Capítulo 50

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Lily

Entrábamos en el pequeño estadio echo por el alcalde del pueblo.

Había sillas alrededor de la competición.

La pista la habían construido más lejos del pueblo y era una pista de 400 metros.

Tendrían que dar cinco vueltas en redondo y el que llegará el primero, ganaba.

Yo estaba esperándole en unas de las sillas junto a Bruce y también me traje mi cámara para hacerle fotos a Sam.

Solo quedaban diez concursantes, entre ellos Sam y Sebastián.

Primero llegaba Sam montado en su caballo.

Tenía una blusa negra puesta, y unos vaqueros.

Estaba terriblemente guapo.

Le podía notar sus ojos desde larga distancia.

Todos aclamaban su nombre, y el simplemente sonreía, luego me miró a mí y subió su mano saludándome.

Sonriendo más ampliamente.

Le devolví el saludo, sonriendo y se puso tras la línea.

Decidí hacerle un par de fotos y decidí parar por qué Bruce me habló.

—Sam va a ganar.—Decía Bruce emocionado y me agarraba del brazo.—

Rei asintiendo.

—Seguro.—

Movía mi cámara hacia otra dirección.

Desvíe la mirada al caballo blanco, montado por Sebastián.

El llevaba una camiseta negra, su pelo negro, sus ojos negros, sus lunares.

Mi rostro se cambió de repente y bajaba la cámara lentamente.

También aclamaban su nombre pero él no sonreía, como si no existiera nadie.

Sebastián se puso al lado de Sam y le miró por segundos.

Luego desvío la mirada a mí.

Centro su mirada a mí, sonreía tan seductor como siempre notandose sus hoyuelos y luego me guiño un ojo.

Quito su mirada de mi y llegaba una chica pelirroja.

Se ponía más adelante de nosotros dos, y Sebastián sonreía.

Parecía que entonces el guiño iba para la chica pelirroja.

Aclaraba mi garganta viendo que los diez concursantes habían llegado y el padre de Sebastián tenía una pistola de vengalas para empezar la carrera.

Se puso a un lado de la línea.

Todos contaban la cuenta atrás para que el alcalde diera comienzo.

Cuando terminó la cuenta, el padre disparo hacia al cielo y los caballos empezaron a correr.

Todos empezaron a animar a los concursantes, aunque a la mayoría animaba a Sam.

Obviamente, yo también le animaba.

Sam iba en el primer puesto y Sebastián en el segundo.

En las tres vueltas, sus posiciones no habían cambiado, aunque si en los demás.

En la cuarta vuelta, parecía que el caballo de Sebastián alcanzaba al de Sam.

Estaban los dos demasiado iguales.

La chica pelirroja gritaba el nombre de Sebastián.

Me quedaba mirando a la chica por segundos, y luego miraba a la pista.

No me presionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora