Capítulo 5

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No fui capaz de romper con Mike y me sentí la persona más frustrante del mundo.

No sé cuándo le pondré fin a esto.

Los días pasaban y ya nos dieron las notas.

Las había aprobado todas este primer trimestre.

Eso era mi único motivo de alegría pero por lo demás...

No mucho más.

Después de que nos dieran la notas, habíamos quedado los cuatro para ir a tomar algo.

Fuimos a un cafetería donde vendían Donuts a 50 centavo.

Y obviamente Margaret se compro como seis de ellos ya que eran bastante baratos.

Mientras tanto yo simplemente​ me pedí un batido.

Y los chicos refrescos.

Pablo y Mike no paraban de hablar, más bien, de planear lo que haríamos en fin de año.

Yo ahí no quise intervenir por que se que tarde o temprano Mike me pedirá comer con él en su casa el día de Navidad y presentarme a sus padres pero ni si quiera me apetecía.

Margaret mientras comía estaba hablando con la boca llena sin entenderla bien y asentía sin más.

—El día veinticinco nos vamos a patinar, ¿Os venís?—Preguntaba Margaret terminando de comer y nos miraban.—

—¿Quienes vienen?—Preguntaba Mike.—

—Pablo, yo, y mi primo.—

—¿Tu primo?—

—El primo de Margaret tiene coche y aunque sea bastante amable, diría yo  que es excesivamente correcto.—Decía Pablo.—

—¿Que has querido decir con eso? ¿No te cae bien?—

—No es que me caiga mal pero, parece que tiene una mentalidad de uno de ochenta ¿Entiendes?—

—Eso es por qué mi primo es maduro Pablo, no como tú.—

—¿Te has enfadado?—

—Hombre, si te parece.—

—Paso de pelearme por el plasta de tu primo ¿Vale?—

Pablo se enfadaba de repente y se levantaba dejándonos a los tres.

Margaret entre abría su boca y rodaba sus ojos.

Pero estaba enfadada.

—Es tonto, en serio.—

—Veo que no habrá patinaje sobre hielo.—Decía Mike.—

Ambas la miramos mal y rodamos los ojos.

*******
Era veinticuatro cuando toda la familia venía a mi casa y hacíamos una celebración familiar.

Venían mis tíos.

Primos.

Mis abuelos.

Mike quería venirse pero le dije que prefería que lo pasará con su familia.

Y eso fue lo que hizo.

Yo me quedaba con mi familia cenando.

Cantando villancicos.

Bailando.

Hasta que eran las dos y media de la mañana.

Subí a mi habitación cuando me tumbé a mi cama y recibí un mensaje de Margaret:

No me presionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora