𝟏𝟗

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Janessa

Me encontraba junto a Kyla haciendo un comentario de una novela, para una revista, una no muy importante, pero bastante leída por los ciudadano de San Francisco.

-Esta bien hablar sobre historias así, además es algo que afecta mucho en el día a día.
-Si, desde luego.

Comenzó a golpear las teclas con fuerza, escribiendo con soltura, y sabiendo lo que hacía. Tras la puerta apareció una Emma cansada, con el pelo revuelto, y con los zapatos en las manos, apunto de lanzarlos por el suelo.

-¡Buenos días hermosa!
-Lo siento, no tengo buen humor... Va venir Tyler, por favor no seáis...
-¿Pesadas? -Respodió, completando la frase, Kyla.
-Exacto.
-Tranquila, no lo seremos. ¿Queréis zumo? Antes hice -. Pregunté, y aceptaron.

Las serví en un vaso zumo de pera, y se lo entregué para que bebieran, y así matar el horroroso calor.
El reloj marcaba las 14:38, un hora buena para comer. Me levanté para hacer bollos de pescado, ya que me apetecía. Pero Emma me detuvo, ya que Tyler llegaba con comida para todas. Justo al decirlo llegó cargado de bolsas, con comida asiática.

-Hola -. Abrí la puerta y lo recibí.

Lo que hice fue recoger todas las bolsas para comer, ya que me interesaba más la comida.
Nos sentamos en el sofá, todos, haciendo un circulo al rededor de la mesilla de café.

-Gracias por la comida, por cierto.
-De nada Jan.
-Vaya, no te ha llamado señorita -. Renegó Emma.
-Creo que debemos dejar las formalidades.
-¿Me tomas el pelo? Cuando me mandaste el mensaje me nombraste por McCabe.
-¡No! Más gusta tomarte el pelo.
-Ejem, ejem... Creo que esta conversación no va a acabar especialmente como debería.
-Tienes razón Kyla. Tomad, comed los rollitos, están muy buenos. Y si no queréis a más para mí.
-¡Yo si quiero! -Dijo Tyler.

Retiró de mi mano la bolsa de papel, donde estaba. Los repartió en un plato, para coger. Y él se llevó mayor parte.

-Seras muy bueno en negocios, y en economía, pero creeme que no me vas a calar con la comida. Con Emma desde luego que será muy fácil, pero conmigo no -. Le dije seriamente agarrando una de su porción.
-Así me gusta, la Jan inteligente -. Se río, pero Emma parecía desgustarle el trato.
-Por cierto, ¿cómo vais con el caso del robo?
-Bien Emma, pero ya lo acabamos.
-Pero Dakota aun sigue.
-No... Cuando acabó se fue al bufete de Kay, pero decidió irse de viaje.
-¿Tan rápido y sin avisar? -Dije impactada.
-Que extraño... Pero últimamente estaba muy rara, pero hacía aparentar lo contrario.
-Lo que me jode es que no avise joder. ¿Qué la cuesta avisar por un mensaje? Diciendo: ehh chicas me voy al culo del mundo. Tranquilas vuelvo en equis tiempo. Pero a la señora le pesa el culo para decirlo.
-¿Te estas enfadando Jan? -Ríe Emma.
-No, solo me jode, y mucho.

Acabamos de comer, así que nos tumbamos en el sofá. Emma se tumbó junto a Tyler abrazados a punto de dormir.

Sonó la puerta, con unos golpes exageradamente irritantes.
Se levantó Kyla, ya que nadie quería levantarse.

-Ky cariño -. Era la voz de un hombre, pero un tanto afeminado.
-Hola Tony, pasa.
-Gracias. ¡Hola! -Apareció presentándose -. Me llamo Tony, y soy el vecino gay, tranquilos que no como. Uyy chica ahí esta el buenorro. Mucho gusto. ¿Tyler verdad?
-Exacto, mucho gusto -. Tyler estaba igual de perezoso que nosotras, así que apenas se repuso del sofá y le ofreció su mano.

Se sentó entre Kyla y yo a ver la televisión.

-Y Dakota, la morena se fue, ¿no?
-Si, eso nos acaba de decir Tyler.
-La tía con todo sus ovarios se fue a Oslo, ahí con esos hombre rubios blancos, de ojos azules. Ay, necesito ir.
-Relaja el culo. Deben ser todos feos, tipo rusos.
-Ay que pobre ilusa Emma. Allí hay unos hombre perfectos. Yo hace un tiempo me tiré a uno. Decía que no era gay, pero que quería probar. Eso si, le hice salir del armario. Lo malo es que al parecer se casó aun así con una tía en su país.
-Estas loco tío. Me caes bien.
-Tu también rubia, tu no eres de aquí, tiene otro acento.
-Soy de Toronto.
-Ay ya sé, me acuerdo, eres Janessa. Si he oído hablar de ti, sobre todo por estas pesadas.

Marco

Estaba ya agotado de estar pensando en qué nueva presentación hacer para innovar en la fábrica. Y a eso me había dedicado casi todo el día.
Me levanté a asearme, me senté en la ventana mientras bebía una lata de cerveza, y degustaba su sabor amargo. Me agobiaba el ambiente del exterior, el acumulo de gente, y el tráfico, lo odiaba.
Pensé en Madison, y la mandé un mensaje, para recordarla que habíamos quedado

De: Marco Gomez
Fecha: 30 de junio de 2017 15:45
Para: Madison Jhonson
Asunto: Tengo ganas de verte

Recuerda preciosa, hemos quedado a las 19:00, te pasaré a buscar.

Marco.

De: Madison Jhonson
Fecha: 30 de junio de 2017 15:50
Para: Marco Gomez
Asunto: El tiempo pasa muy lento

Yo también tengo muchas ganas de verte. Me ha agradado mucho el que me hayas escrito recordándomelo.

Madison X.

Me había parecido muy tierna su respuesta, toda ella era delicada y única. Eso me atraía de ella.
Las horas se me hacían eternas, deseaba que fuera ya la hora, para poderla ver de una vez.
Para hacer más llevadero el tiempo, me metí a la ducha ya que me gustaba tomar mi tiempo.
Al salir fui al vestidor y me cubrí con un traje azul y unos zapatos negros con un pequeño tacón. Mire la hora una vez más, y puede ver que quedaban veinte minutos.
Salí para marchar en mi coche hasta su casa, donde vivía junto a su familia.

Espere frente a su puerta, pero no tardó demasiado. Estaba bellísima en su traje rojo y el pelo recogido conteniendo con fuerza su pelo rizado.
Baje para abrirla la puerta.

-Buenas noche -. Me dijo con timidez.
-Buenas noches, estás preciosa.
-Gracias -. Entró en el coche acomodándose la americana antes de atarse.

Di la vuelta al coche para entrar y comenzar a conducir hasta el restaurante donde había reservado.
Durante el camino apenas había hablado, ya que solo contemplaba la ciudad iluminada y media deshabitada.
Al llegar la abrí la puerta y la acompañé tomada de mi brazo hasta el restaurante.

-Buenas señor Gomez. Veo que viene muy bien acompañado . Buenas noches señorita...
-Jhonson, Madison Jhonson.
-Un placer señorita Jhonson. Aquí está su mesa.

Nos acompañó hasta la mesa. Y una vez sentados nos mostraron la carta.

-Tomaré lo que él tome -. Dijo aliviada.
-Póngame la especialidad de hoy.
-Si señor -. El camarero retiró las cartas mientras otro nos servía el vino.

Tras acabar con el vino el camarero, pudimos quedarnos solos, permitiéndonos hablar con más intimidad y cómodos.

-Así que eres amigo de mi hermano.
-Si, a mi también me sorprendió bastante -. Reímos.
-¿Has venido hace poco? Porque nunca antes te había visto allí.
-Si, estaba acabando la carrera, para después volver.
-¿Qué estudiabas?
-Medicina, y aún sigo estudiando, pero preferí volver y acabar aquí, echaba de menos estar junto a mi familia.
-Te entiendo.
-¿Y tú?
-Bueno, yo hace un par de años ya, me gradué en ingeniería, y estoy trabajando junto a mi padre en la fábrica. Créeme no es nada gustoso trabajar con la familia.
-Tienes razón.

Nos reíamos y a la vez dejábamos que nos sirvieran la comida en la mesa.
Se hacía muy entretenido hablar con ella, comentaba sin problemas y disfrutaba hablar conmigo, al igual que yo con ella.

𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora