Ella.-¿Hola? -contesté mi celular.
-¿Brooklyn? Hola, soy la señora Wilson, la policía está en su casa, será mejor que vengas.
-¿La... la policía? -pasé saliva. ¿Qué ha pasado?
-Si, tu novio está aquí y... será mejor que vengas.
-E-está bien, gracias por avisar.
Colgué la llamada y rápidamente mi corazón comenzó a bombear sangre como si nunca lo hubiera hecho. ¿Qué demonios está pasando? ¿Cómo está Justin? ¿La policía? Rápidamente tomé mi bolso y salí del edificio ignorando a Amanda. Mi auto hizo un chirrido y no me importó mucho ponerme el cinturón de seguridad. A lo lejos divisé a Justin sentado en el jardín de la casa del costado, ni siquiera me estacioné, bajé del auto como un rayo y me acerqué a él.
-¿Qué está pasando? Justin ¿Por qué estás así? ¿Un ladrón? ¿¡Estás bien?! -Subí mi mano a su mejilla para eximirlo, al parecer estaba bien. No podía respirar muy bien pero eso era lo que menos me importaba ahora.
-Hemos encontrado a la mujer que te estaba dejando las cartas -¿Una mujer? ¿Una mujer ha estado acosándome? ¿Qué clase de broma es ésta? Me miró a los ojos, tenía esa extraña mirada. Algo pasaba.- Estaba buscando tu pasaporte cuando escuché un fuerte ruido...
Fruncí el ceño.
-¿La mujer?
Lamió sus labios y volvió a mirar sobre mi hombro.-Bueno, sí... es una mujer. Vamos, dame las llaves, necesito que te calmes. -Tomó mi mano y besó los nudillos, sentí sus cálidos labios y cerré los ojos, no estaba tan calmada, no sería bueno conducir-Vamos.
***
No había dicho nada durante el trayecto a la delegación, no quería pensar en nada más. Todo se ha arruinado ¿Por qué simplemente no puedo estar en paz? Y no puedo sacar de mi cabeza la imagen de una mujer ¿vengativa tal vez? O tal vez la mandó alguien. ¿Pero por qué? Yo no le he hecho daño a nadie. Estábamos sentados esperando a Carrick, Justin no soltaba mi mano y yo no había parado de temblar.
-¿Señorita Morgan? -Una mujer alta y con una cola de caballo me sonrió con varias hojas de papel en las manos. -La esperan, tiene que dar su declaración.
Asentí y miré a Justin, le dio un apretón a mi mano y besó mi frente antes de dejarme ir. Caminé detrás de ella, y me indicó la puerta. Carrick estaba sentado con las manos cruzadas e hizo una mueca al verme.
-Siéntate -me dijo.
Obedecí.
-¿Qué ha pasado? -lo miré un poco confundida.
-Mira, primero, tengo que avisarte que tienes que saber tratar a éste tipo de personas -Me miró directamente a los ojos y vi un aire de compasión. -La traeremos, si quieres...
-Sí, sí quiero.
-Está bien -suspiró, casó un tipo de teléfono- Benny, hazla pasar.
Froté mis manos con nerviosismo y escuché la puerta abrirse, no me giré. Carrick me sonrió tranquilizadoramente y yo asentí.
Estaba esposada. Tenía el cabello castaño, despeinado y horquillado. Sentí un escalofrío y una corriente recorrió mi espina dorsal. Sus ojos eran color avellana, su nariz respingada, supuse que tendría treinta y tantos años mas o menos.
-¿Quién es usted? -le dije fríamente. ¿Qué quiere? Quise decir.
-Mírate -sonrió de lado- Toda una mujer de negocios. -Su tono era burlón.