Capitulo 22

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Ella.

Mi casa era un desorden total. Los muebles estaban relativamente fuera de su sitio y los cojines esparcidos por algún lugar. Habían regresado de una reunión que estaba a dos horas de aquí y Will no había podido ir conmigo, lo que quiere decir que conducido por cuatro horas. Estaba cansada. Tenía un fuerte dolor de cabeza, entonces llego a casa y encuentro todo hecho un laberinto.

-¡Bruce! -grité.

Nadie contestó. Suspiré fuertemente y fui a la cocina. Y para mi sorpresa había una rubia con una camisa a medio abotonar buscando en mi nevera. Esto es el colmo. Esto no podía estar pasando.

-¿Qué estás haciendo? -dije apretando los dientes.

Mi voz hizo que ella diera un salto. Me miró de arriba abajo y cruzó los brazos.

-¿Disculpa? -dijo elevando una ceja.

-¿Qué haces en mi casa? Buscando en mi nevera. Y semi desnuda. -me acerqué ahí y cerré la puerta del refrigerador.

-¿Tu casa?

Parecía confundida. Pobre chica.

-¡Bruce! -grité.

-¿Eres su esposa? -me miró con... ni siquiera puedo describir como me miró.

-Esto es todo. Coge tu ropa y vete.

Iba a acercarme más pero Bruce apareció en el muro de la puerta sobándose los ojos- ¿Por qué tanto alboroto? Oh, hola Ashley, pensé que te habías ido hace rato.

¿Podía ser siquiera más fresco?

-Vete. -le dije a la chica señalando la puerta.

Ella no dijo nada, apoyó todo su peso sobre la punta de sus pies y salió.

-Eres tan mandona -se sirvió un poco de agua.

-Quiero que te vayas, ya he soportado demasiado. Esto es una falta de respeto. Quiero que cojas todas tus cosas y te vayas de mi casa.-reí amargamente- Por Dios, Bruce. Es mi casa, no puedes traer a una chica como si nada mientras yo no estoy.

-Solo me estaba divirtiendo. -elevó los hombros- ¿Quieres que sea un viejo aburrido o algo?

-No. Quiero que te vayas.

El me miró desafiante y por un momento pensé que se acercaría a mi pero no lo hizo, se mantuvo quieto y pareció examinarme de arriba abajo-Eres igual a ella, cada día te pareces más a tu madre.

Negó con la cabeza y salió de la cocina. Casi pisando sus talones me adelanté a él. Sentí que la voz se me fue, el jamás la mencionaba.

-¿Qué quieres decir? -El nudo de mi estómago se apretó.

-Lo que has escuchado -dijo con simple.- Eres igual que ella, te gusta que las cosas se hagan tu modo. Eres la viva imagen de ella, y si sigues así te quedarás sola. No lo malinterpretes -tenía esa mirada que nunca antes la había visto. Parecía sincero- Amaba a tu madre. -pasó las manos por su cabello y cerró los ojos- Pero esto se está volviendo en una maldita odisea.

La cabeza me daba vueltas y juro que las náuseas iban a volver. - ¿Por... -pasé saliva- ¿Por qué se fue?

El elevó los hombros.-Supongo que porque ya había tenido todo lo que quiso.

-Sé la verdad, Bruce. -Vi como subió su mirada, tenía los ojos abiertos. Iba a decir algo, parecía que lo iba a hacer pero se quedó callado. Y aunque no sabía del todo la verdad, quería que salga de su boca.- Hace años escuché lo que le decías a Martha.

-Bien -dijo con simpleza- Entonces ya sabes por qué ahora la odio.

-Tú no la odias.

-¿Tú qué sabes? Jamás hubiera pasado esto si...

-¿Si no hubiera nacido? -dije sintiendo como mi garganta se cerró.- Vamos, dilo.

-No. -me miró haciendo un gento raro.-No todo es como tú piensas. Todo va de la mano con el pedazo de mierda que he sido estos años. No creas que no me doy cuenta, claro que lo hago. Pero te he tratado de evitar a toda costa. -Miró a los lados y por un momento pensé que se iba a acercar.

Pero nuevamente, no lo hizo.

-¿Por qué? -mi pecho subía y bajaba rápido- Yo no te hecho nada.

-No. Tu no has hecho nada. No sabes muchas cosas, Brooklyn.Ambos éramos muy jóvenes, incluso cuando salíamos pensaban que eras mi hermana pequeña -dijo con una pequeña risa- Se podría pensar que ella se fue porqué tenía miedo. Pero no fue así. Entonces ¿Por qué se llevó todo? ¿Por qué nos dejó prácticamente sin nada sabiendo que estaba solo? Tuve que hacer en un año lo que mi padre hizo en muchos. Tú no tienes nada que ver en esto -dijo lo último en su susurro.

Estaba petrificada. Si. Bueno. Eso había superado todo lo que tenía pensado. Ver a mi padre ahí parado mientras estaba siendo sincero conmigo por una vez en mi vida hizo que me estremeciera. El no era todo lo que estaba pensando. El se acercó más y uso un mechón de cabello detrás de mi oreja.

-No te culpes, todo ha sido muy rápido estos últimos años.

Asentí y puse mi mano sobre la suya. Hizo un movimiento suave con su meñique, como si lo hubiera tomado por sorpresa. -Todo el mundo cree que soy un padre ejemplar, y lo cierto es cielito -dijo con diversión- Que siempre he sido una mierda. Estoy consciente de que soy inmaduro, si, eso lo tengo claro. La gente cree que tiene derecho a criticarme y no es cierto. Hay tantas cosas que no digo. Si me he comportado como un idiota contigo fue porque... ni siquiera tengo un porque -rodó los ojos- Solo quería mantener todos mis sentimientos fuera. Me equivoqué y me arrepiento de eso.

-Bruce...

-No. -cerró los ojos- Lo siento ¿Vale? Sé que he arruinado todo... que jamás debí mandarte fuera del país, pero estaba tan... abrumado. Esto no es como tú crees. Cuando le dijimos a mis padres que iban a ser abuelos casi me desheredan. Ellos simplemente sacaron los pies del plato. No se hicieron cargo. Yo sí estaba emocionado, y podría decir que tu madre también, o al menos eso aparentaba. -rió sin gracias, una mirada triste hizo que me estremeciera- Me enteré cuando tenía diecinueve años. Apenas salía de la escuela. Y cinco meses después... ella solo se fue. Se largó. No dejó una nota. No dijo nada. Estaba tan... asustado. -negó con la cabeza- Tuve que robarle dinero a mi papá para contratar un detective. -Abrí los ojos muy grandes, jamás imaginé que el haría algo como eso- ¿Sabes lo que me dijo?

Negué con la cabeza.

-Dijo que vivía con otro hombre. Y lo último que supe fue que se había mudado a Francia ese año. -apretó su mandíbula.- No quise saber nada más. Luego, todo se volvió confuso. Tú eras la razón por la que hice todo. Apuesto a que no tienes buenos recuerdos míos ¿Verdad? -ni siquiera me dejó contestar- Hice lo que se me dio la gana. Alcohol, mujeres, drogas...Y cuando creciste un poco no perdí la oportunidad de mandarte al Suiza. Pensé que iba a ser mejor para ti, y es que yo era un completo desastre. Y mírate ahora. -sonrió- Tú no tienes la culpa de nada, Brooklyn. Jamás la has tenido. Yo lo eché a perder todo.

Sin darle tiempo a que dijera algo más me acerqué a el y lo abracé. Fuerte. Muy fuerte. Como si él se fuera a escapar. ¿Hace cuánto que no lo hacía, eh? Ni siquiera puedo recordarlo. El me devolvió el abrazo y sentí algo húmedo en mi frente. Rápidamente subí la mirada y lo puede ver con los ojos cerrados. El era mi padre. Ahora lo era. Y siempre lo ha sido. Jamás había sido sincero conmigo. Nunca. Pero nunca, habíamos conversado así.

Lo apreté más a mi y luego lo solté. -Te quiero, Bruce.

El sonrió y besó mi frente- Yo también, cielito.

Ambos reímos. -Gracias. -le dije- No sabía todo eso.

-Ni yo -elevó los hombros- Solo salió.

Rodé los ojos- No tienes arreglo, Bruce.

El comenzó a reír.

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