Dormí en la cama de Sam pero el sol se asomó por su ventana y eso me dañaba muchísimo a mis ojos.
Me movía de la cama cayendo torpemente al suelo y grite por el golpe contra al suelo.
Dios..
Mira que soy inútil.
Me levantaba como podía dejando los tacones en la habitación de Sam y salía yendo hacia al baño.
Mis pelos parecía la de una loca.
¿Y mi maquillaje?
Todo corrido.
Después de varios minutos decidí hacerme una coleta tirante y me desmaquille por completo.
Salía del cuarto de baño bajando las escaleras y entraba a la cocina.
Bingo.
Sam estaba preparando el desayuno.
Aclaraba mi garganta para hacer que estaba ahí pero no se giro.
—Buenos días.—Susurré.—
Sam se giro por unos segundos, me miro y volvía a lo suyo.
—Buenos días.—
Lo dijo de una manera seria que no me gustó.
—En la mesa hay de todo, desayuna, te hará falta.—
No dije nada pero asentí sin que me viera y me sentaba en una de las sillas.
Había Donuts de chocolate, beicon y huevo, tostadas y como no... tortitas.
Decidí coger un Donuts porque tampoco tenía mucha hambre y empezaba a comerlo lentamente.
Me quedaba mirando a Sam que estaba liado con la cafetera.
Observa su espalda.
Apoyaba mi mano en mi barbilla mientras observaba su cuerpo.
Esa camiseta negra básica de mangas cortas le quedaba tan bien.
Y esos vaqueros ajustados.
Se me caía el Donut en la mesa y sacudía mi cabeza torpemente.
Sam se giraba con la cafetera dejando tres tazas sobre la mesa y se ponía a servirnos solo café a él y a mí.
Margaret como aún no estaba despierta, no le sirvió.
Sam después se sentaba frente mía y se quedaba mirando la mitad del donut sobre la mesa.
—Se te cayó.—
—No me di cuenta.—Dije avergonzada y dejaba el Donut en un plato vacío.—
Sam se ponía a comer beicon con huevos y me miraba de vez en cuando.
Este hombre es demasiado sexy.
Demasiado guapo.
Demasiado hombre.
Baje la mirada mordiéndome el labio y miraba mi café.
Cogía la taza dándole pequeños sorbos y de vez en cuando coincidamos en nuestras miradas.
Pero se notaba tensión en la situación.
Por lo de anoche.
Margaret entraba por la puerta bostezando y se sentaba a mi lado estirando sus brazos.
—Menudo festín has montado Sam.—
Margaret cogía un Donut y se ponía a comer muy ansiosa.
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No me presiones
Storie d'amoreLily es una chica de 18 años que tiene una vida normal. Sam es un chico de 25 años que no tiene una vida normal. Los dos no tienen una vida en común que digamos. Pero les unirá un fin de semana. Sam tendrá que cuidar de Lily durante un fin de semana...