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Emma

Me estaba empezando a aburrir en el hotel, ya que Tyler estaba en una reunión en videollamada, y tenía que permanecer en silencio.
Contaba los minutos como una posesa, intentando que fuese más rápido el tiempo. Pero resultaba difícil.

Llevaba una hora paseándome desde que me había despertado. Era hora de que acabase así que me dirigí hacía el pequeño salón donde estaba frente a una pantalla.

-Buenos días caballero.
-Si. Ya acabamos con los anteriores registros. Le agradezco que deje en nuestras manos su completa confianza. Nos vemos -. Cerró su portátil y me miró muy sonriente cruzado de brazos sobre la mesa -. Buenos días señorita.
-Me has traído aquí para... ¿Ser tu becaria? Déjame decirte que no soy becaria y jamás lo seré.
-Te traje para que dejases de estar en mi cabeza cuando no estas junto a mí. Pero resulta que sigues ahí.
-Es culpa tuya que me ocurra lo mismo.
-¿Cómo eres tan tímida para algunas cosas pero para otras demasiada directa?
-No sé.

Se levantó y se acercó a mí. Levantó la camisa que llevaba puesta cubriendome. Dejo mostrar mis pechos, haciendo que mi piel se erizase.

-¿Te había dicho que tienes un cuerpo precioso?

Negué con la cabeza pérdida en sus hermosos ojos.
Se desabrochó la camisa azul que llevaba y se la fue quitándola hasta mostrar su abdomen.
Se había quedado en boxers y al ser elásticos se podía apreciar su enorme entrepierna erecta.

-Quiero follarte aquí en el sofá.

Señaló el sofá.
Me mordí con cuidado el labio aceptando. Me besó con fuerza mis labios contrayéndose nuestras respiración en cada pausa. Con sus pasos me dirigió hasta el sofá.

-Apóyate en el respaldo.

Aún quedando de pies, apoye mis manos en el respaldo del sofá rojo de terciopelo.
Acarició mi nalga izquierda haciéndome estremecer. Arqueba pidiendo que me prenetase. Acarició su mano por mi entre pierna haciéndome gemir.
Tocó mi clítoris haciéndome soltar un grito. Me eché hacia delante pero él me detuvo agarrando mi cintura y acercándola a la de él. Acariciaba su pene en mi nalga. Pasó su pierna entre mis piernas para apartarlas. Yo obedecí. Me agache un poco más y de un estocazo se introdujo en mí.
Entraba y salía con fuerza. Las piernas me temblaban, a punto de caerme, pero me agarraba contra él. Se acercó besándome haciendo un camino por mi espalda, al llegar a mi cuello apartó mi pelo a un lado y lo agarró con fuerza, y cada vez que volvía a entrar tiraba de él. Se acercó a mi oído y comencé a oír sus gemidos, los cuales no oía por lo míos.

-Me voy a correr... -dijo en un tono cálido entre gemidos.

Se introducía más y más. Dejamos a la vez un gemido llegando al clímax a la vez.
Me tiré por mi propio peso sobre el sofá. Ambos sudábamos y respirábamos agitados. Incline la cabeza cerrando los ojos para recobrar la respiración.
Me dio la mano y agitado me besó los nudillos lamiéndolos.

-Prepárate. Nos vamos.
-¿Dónde?
-Quiero mostrare un sitio. Te va a gustar créeme.

Se levantó y se fue hacia el cuarto a vestirse.
Yo me di una ducha para irme a vestir.
Al entrar al cuarto para vestirme, vi un preciso vestido blanco muy fino de seda. Me lo coloqué con cuidado, y después unos preciosos tacones grises con piedras dorados. Me miré al espejo y me veía bastante bien. Tyler había elegido bien, todo era a mi medida.

Al cabo de un rato apareció muy bien trajeado, estaba espectacular. Estiró su mano y me mostró una caja negra.

-Esto te va a quedar muy bien en tus orejas desnudas.

Abrí la caja, y eran unos hermosos pendientes. Unas perlas colgantes con una fina cuerda de oro.
Me dirigí al espejo y me los coloqué.
Apareció tras mío y acarició sus manos por mi brazo, haciéndome estremecer por su tacto.
Olió el aroma de mi cuello, al de mi colonia, apartando con cuidado mi pelo.
Para retirarse me impregnó un beso en la punta de mi hombro.

𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora