Dakota
-Buenos días -. Me gire al oír que Christian me hablaba.
-Buenos días a ti también. Bien, día de trabajo... -Resoplé bajo la sabana que tenía cubriéndome.
-Eso es bueno. Voy a estar todo el día al lado tuyo. Y conoceré a mi suegro.
-Que desgracia humana por favor... No me recuerdes que hay una reunión con él, y encima tengo que hablar con él. Jefe, ¿me deja dormir o escapar el resto del día?
-Lo siento, pero hoy no es el día nena. Y debes ganarte el sueldo de alguna manera. Sino hablarán en la oficina. Y aún más.
-Desde luego.Aparté las sabanas a un lado, y me levanté para irme al baño. Encendí el grifo, y tras desvestirme me adentré en la ducha.
-Estaría bien, que estuvieses al lado mío en todo momento, así no se acercaría mucho tu padre.
-Lo que estaría bien, es que me dejases darme una ducha, que es el único momento del día que tengo para estar conmigo misma.
-Pues estaría bien que ese momento lo compartieras conmigo. Así ahorraríamos tiempo.Termine de aclararme y salí cubriéndome con la toalla mientras acababa de limpiarse los dientes. Después cambiábamos, él se duchaba y yo me lavaba los dientes y me peinaba.
-Creo que no estoy interesada.
-Lo estarás, sino, al tiempo.Terminé de aclararme la boca y me fui a vestir. Había traído ropa, para quedarme el fin de semana. Mientras me terminaba de colocar la cremallera de la blusa. Revisé mis mensajes nuevos. Dejé el móvil encima de la cama, y me fui a recoger el pelo, haciéndome un moño y dejando suelto algunos mechones. Recogí mi bolso y revise que estuviese todo, y tras revisar, me puse los tacones. Bajamos hacia su coche.
Tuvimos que cruzar media ciudad, ya que estaba cortada la principal por obras, por lo tanto nos haría llegar más tarde de lo previsto. En efecto, al llegar ya estaba Finn esperándonos en su despacho. Hice un gesto de desagrado al verle y recordar la imagen en mi cabeza. Ni siquiera fui capaz de verle a los ojos, como solía hacer cada vez que hablábamos , pero tampoco le saludé.
-Escucha Dakota -. Me había llevado a un lado de la habitación para hablar conmigo -. Vete a desayunar, tomate tu tiempo. No quiero tensión mientras trabajo, no estoy cómodo así -, me besó con corto beso en los labios.
Afirmé mientras mi padre nos miraba extrañado.
Me dirigí a un Starbucks y pedí un café con leche, y caramelo con nata. Me lo lleve para tomarlo mientras volvía andando por otras calles al banco.
-¿Dakota?
Me giré y vi a una Janessa con el pelo largo y despeinado, y ropa desaliñada negra y desgastada.
-¿Janessa?
-La misma aunque no lo creas.
-¿Qué haces aquí?
-Cambiar todo otra vez -. Se acercó más y vi su rostro con marcas.
-¡Jan, qué es esto! Por dios.Aparte el pelo de su cara colocándoselo tras las orejas, y lo vi mejor, tenía una cortada en el pómulo izquierdo. Agarré su brazo y la abracé.
-¿Quién te hizo esto? Y más te vale decírmelo, o te lo sonsacaré.
-Me tropecé haciendo el tonto.La cogí de la mano y la lleve a que comiese algo. Cogió comida como si llevase tiempo sin comer. Devoraba, y apenas masticaba.
Era la hora de volver a la oficina, pero no sería capaz de dejar sola a Jan por la calle, así que me la lleve.-¿Trabajas aquí?
-Si, tranquila. No te preocupes.La lleve a mi oficina, y juntas nos sentamos a esperar que acabasen la reunión.
-¿Dónde esta Sean? Tengo tiempo sin verle. ¿Para cuándo la boda?
Me hizo reír, y sin saber por qué ella también se rió confusa.
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𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓
RomanceNuestra elección en la vida siempre fue meditada desde que teníamos apenas doce años, por muy extraño que suene. Pero sufren altibajos por intromisiones en el camino. Pasa delante tuyo y mío, mejor disfruta la a cada instante, tal vez te des cuanta...