𝟐𝟔

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Dakota

Comencé a saludar a los clientes, y entre ellos estaba una persona, a la que antes de extender mi mano hice una mirada rápida a las chicas. Emma agarraba con fuerzas a Tyler, sabiendo quién estaba ahí.

-Selena...
-Dakota, cuanto tiempo. ¿Cómo estas?

Hice una sonrisa arcaica, y me senté junto a Christian, como siempre dejando su última palabra.

-Te ves espectacular esta noche. Después de la cena te quiero enseñar una cosa.
-Christian, no... -Me interrumpió antes de acabar.
-Por favor. Como amigos, solo... Amigos...-Suspiró.

Asenti con la cabeza, y comencé a introducirme en la conversación con los demás.

-Que extraño reencuentro chicas. Y Ty ¿cómo estas? -Dijo Selena
-Muy bien con mi futura esposa -. Agarró de la mano a Emma encima de su muslo, y la besó la mejilla.
-Que bonito.
-Papa, ¿podemos hablar de negocios mejor?
-Claro. Pues veamos señores Steel...

La conversación sinceramente no me interesaba, es más me perturbaba con la presencia de Selena junto a sus padres, como si no ocurriese nada.
Comenzaron a servirnos la cena, y realmente estaba deliciosa, aunque también tenía hambre.
No me percataba de la conversación ya que me fijaba con cautela cómo tocaban el piano y cantaban, mientras daba sorbos al vino.

-¿Pasa algo? -Christian había colocado su mano encima de mi pierna.

La intenté apartar, pero me estaba agarrando.

-No, no pasa nada.
-Mama, ¿me acompañas?
-Si hija -.
Nos levantamos pidiendo permiso, hacia el servicio.
-¿Qué pasa Dakota?
-¿Qué es esto? ¿Qué relación tiene papa, y la empresa de mi no... -paré antes de terminar la palabra - y de los Miller, con los Steel?
-Hubo un fraude. ¿No has escuchado la conversación?
-No, la verdad es que no. No soporto la presencia de esa.
-Relájate, no va a pasar nada, además ya queda menos para que se vayan, relajate.
-Vale, vale, esta bien. Pero si me da un ataque en medio de la mesa, no llaméis a urgencias, dejarme morir, y acabar con el sufrimiento.
-Esta bien tonta -. Rió mi madre, y volvimos de nuevo a la mesa.

(...)

¿Ya había dicho lo insoportable que fue la cena? Pues si, lo fue, ninguno hablamos, solo mi padre, el señor y la señora Steel, y la insoportable Selena.

Pero considero que lo peor estaba a punto de llegar, ya que me debía reunir con Christian, en el comedor, aunque ya estaba cerrado, y era tarde.
Ni siquiera me cambié, solo me puse una bata para cubrirme del frío, y bajé en zapatillas.

Corrí la cortina que separaba el recibidor, con el comedor. Estaba sentado en el piano, con la corbata suelta, y los botones desabrochados de la camisa, la cual le quedaba muy bien.
Tocaba una pieza, la cual no reconocía, pero una preciosa.

-Pensé que venderías a buscarme...- Me acerqué y me apoyé en el piano.
-Preferí que me hiciesen esperar.
-Vaya...

Trague saliva, y veía cómo seguía pulsando las teclas por detrás de mi espalda.

-No sabía que tocases tan bien el piano.
-Pero yo si sabía que te gustaba el sonido del piano.
-¿Cómo aprendiste?
-Cuando estudiaba fuera aprendí muchas cosas, tenía mucho tiempo libre.
-Comprendo... -Miré a mí alrededor, viendo la oscura sala, y ya vacía, y la cual alumbraba solo una lámpara pequeña y el exterior -. Dime, ¿qué querías?
-Verte.
-Vaya, yo quería dormir.

Pasó su mano por mi pelo rizado y alborotado hasta rozar con mi cara. Agarró el mentón mientras iba levantándose para acercarse a mí.
Tenía tantas ganas cómo él, o más aun de besarlo, pero mi orgullo me lo impedía.
Acercó su cara frente a la mía rozando nuestras narices y frentes, a punto de rozar nuestros labios, pero antes de llegar a ello, aparté mi cara.

𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora