Él.Tensé mi mandíbula cuando se alejó de mí. Vale, tenía todo el derecho de estar como está ahora, pero simplemente no quería irme sin darle un beso. Suspiré y tiré de mis cabellos. Salí de casa fastidiado, mejor dicho un poco enojado conmigo mismo. Tenía la sensación de querer alejarme de todo por al menos unos minutos. Brooklyn no quería que vea a Emily, pero yo no estaba tan seguro de eso. Me pica la curiosidad, quiero saber cómo está que ha sido de ella. Si está bien, o cualquier otra cosa. Me envolví yo solo la noche anterior tratando de pensar en todo eso. Y es que ni siquiera podía sacarme a Emily de la cabeza. Ha sido tan importante para mí y aunque me rompió el corazón, yo no podría odiarla.
Mordí el interior de mi mejilla y miré la hoja de papel nuevamente, la dejé sobre la mesa del estudio y volví a tomarlo inquietamente.
Solté un suspiro, fue como si hubiera estado conteniendo el aire desde hace horas. Saqué mi celular y miré el número escrito en el papel nuevamente.
Vamos, Justin. Solo tienen que conversar. Solo tiene que saber que has leído la carta y que no hay rencor. Vamos. Me alenté yo mismo. El tono de espera estaba haciendo que perdiera el control y que mi cabeza comenzara a dar vueltas. Justo cuando iba a colgar porque pensaba que esto era ridículo una voz -su voz- me hizo reaccionar.
-¿Hola? -dijo. Su voz estaba idéntica. No había cambiado nada. Pasé saliva y apreté mis labios en una línea recta. -¿Aló? ¿Hola? ¿Hola?
Sonreí un poco.
-Hola -dije mientras sentía como el nudo formado en mi garganta desaparecía.- Es... Justin. -dije finalmente.
Esperé a que dijera algo, pero no dijo nada. Un silencio largo e infernal se apoderó de la llamada.
-Justin. -dijo casi como en un susurro-suspiro.- Hola... ¡Por Dios! ¿Cómo estás? ¿Has leído la carta?
Vaya pregunta, claro que lo hice.
-Si -dije simple- Lo hice, y...
-Justin, vamos, sé que es difícil, solo necesito que me digas que estás bien y que, no lo sé, tal vez podemos vernos. -su tono era... entre ansioso y desesperado. -¿Estás ahí?
-Si -volví a decir- Claro, yo... -rasqué mi nuca- Todo esto me ha tomado por sorpresa, no sé que decir la verdad, yo solo quería que sepas que he leído la carta.
Miré por todo el estudio esperando su respuesta. Ella soltó una risa nerviosa, vaya no había cambiado en eso.-He tratado de ubicarte desde hace mucho. Siento ser muy directa pero ¿Podemos vernos? Claro, solo si quieres, digo.
Bajé la mirada a mi mano derecha, estaba cruzando los dedos para tronarlos. -Supongo que sí -dije. La verdad no tenia ningún problema.
-¿Enserio? Digo... vale -cambió de tono rápidamente- ¿Dónde?
-No lo sé. -dije.- Tú dime.
-¿En Keth? -dijo.Hace años que no iba a ese lugar justo por la misma razón. Keth me traía tantos recuerdos. Tantas tardes geniales, tantas conversaciones, besos...
Sacudí mi cabeza.
-Vale, a los doce ¿Está bien? -propuse.
-Sí. -dijo- Claro. Te veo allá.
-Oye ¿Cómo... te reconoceré? -pregunté mordiendo mi labio.
-Oh, vamos, Jus -dijo. Algo dentro se movió- Claro que me reconocerás, y estoy segura que yo a ti, solo han pasado cinco años.
Asentí como si pudiera verme.
-Te veo allá entonces -dijo.
Pasé saliva y se lo confirmé. -Te veo allá.