Él.
Guardé las últimas cosas que estaban en la mesa del estudio y me aseguré de cerrar bien todo. Después de todo esto me mantenía ocupado, disfrutaba de la música y amaba hacer mi trabajo. Damián se dio cuenta de que estaba un poco distraído, pero gracias a Dios no me ahogó con preguntas, solo dijo que debería descansar. He estado en casa de mis padres estos días, estar con mi familia me hace bien, y la alegría de mis hermanos invade toda la casa. En las últimas dos semanas me he dedicado a pasar tiempo de calidad con ellos y he estado escribiendo, lo cual me sorprende porque no lo hacía hace tiempo, las letras y las melodías fluyen, solo me falta la última parte. No deberían preguntarse cómo es que he estado haciendo todas esas cosas, porque es fácil.
Todo sigue igual.
He tratado de alejarla de mi mente. Pero es como arena movediza, mientras más luchas por salir de ella, más te hundes.
Pasé mi dedo índice por mi labio inferior antes de bajar de mi auto, di un suspiro muy largo y apoyé mi cabeza en el respaldo de mi asiento.
-Mami dice que te diga que papa ha dicho que...
Comencé a reír por la forma en la que Jazzy hablaba, abrí la puerta y la senté en mis piernas.
-¿Qué dice mamá?
Ella acomodó su cabello. -Dice que la cena está lista.
-Vale.
Asentí, la levanté en mis brazos y cerré bien la puerta. Ella puso su cara en el hueco de mi cuello y hombro.-¿Justin?- dijo suavemente.
-¿Hm?
-No me gusta verte triste.
Sonreí. A mí tampoco me gustaba sentirme así. -Se me pasará.
-¿Los prometes? -dijo mirándome.
Creo.
-Lo prometo.
Besó mi mejilla y me abrazó. -Te quiero -le di un besito en la nariz.
Entramos a casa y mamá nos miró sonriendo. Había preparado una maravillosa cena y moría de hambre. Cenamos todos juntos, reímos y conversamos de todo que habíamos hecho en la semana. Me fui a la cama después de eso, estaba quedándome en la misma habitación que solía ocupar, mi brazo estaba cruzado en mi frente cuando la puerta se abrió lentamente.
Dejé mi celular al lado.
-¿Justin? -la suave voz de mi madre hizo que abriera los ojos.
-Sí, dime. -dije despacio y dejando mi celular a un lado.
Sentí que se sentó a mi lado y llevó sus dedos a mi frente.- ¿Qué haces?
-Nada, ya iba a dormir.
-¿Como estás?
Elevé los hombros.-Supongo que bien. Normal.
-Cariño, no me gusta verte así -pasó nuevamente sus dedos por mi pelo- No conozco muy bien a Brooklyn, pero la entiendo. Puede que tenga miedo, Justin. -me miró.- No dejes que el miedo se interponga entre los dos, tú la amas, y siempre te he visto luchar por que amas.
-Esto es diferente, mamá -froté mis ojos. Ella no sabe por todo lo que hemos pasado, y no la culpo realmente, siempre la he mantenido al margen.- Ya te dije que es cuestión de tiempo para olvidarme de este drama.
Ella negó con la cabeza.
-¿Piensas que eso está bien?
-No. -dije rápidamente- Pero no quiero hacer nada.