Ella.
Estaba terminado de quitarme el maquillaje. Sonreí como boba al verme al espejo. Justin me había besado. Me había besado y me había tocado como hacía tanto que no lo hacía. Me había dicho que me extrañaba.
De pronto la puerta se abrió de golpe dejando ver a un Justin totalmente enojado. Oh, joder. Ya se enteró.
-¿Por qué lo has hecho?
¿Por qué no?
-¿Qué cosa?
Joder, soy tan cínica.
Estrechó los ojos y se acercó a mí. Sus ojos echaban fuego. Apoyó sus rodillas en el filo del colchón y tomó mis mejillas entre su dedo índice y pulgar para que lo mirara.
-¿Por qué lo has hecho?
-Ella te estaba llamando.- lo miré a los ojos.- ¿Qué querías que haga? ¿Que la invite a tomar el té?
-No juegues conmigo, Brooklyn.- Me advirtió.- Deja tu jodida mente retorcida a un lado.
-¿Retorcida? -Hundí mi rostro y puse mis manos sobre su pecho para empujarlo.-¡¿Retorcida!? ¡Has salido en las revistas con ella, pedazo de idiota! ¡Retorcido tú! ¡Ha llamado y yo he contestado!
Pasó las manos por su cabello, visiblemente desesperado. Yo me acerqué, quería que me grite, quería provocarlo. Dios, lo siento pero las hormonas me tienen así.
-¡No te entiendo! ¡Hace menos de una maldita hora me dijiste que me extrañabas y ahora la estás defendiendo!
-¡Mierda!
Volteó con fuerza y frotó su cara con ambas manos. Sentía que no me estaba diciendo todo.
-¿Acaso la quieres, la amas? -le grité.
-¡¿Pero qué cosas dices?! -Me miró con los ojos abiertos.- ¡Mía no es más que una amiga y tú la has tratado como a cualquier cosa!
Negué con la cabeza riéndome sarcásticamente.
¿Cómo podía decir eso? ¡Él es que ha salido en portadas de revistas con otra mujer!
-¿Te has acostado con ella? -Le pregunté con apenas un hilo de voz. Temía por la respuesta. No. Él no es así.
No me contestó. Sentí todo el aire abandonar mi cuerpo. Quería gritar. Su espalda se tensó y seguía sin mirarme.
-Te has acostado con ella.- Afirmé y sentí cómo las lágrimas salían de mis ojos, las limpié con mi manga. El pecho me iba a explotar en cualquier momento.
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Flecharte
Fiksi PenggemarÉl sabe qué quiere. Y ella, ella sabe cuáles son sus límites.