sonrísa orgullosa. Yiann los mete a su pequeña mochila y les agradece a todos. Alessandro lo rodea por el cuello y le despeina el cabello.

-Eso fue fabuloso.- concuerda con el resto.

Me quedo hipnotizada por su jovialidad que externa desde la mañana y me veo agradeciendo por ella. Alessandro es realmente temible cuando está furioso, como lo estuvo ayer. Después de discutir con Melanie por teléfono, terminó la llamada con una maldición y lo tiró por la ventana. Gritando el nombre de Izan, como sí hubiera hecho algo terrible. Cuando él apareció, hubo otra ronda de gritos, pero ya no pude quedarme a soportarlo cuando escuché el nombre de Jacob en su parlamento. Tuve otro ataque en el baño de la habitación. Llorando sin saber qué hacer. Había decidido dejar atrás al FBI, pero fui incapaz de hacerlo con Jacob y la idea de que Alessandro supiera de su existencia, me ponía mal. Lo único que me quedaba, era tenerle confianza a Jacob y pensar que sabrá como protegerse de tener que hacerlo. Después de esa conversación con Izan, intente mantenerlo alejado de cualquier otra persona, para evitar que hablaran de planes. Había funcionado, por supuesto.

-Vamos a seguir viendo.- me sujeto con fuerza de la mano y seguimos con el recorrido.

La plaza más concurrida de Marrakech era inmensa y encantadora. Jamas ví a tantas personas juntas. Los viajeros caminaban de un lado a otro, justo como nosotros. Nos deteníamos por momentos, a observar los puestos de comida, las preciosas joyas e incluso, los puestos de ropa. Subimos a los miradores, donde nos quedamos por un par de horas. Y al anochecer, cenamos en “Argana”. La música era maravillosa y la calidez de las personas era sorprendente. Alessandro me había comprado todo lo que había querido, e incluso más. Era el primer viaje de placer que hacia. España no había contado, porque nunca salí a ver todo como ahora. Y me gustaba esto.

-Todo ha sido muy divertido.- le doy un vistazo a todo el sitio.

A unas mesas de nosotros, se encuentra un hombre de traje gris. Mirándome firmemente, como sí quisiera decirme algo. Su rostro capta por completo mi atención y la cabeza comienza a dolerme cuando intento desesperadamente de reconocerlo. Porque sé que lo he visto antes.

-Es muy hermoso. No me arrepiento de haber venido de nuevo.- balbucea.- Bueno, quiero decir… cuando te pasas soñando con visitar un sitio, se siente como sí ya lo conocieras.- se sonroja.

Concuerdo con él y miro la copa de vino. El esfuerzo que hago por intentar recordarlo, se clava a mi pecho como un alfiler. Lo recuerdo por su cabello rojizo y sus mejillas grandes. Recuerdo haberlo comparado con uno de los juguetes de Greg. Sólo que nunca lo dije en voz alta porque estaba con…

-Debo ir al baño.- me limpio la boca con la servilleta y me levanto de la silla.

Alessandro me imita y le sonrío para que no me pregunte nada. Camino hacia el baño con paso seguro, sin mirarlo de nuevo, pero sé que viene detrás de mí. Una familia de muchos integrantes ingresa al restaurant, caminando emocionados detrás de la mujer que los guía y aprovecho para meterme entre ellos y despistar a Yiann. Corro hasta el baño de hombres y la puerta se cierra con seguro detrás de mí.

-Sus guardias no soy muy brillantes.- se burla.- Soy el agente Opie.

-¿El agente Henderson está aquí?- le pregunto nerviosa.

-El Mayor Hall duda que sea capaz de hacer algo que signifique estár cerca de ti.- se acomoda las mangas.- ¿Cuándo van a volver a España?

-No lo sé.- miento

-¿Qué demonios significa eso? ¿Por qué me mientes? Estamos del mismo lado. No lo olvides.- saca su placa y me la muestra.

-No estamos del mismo lado, no después de que me dejaron con él por meses. Estoy haciendo lo que sea por sobrevivir y ya no me importa lo que deban hacer para atraparlo. Yo estoy fuera.- me humedezco las manos con agua fría.- Así que te pido que le digas al Mayor Hall que no cuente conmigo.

-Nos estás traicionando.- me advierte antes de que abra la puerta.- Y eso va a costarte caro.

Perdí el control que el Mayor me pidió que no perdiera. ¿No era esa ya una traición?

-Ya estamos por atraparlo. Y sí caer con él es lo que buscas, así será, agente White.

Sujeto el picaporte con fuerza y comienzo a temblar muchísimo. Sintiendo la verdad en sus palabras y la pronta perdida de lo poco obtenido. Abro la puerta y salgo.

-Me equivoque, pero era demasiado tarde.- intento bromear con Yiann y él le resta importancia a mi “error”.

Y así, con el cuerpo tembloroso, la piel fría y el corazón a toda resolución… vuelvo con Alessandro.
Me sonríe al verme y se levanta para recibirme. Terminamos de cenar entre pequeñas conversaciones sin sentido, y a pesar de estár demasiado dispersa, consigo disfrazarlo muy bien. Las palabras de Opie se burlan de la agradable sensación que experimenté durante el día.
Ellos estaban cerca, esperando el momento para que volvamos y así poder atraparlo. No tenia derecho a reprochar nada, porque sí alguien había condenado a Mantwayer, había sido yo. Oh, dulce ironía.

-¿Podemos quedarnos por más tiempo?

Alessandro bebe el último trago de su vino y me mira con cariño.

-Ya te he prometido que volveremos pronto.- se inclina hacia delante y me toma de la mano.- Estoy teniendo unos problemas y debo volver.

Alguna vez pensé en que se merecia ir a prisión, pero al mirarlo a los ojos, sabia que no era así. Pero ya estaba condenado. Y cuando supiera quien yo era en realidad, lo perdería sin posibilidad al perdón. De hecho, su sonrísa ya no me estaba siendo familiar, o no como hace unos momentos. Alessandro Mantwayer se estaba alejando de mí.
 
 





Jacob.

-Mantwayer estará aterrizando en minutos. Quiero un trabajo limpio y a éstas alturas… quiero a Alessandro vivo o muerto.

La seguridad de las palabras del Mayor, significan mucho más para mí, que para cualquiera. Y lo saben.
Observo a todos correr a sus posiciones y me aseguro que todas mis armas estén cargadas y listas para ser usadas. Me coloco el chaleco antibalas y me acomodo el audífono. Siento el corazón comprimido por la adrenalina.
El viento está corriendo una frialdad, que nos advierte de las perdidas que están por venir. Pero no nos aterra, porque es lo que sabemos hacer. Y todos tenemos el mismo plan; terminar con Mantwayer y sacar con bien a Betthany de todo esto. Mantwayer ahora vale vivo o muerto, así que sí esto se pone difícil, lo mataré sin más.

-Hay tres camionetas negras esperando cerca de la pista.- informa Paul.

-Su Jet ya casi llega.- escucho a Toni.

Todo mi equipo se pone en la última posición, incluyéndome. El aire se vuelve más intenso y el conocedor sonido del motor nos pone en alerta.

-¡Atención! ¡Mantwayer está aterrizando!

Suelto el seguro de mí arma al escuchar la radio. Falta poco y la adrenalina se está haciendo insoportable, quiero que esto termine ya.

Quiero que esto llegue a su final.

Cruel DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora