Él.
Abrí los ojos lentamente mientras fruncía el ceño y me sentía algo irritado por el ruido.
¿Dónde estaba?
Oh, vale. Ya entiendo.
Luego de regresar me había quedado dormido en el sillón de la sala mientras veía tele. Me levanté. Tenía una manta encima. Sonreí sólo un poco, seguro ella me la había traído.
El ruido siguió así que decidí agudizar mi oído; venía de la cocina. Caminé descalzo hasta allá. Brooke estaba buscando en el refrigerador y removiendo cosas. Traía puesta una camiseta de Nueva York larga y estaba sin zapatos. Estaba inclinada y podía ver su ropa interior morada. Me recosté en el muro de la puerta y traté de no sentirme excitado por la imagen que tenía en frente.
Intento fallido, hermano.
Se dio la vuelta y puso un montón de cosas en la barra. Joder, tampoco traía sostén. Aclaré mi garganta. Apenas volteó a verme.
-¿Todo bien? -Le dije, no sé ni cómo me salió la voz. Ella elevó los hombros y luego los bajó. Fruncí un poco el ceño, estaba así desde el auto y no me decía más que monosílabos.
Miré el reloj de la cocina. Eran casi las tres de la mañana.
-¿Qué sucede?
-Nada. Sólo tengo hambre. ¿No lo ves?
Tensé mi mandíbula.
De un momento a otro de había puesto como una fiera gracias a no sé qué. Continué viéndola hacer lo que tenía en mente. Habían fresas y yogurt y fudge. Lo vació todo en un bol pequeño y se llevó una cucharada en mi boca, ni siquiera me miraba. Sólo estaba apoyada ahí mirando a la pared y gozando de su comida.
-¿Vas a decirme cuál es el jodido problema o actuarás como si nada pasara?
Se encogió de hombros.
-No tengo que darte explicaciones, Justin. Ni tu a mí.
Crucé los brazos sobre mi pecho. Estaba muy a la defensiva.
-No puedes enfadarte conmigo de la nada.- Dije tranquilamente.
-No lo estoy.
Solté una risa sarcástica, muy burlona y negué con la cabeza. Ella quería pelear.
-Vale, es que es muy obvio.- Encendí mi modo sarcasmo.
Dejó el bol a un lado y estrechó los ojos.
-¿Qué quieres, Justin? -Me dijo con un tono molesto.- No puedes fingir que todo está bien entre nosotros.
Mis facciones se endurecieron. ¿Qué tiene que ver eso?
-No estoy fingiendo nada. Estoy tratando de no pelear y llevarme bien contigo. Joder, estamos viviendo juntos y...
-Sí, sí, sí.- Alzó la mano y la agitó.- Ya sé que no quieres perderte ni un minuto del bebé y todo eso.- Su tono era aburrido. Rodó los ojos.- Sal con tus amigos, Justin. Ve y diviértete.
La miré a los ojos. ¿Y ahora que mosco le picó?
-Yo quiero estar aquí.
Suspiró.
-¿Por qué no permitiría que Chaz venga? ¿Qué es lo que no sé?
Primero no entendía, pero luego junté las palabras y me di cuenta de que era la conversación que había tenía con Chaz.
-¿Has revisado mi celular? -Le pregunté visiblemente molesto. Ella me miró a los ojos y se removió inquieta en su sitio.
-Lo dejaste en el auto y me llevó directo a los mensajes.