Capítulo 47.

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Lily

Tocaba mi lado derecho de la cama que estaba vacía y eso me hizo extrañarme.

Me giraba mirando que Sam estaba durmiendo.

Parecía que Sam se desveló y me trajo en brazos a la cama para dormir.

Me incline a su mejilla para darle un ligero beso, luego me levantaba y me estiraba.

Iba hacer el desayuno.

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Volvía al cuarto con la bandeja, con café y tostadas.

Me sentaba en la cama dejando la bandeja sobre mis piernas y despertaba a Sam diciendo su nombre.

Sam abría sus ojos poco a poco actuando perezoso y me miró al rostro cansado.

—Buenos días.—Bostezo ligeramente, paso su mano por mi pelo rubio acariciándolo y sonrió un poco.— ¿Y esto?—

—El desayuno.—

Sonreía más al fijarse en la bandeja, y volvió a mirarme a mí.

—Gracias.—

Se incorporaba en la cama sentándose a mi lado y me quitaba la bandeja.

—Vamos a desayunar en la cocina.—

—Pero..—

—Venga.—

Se levantaba mirando que se iba a la cocina y suspiré.

Quería que estuviera cómodo pero al parecer él no.

*****

Observaba que estaba más hablador que en estas últimas semanas y más animado pero se notaba que estaba triste.

Se notaba por qué ya había entrado dentro de él.

Ya conocía todo de Sam, y no podía fingir más conmigo.

Cuando ambos terminábamos de desayunar, Sam se ofreció a limpiarlo todo.

Le dejé sin más.

Me levantaba de la silla girandome para irme al salón.

Pero esto no podía quedarse a si.

Me giraba con los brazos cruzados mirándole.

—Sam, hay una cosa que quiero saber.—

—Si, dime.—

—¿Por qué volviste a Oklahoma después de quince años?—

—¿La primera o la segunda vez?—

—Ambas.—

Sam no me respondió hasta terminar de limpiar los platos y secarse las manos, luego se giró.

—La primera era para escapar de mi ex novia, y la segunda, después de romper con ella, quería recuperar el tiempo perdido con mi prima Margaret.—

—¿Y por qué.. querías irte después de Oklahoma?—

—Por que vi que Margaret nunca sería como mi hermana.—

Fruncía el ceño confusa.

—¿Qué quieres decir?—

—Intente proteger a Margaret como si fuera mi hermana pero no podía hacerlo, yo no tenía derecho en protegerla, estuvimos sin saber nada de uno del otro durante quince años.—

—¿Y Margaret sabe lo de tu hermana Sophie?—

Asintió.

—Pero conoce otra historia, cree que murió de un infarto, al igual que mi tía, la madre de Margaret.—

No me presionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora