Prólogo

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Hacía frío, más de lo habitual. Algo había cambiado en el aire y no era exactamente la estación por la que atravesaba Nueva York. Era él. Su corazón se había enfriado... de nuevo. 

Las últimas palabras que había cruzado con ella le hacían eco en la cabeza: «Debiste decir la verdad; nos hubiésemos ahorrado un dolor»; «Quiero que te vayas»; «Ya no tenemos una relación»; «Adiós».

Lo peor era que todas aquellas frases, habían salido de su propia boca.  

Un nudo en la garganta lo atormentaba. Su cuerpo le pesaba. Su estomago se revolvía por dentro. Se sentó en medio de la calzada y buscó el móvil con sus dedos temblorosos. 

Odiaba llorar, porque llorar no era de hombres. La última vez que lo había hecho había sido para el funeral de su padrino, Jiraiya. El mismo hombre que le había heredado todo el conocimiento que poseía hoy y que gracias a ello había terminado posicionado como uno de los mejores abogados de la región, lo había instruido para ser de aquellos que no derraman lágrimas. 

—¿Hola?—contestó una mujer al otro lado de la linea. 

Sorbió la nariz antes de hablar. 

—¿Sa-sakura?—El abogado de cabello rubio trataba de hablar pero le era difícil con la garganta inundada.

—¿¡Na-naruto!?—espeta ella, con preocupación—¿¡Que ocurre!? ¿¡Por qué tienes esa voz!?

—Tu... ¿Estas ocupada?

—¡N-no! Osea... —Hizo una pausa. Demasiado eterna para él —. Estoy con Sasuke en una cita pe-pero tu... ¡Tu te escuchas fatal!

—Sakura, yo... yo...—La mandíbula le temblaba y no era exactamente por el frío. 

Mesó su cabello al tiempo que trataba de encontrar palabras adecuadas. Pero no las hallaba ¿dónde estaba su cabeza ahora?

—¡Por la mierda, Naruto! ¡Habla de un...

Se escuchó un molesto ruido al otro lado del teléfono. Una voz masculina se escuchó al otro lado. 

—Dobe —Agradecía escuchar a Sasuke—¿qué ocurre?

Naruto guardó silencio. Aclaró la voz y confesó:

—Es Hinata.

—¿La pasante? ¿Que ocurrió? ¿Donde estás?

—En la sexta avenida, frente al AT&T Long Distance Building. —Y por fin lloró, soltando todo lo atorado por minutos, horas, meses y ¿por qué no? años. 

—Pasaremos por ti en unos minutos, no te muevas.—Ordenó.

No se movería. No tenía fuerzas ni ganas para hacerlo.

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora