Dakota
Miré el reloj, y marcaban las 3:01.
El brazo de Christian me rodeaba la cintura. Se notaba que estaba dormido, ya que no se inmutaba al movimiento que yo hacía para ir al baño.
Miré al espejo, y vi un rostro irreconocible, ojos hinchados, párpados cansados, la nariz roja.
Pase mis manos repletas de agua por toda la cara. Apagué la luz y volví a la cama, estaba cansada.
Me volví a tumbar junto a él, y me asustó com su voz ronca que retumbaba por todo el dormitorio.-Duerme.
Pasó su mano de nuevo por mi cintura y empujó hacia él.
Me sentía cómoda, con su tacto cálido, y su cuerpo que me proporcionaba calor.
Con mi mano acaricié su brazo. Agarré su mano y la entre lace con la mía, y la llevé hacia el pecho.-Gracias... -No tenían voz. Y se había notado, ya que apenas pronuncie adecuadamente.
Me beso la coronilla y introdujo su cabeza en mi pelo, oliendo la fragancia de él.
(...)
Desperté y al mirar a un lado de la cama no había nadie. Ya no estaba.
Me fui al cuarto de baño, para darme una ducha y así relajaeme del estrés de ayer.Me vestí con apenas una bata cubriendo mi cuerpo, y la ropa interior.
Bajé con cuidado las escaleras, y mientras bajaba olía a comida, olía realmente delicioso.
Bajé el último escalón de un salto.-Buenos días señorita Kay.
-Buenos días señor Miller.
-Mire, acerquese -. Señaló una banqueta para que me sentase -,le he hecho una de mis especialidades, unas tostadas -, la fue echando al plato cubriéndolo por una lamina de huevo-, una macedonia, un zumo de naranja, y un té sin azúcar.Me sorprendió al decir mi desayuno favorito. Me guiñó un ojo y cogió su plato para sentarse frente a mí.
-¿Por qué no te sientas aquí, al lado mío?
Cambió la cara, le sorprendió, pero más me sorprendió a mi, después de lo de anoche.
-Debemos mantener distancia, señorita Kay. No pude haber relación entre jefe y empleado.
-Eso mismo no demostró anoche, cuando me abrazaba contra su cuerpo.Continuó comiendo, saboreaba cada trozo, cada mordisco, mientras nos mirábamos desafiantes.
-¿Hoy no es Lunes?
-Así es.
-Llegaré tarde a mi primer día de trabajo.
-Desde luego, su primera falta señorita.Fruncí en ceño y me reí al instante con una fina linea en mis labios sin mostrar mis dientes.
-Debería ir yendo. Y usted también. Le espero en el coche, ya están fuera esperándome.
Se estaba levantando dirección al fregadero, para depositar los platos sucios en él, recogió también los míos y se fue hacia la puerta, pero lo detuve antes de continuar.
-Señor Miller, ¿se va a presentar a la oficina con ese aspecto? -Se sacudió la camisa y se acomodó el cinturón, con mala cara -. Pude tomar una ducha, si usted place. En el cuarto de mi hermano tiene ropa nueva. Tienen el mismo cuerpo, puede que le valga.
Subí por la escaleras y antes de alcanzar los últimos escalones me llama aún parada frente a puerta mirándome.
-Pensé que nos bañariamos juntos.
-Señor Miller, recuerde, distancia. Una empleada no puede estar con el jefe.Se giró dirección al cuarto de mi hermano entre risas.
Me vestí adecuada a la ocasión, me amarré el pelo con una goma,y mirándome en el espejo me sacudí la ropa para ya irme. Recogí mi bolso junto al portátil. Bajé con cuidado de no caerme por las escaleras.
Abrí la puerta, y apareció casi corriendo acomodándose el pelo, detrás mío.
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𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓
RomanceNuestra elección en la vida siempre fue meditada desde que teníamos apenas doce años, por muy extraño que suene. Pero sufren altibajos por intromisiones en el camino. Pasa delante tuyo y mío, mejor disfruta la a cada instante, tal vez te des cuanta...