Él.
Me sentía deshecho.
A pesar de todas las cosas que habíamos pasado juntos no lograba estar tranquilo conmigo mismo. Y a pesar de lo malo, yo no podría si quiera odiarla. Lo había dicho, sí. Pero fue un momento de ira y desesperación.
Yo no la odiaba. No lo hago ni lo haré. Es increíble como todo ha dado un giro tan repentino y doloroso.
No podía forzarla a que esté conmigo ni ni a que vuelva a quererme como antes. Tenía que aceptar que se había acabado y que para bien o para mal, estábamos separados.
Luchar, en este caso, no servía de nada.
Miré una vez más los papeles del divorcio, mi abogado y también amigo de papá estaba a mi lado, leyendo cada cosa y explicándome todo. Yo solo asentía. Firmé donde me dijo y fue como si hubiera sido la decisión más difícil del mundo. Vi mi firma en diferentes hojas. Solo faltaba la de ella y nuestro matrimonio estaba legalmente acabado.
***
Las cosas con la disquera estaban bien. Iban bien, quiero decir. Estaba armando la cabina de sonido con ayuda de algunos amigos y había quedado genial. Todo esto era agotador y más si tengo que hacerlo yo mismo. El estudio estaba en un buen sitio, ya hasta habían ido un par de bandas a preguntar sobre lo que se venía pero aún estaba terminando.
Suspiré pesadamente.
-Está genial.- Ryan pasó su antebrazo por su frente y me miró. Teníamos toda la ropa sucia y sudada.- Estoy contento de que lo lograras.
Le sonreí y asentí.
-Gracias. Por todo.
Golpeó mi hombro. -No te me pongas maricón ahora, Justi. - Rodé los ojos, odiaba que me dijera así.- ¿Quieres cenar con nosotros esta noche?
-Seguro. Solo déjame ir a cambiarme.
Cerré el estudio con llave y me dirigí a la cafetería del lado. Era muy buena pero siempre había demasiada gente dentro. Estaba empezando a irritarme, sólo quería un jodido vaso de té helado y tenía que hacer una cola inmensa. Entré al lugar y me puse en la cola. Me apoyé en el mostrador y saqué mi teléfono.
Chaz: Planes para hoy?
Justin: Nada.
Chaz: Un par de italianas estaran aqui a las nueve. Hablo en serio hermano. Son LAS CHICAS. Vienes o que?
Justin: Seguro, iré a cenar a cada de los Butler.
Chaz: Ese maldito hijo de perra jamás me invita.
Chris: Tal vez solo quiere darle un buen ejemplo a su hija.
Justin: jajaja es lo más probable.
Dejé mi celular en mi mano izquierda y levanté la vista. Miré a través de las puertas de cristal y vi a Trent cruzar por ella. Iba con traje y con su teléfono y llaves en la mano. Miré a otro lado. Se puso justo detrás de mí. Apreté mis puños y mi mandíbula. No iba a hacer nada. De eso estaba seguro. Su presencia me irritaba sobremanera pero no armaría un escándalo. Cuando mi turno llegó pedí el té helado y media docena de donas. La anciana detrás del mostrador sonrió y desapareció. Estoy seguro de que Trent sabe que estoy justo delante de él, pero ignoré cualquier impulso. La señora de avanzada edad volvió y me dio mi pedido. Pagué y volteé. Mi mirada se cruzó con la de él, pero la bajó, yo la sostuve. Escuché que pidió un pastel de vainilla y otro de manzana. Mi estómago se revolvió. Ella siempre, siempre pedía pastel de vainilla. Pasé saliva. Eso quiere decir que estaba con ella tal vez. O solo le gustan de esos. Salí del lugar y traté de buscar su auto pero no tenía idea así que como todo maldito masoquista que soy, aguardé hasta que volviera. Se subió a un lujoso Audi, no pude ver el interior. Suspiré.