Capitulo 13

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Él.

Vengo a reunirme contigo,
A decirte que lo siento,
Tu no sabes lo encantadora que eres.

Tenía que encontrate,
Decirte que te necesito,
Decirte que me separé de ti.

Dime tus secretos,
Y preguntame tus preguntas,
Vamos a regresar al comienzo.

Corriendo en círculos,
Llegando a las colas,
Cabezas de la ciencia separadas.

Nadie dijo que era fácil,
Es tal vergüenza para nosotros el separarnos.
Nadie dijo que era fácil,
Nadie dijo jamás que sería así de difícil.

Ya. Es suficiente. Esa maldita canción había estado en mi cabeza, por lo menos, cuarenta y ocho horas. Y seguía dando vueltas en mi cabeza. Pensé que era una canción, ya saben, bonita. Pero ahora estoy malditamente identificado con Chris Martin y la estupida letra.

Ya había comenzado a armar nuevamente mi apartamento con cosas que tenía aquí. Después de todo fue buena idea dejar algo aquí. ¿Cómo es el destino, uh? Sinceramente, ya no estaba mal por ella.

En serio.

Había roto un par de cosas al llegar a casa, me había embriagado dos días seguidos. Había maldecido a Trent todas las malditas veces que pude y no me arrepiento. Me dolía el pecho cuando pensaba en ella. En sus jodidos ojos. En lo condenadamente preciosa que es. Pero más que todo eso, estuve pensado e imaginando a Trent y a ella teniendo su maldita aventura.

¿Acaso llevo un cartel en la frente que dice: "Vamos, engáñame"?

Y es que de cualquier persona sobre la faz de la tierra podría haberme imaginado una traición.

Pero como ya dije, no me importa.

No me importa nada de ella. No quiero verla, escucharla o pensarla. Quiero alejarla de mí.

Sabía que Trent tarde o temprano terminaría causándome un gran dolor de cabeza. O de corazón. O de trasero, como quieran llamarlo.

Y no lo entiendo. Tanto tiempo. Dos años, dos jodidos años de relación. En los que di todo. Todo. Ya no sé qué fue cierto o que no. No puedo diferenciar ahora mismo. No puedo si quiera pensar en ella sin que miles de suspiros salgan de lo más profundo de mí o que todo mi cuerpo se contraiga.

Pero estoy bien. Realmente lo estoy.

Tengo un plan y sé que va a funcionar.

***

Comencé a caminar hacia el estacionamiento del centro comercial con bolsas de la ferretería. Había comprado galones de pintura, y alguna que otra cosa para la reparación de mi nuevo estudio. Había estado ahí durante toda la semana. El resto de los días, ya saben, solo teniendo un montón de diversión.

Cuando activé la alarma del carro, un precioso Bentley se me cruzó y no dudé en reconocerlo. Isabella bajó sus lentes y me sonrió. Le sonreí también.

-¡Hey, Justin!

-¿Qué hay Isa? .- me acerqué al auto y apoyé mi antebrazo en la puerta del convertible. -Es genial.

Era cierto, ese auto era simplemente maravilloso. El sueño de cualquier persona. La pintura era brillosa, era negro tenía los aros dorados. Debe costar una fortuna. Y seguro lo hace, Isa dice que fue regalo de un amigo. Se llama Michael Bova, he oído hablar de él aunque no estoy seguro de qué es lo que hace.

-Es mi bebé.- Acarició el volante.- ¿Cómo has estado?

-Súper dúper acá.- le sonreí grande. Como para que no siga preguntando de aquello. -¿Cómo vas con Damián?

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