Capitulo 17

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Dedicado a ADirectionerSay ¡Me encantó hablar contigo! Gracias por leer <3 Este capitulo es extremadamente largo, pensé ponerlo en dos partes pero pensé que iban a odiarme por que es uno de los capítulos que más he disfrutado escribiendo hasta ahora.

El.

Me duché y me rasuré.

Adiós bigotito guapetón.

No estaba seguro de cuán difícil iba a ser esto, pero quería hacerlo bien.

Brooklyn estaba algo estresada, le había repetido miles de veces que todo iba a salir bien y que se calmara. Dijo que estaba así porque no veía a su padre desde hace más de siete meses. ¿Cómo podría ser? El ni siquiera se preocupa por ella. Dice que es la persona más inmadura que ha conocido, además de irresponsable y mujeriego.

Me eché un poco de colonia en el rostro poco después que había salido de la ducha. Me subí los pantalones y abotoné mi camisa. No iba a usar traje, no me gustaba, y si iba a hacer esto lo haría a mi modo. Tenía un pantalón negro, una camisa negra de manga larga, zapatos negros, y una corbata azul.

Escuché la puerta del baño abrirse y vi a Brooke salir con un vestido negro, que le quedaba perfecto, resaltaba sus curvas y sus pechos. Aún olía a loción. Su cabello estaba perfectamente peinado para atrás enganchado en algún lugar. Abrí la boca sin darme cuenta, se sentó en la cama y se colocó sus tacones del mismo color, pero con algunos brillos. Sus pestañas estaban igual de largas y risadas que siempre. Tenía un color rosa pálido en los labios y un poco de brillo labial.

Me miró y sonrió.

-Te ves muy bien -dijo.

No podía hablar. Pasé saliva.

Ella estaba muy hermosa, mucho más, y no había palabras para describirla.

-Demonios.-dije, o mejor dicho, susurré. Ni siquiera estaba seguro de qué fue lo que salió de mi boca.

Ella frunció el ceño. -¿Qué?

Miré su atuendo de arriba a abajo y parpadeé muchas veces.

¿Era real?

Completamente.

De su cuello colgaba una cadenita de oro con una perla.

-Justin -dijo acercándose más y más y envolviéndome con su olor.- ¿Qué pasa?

-Diablos, Brooke.-la miré a los ojos.-Estás hermosa.

Ella sonrió- Gracias.

Sacudí la cabeza y seguí acomodando mi camisa. Miré de reojo como se miraba al espejo de lado y arrugaba la nariz. ¿Por qué las mujeres son así?

-Brooke.- La llamé.

Ella se dio vuelta para mirar su trasero en el espejo, sonreí. Podía preguntarme que tal estaba su trasero y diría que perfecto.

-Oye... -la tomé del brazo- Estás preciosa, no le des más vuelta a la situación.

Ella asintió y suspiró.-Vamos.

Puse mi mano en alto para que la tomara y así lo hizo. Le abrí la puerta y nos dirigimos al salón.

Habían muchas personas caminado por el jardín. También había una gran piscina y miles de camareros vestidos de blanco caminando por todo el lugar. Ella me apretó la mano y yo le sonreí tranquilizándola. Ella realmente se veía hermosa, los rayos del sol deban directamente a su rostro y por un momento pensé que estaba en el cielo.

-¡Brooklyn, querida! -dijo una señora rubia de unos cincuenta años acercándose a nosotros.

Brooke sonrió y me miró.

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