Capitulo 11

1.9K 133 26
                                    

Él.

Abrí los ojos fastidiado y desorientado, tal vez con la esperanza de haber estado soñando lo que sucedió o haberlo simplemente imaginado.

Pero no fue así.

Estaba en mi apartamento. En mi viejo apartamento completamente solo.

Y solo en todo el maldito sentido de la palabra.

En todo el tiempo que llevo enamorado de Brooklyn. Jamás, y podría jurarlo, pensé que sucedería algo como esto. Que me dejaría. Si alguien tuviera un manual para la vida, por Dios, que lo leería. No entendía nada de lo que estaba sucediendo. Me parecía irreal, totalmente surrealista. Pero por más vuelta que le diera al asunto, el resultado iba a ser el mismo.

Jamás sentí tanta intensidad en algo como la siento cuando estoy con ella. Me encanta todo. Su sonrisa, su aroma, como camina, como habla o me mira. La forma en que puede llegar a ser adorable y aún así seria. Todo, maldición. Me ha costado tanto, tanto, aceptar se estaba alejándose de mí, que aún estoy tratando de saber el por qué.

Realmente, no me quejo de todo lo que ha pasado. Si me he quedado con ella, ha sido porque daría mi vida por esa mujer. Me partía el corazón y me dolía en el alma verla llorar hasta quedarse dormida, no sonreír o andar como lo hacía antes. Ha sido difícil para ambos. Entiendo que cuando tienes un problema, y no sabes como resolverlo, tiendes a hundirte más en él. Primero, no tenía idea de que estaba embarazada. No me lo imaginaba y ninguno de los dos se preocupaba por cuidarse. Ella tomaba alguna que otra píldora o qué sé yo. Para ser sincero, no recuerdo haber hablado con ella sobre el tema de los hijos. Segundo, el aborto. Súmenle eso a lo del embarazo. Y tercero, la culpa y decepción del momento. Para mí una total decepción y tristeza tremenda, pero para ella un trauma que la marcará de por vida. Trataba de ayudar, de hacer lo mejor, sin embargo no sé si fui torpe o demasiado pegajoso.

Ahora no importa mucho ¿Verdad?

Cada palabra, cada lágrima, se metió en lo más profundo de mi.

Estaba dolido y furioso.

Quería volver allí y decirle todo lo que pienso y todo lo que siento. Jurarle que todo iba a mejorar.

Pero nadie puede garantizar eso.

***

-No puedo creerlo.- Ryan me miró con los ojos bien abierto. Bebí de mi cerveza y asentí sin ganas. ¿Como cuántas latas me había tomado ya? ¿Seis, siete?

-Me ha dejado.

-¡Joder! .-Exclamó y enseguida, la bebé lloró. -No, no, no. No es cierto, no es cierto. Shhh, vuelve a dormir, nena.- Comenzó a arrullarla. -Hermano, lo siento mucho. No pensé que todo esto fuera tan difícil.

-Lo es. Dijo que necesitaba tiempo y toda esa mierda. Maldición, si ya no me quería, podría haberlo dicho antes y no dejar que me humille de esa forma.

-Oye, no hables así.

-Hablo como se me da la puta gana, Ryan. ¿Quieres que te pinte rositas y corazones acaso?

-No quiero que me pintes rositas, Justin. Pero hablando así de ella no solucionas nada. Ella te quiere.

-Tú no sabes nada.- eso me hizo recordarla.- No sabes qué es pasar por todo esto. Enterarte que tu esposa está embarazada y al mismo tiempo olvidarte de la idea porque también lo perdió. Renunciar a tu trabajo. Volver a casa luego de mover piedras para que se me abran puertas y poder iniciar algo por mi cuenta, solo para encontrar a una mujer totalmente diferente a con quien te casaste que te pide tiempo y dice que todo ha sido en vano.

FlecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora