Tyler
Iba en mi coche por la autovía, dirección al centro. Mi amigo me había encomendado una tarea mientras él tomaba un vuelo a una de sus próximas carreras de caballos.
Tenía que entregar a su hermana un paquete de urgencia, sobre un pedido que había hecho.
Estaba acelerando para hacer la tarea lo antes posible y ir junto a mi entrenador personal.
Eran las 8:38.
Llegué a un edificio antiguo pero con clase. Aparqué frente al edificio. Subí por el ascensor hasta llegar a la puerta. Toqué varias veces la puerta, sin recibir respuesta.
Me di media vuelta para irme dejando el paquete en el suelo, la puerta sonó y volví a girarme por inercia antes de entrar al ascensor, y me encontré una mujer con un pelo enredado y dado mil giros.
Se apartó el pelo de la cara, y se la veía un rostro aún dormido. Tenía en su mano derecha una taza repleta de café negro. Me miró y sus ojos se dilataron tan sensual. La costaba respirar.
Pero dios estaba muy apetecible así.
Lo que diera por un día amanecer en su cama con esa camiseta que lleva puesta quitada, y mostrándome su cuerpo.
No pronunciaba ninguna palabra, y me estaba poniendo nervioso. Por lo menos que dijese hola, pero tuve que decirlo yo por ella.-Hola. Te traje este paquete que le llegó a tu hermano.
Le entregué el paquete, y al agarrarlo la temblaban las manos, incluso casi hace caer el café. Se lo sostuve antes de que se llegase a quemar su blanca y fina piel.
Me estaba imaginado empujándola hacia dentro besándola y quitándola la camiseta que apenas cubría por encima de sus glúteos.
Al fin hablo y se giro dejándome ver sus glúteos perfectos cubiertos por una braga sumamente fina.-Gracias...
Tenía una voz calida, la cual quería oír en mi oído suplicandome por más, mientras la envestía.
Todos los pensamientos se me olvidaban una vez recordaba que era la hermana pequeña de mi mejor amigo Ryan.
Estaba cerrando la puerta para huir, y escapar de mi. Mis impulsos levantó la mano fuertemente haciéndola abrir de nuevo.-¿Cuándo te volveré a ver?
Trago saliva. No me iba a responder, lo tenían claro. Pero me sorprendió.
-Cuando quieras...
Dios mi entre pierna estaba tan feliz como yo.
Me di la vuelta directo al ascensor, con las manos en los bolsillos de mi chaqueta de cuero negra.
Sus ojos estaban impregnados en mí. La respondí a su mirada con una risa de lado. Di un paso hacia delante entrando al ascensor y dejando que se cerrasen las puertas.
Llegué de nuevo al aparcamiento. Me introduje en el coche y lo encendí para irme rápidamente a mi apartamento y cambiarme.
Necesitaba lo antes posible llegar al entrenamiento, necesitaba expulsar las ganas de dar media vuelta al coche y volver a aquel apartamento, y poner en uso lo pensado.Al llegar al garaje aparqué el coche lo más rápido posible. Subí por unas escaleras hasta la última planta. Entré a mi vestidor y cogí un pantalón de deporte con una camiseta blanca.
Terminé de atarme los cordones y subí corriendo hasta la otra planta, en el gimnasio donde ya me esperaba Ian levantando unas pesas.-Perdona por llegar tarde.
-Tranquilo. Sé que nunca llegas tarde. Bueno, vamos a empezar.Empezó por lo más sencillo, y acabó destrozandome hasta que caí por mi propio peso. Se rió de mi descaradamente, y me ayudó a levantarme del suelo.
-¿Estas bien?
-Si.
-Por hoy hemos acabado. Mañana a las nueve como siempre.
-Vale.Le acompañé hasta la puerta, y tras irse me fui al cuarto de baño para darme un baño. Me desnudé y tras haber calentado el agua me introduje en ella, estire mis piernas y me relaje.
Aquellas curvas no salían de mi cabeza, no quería usar mi otro método para saber de quién se trata, aparte de ser la hermana de Ryan.
Cogí mi móvil y le envíe un correo a Christian.
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𝑴𝒊𝒍𝒍𝒆𝒓
RomanceNuestra elección en la vida siempre fue meditada desde que teníamos apenas doce años, por muy extraño que suene. Pero sufren altibajos por intromisiones en el camino. Pasa delante tuyo y mío, mejor disfruta la a cada instante, tal vez te des cuanta...