Nuestra eternidad
*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓNCuando vives por mucho tiempo en un orfanato corres el riesgo de creer que te tienes que conformar con lo que te ha tocado; el riesgo de que los sueños mueran y que aceptes el porvenir sin luchar por algo mejor. No hay un padre ni una madre que te motive en tus proyectos ni que te abrace en las noches de soledad. Cuando creces así, tienes dos posibilidades: Resignarte o soñar con algo mejor. Yo elegí la segunda opción. Pero, aún cuando tus sueños puedan ser muy grandes, debes estar demasiado firme en tus convicciones para que nadie los mate. Y creo que por mucho tiempo me olvide de quien era, en medio del afán por alcanzar ese rumbo.
En fin, hay circunstancias como esas en que nos olvidamos de quienes somos y cuanto valemos, hasta que alguien llega inesperadamente a tu vida a devolverte el precio que habías perdido. Yo quería hacer eso con él pero creo que más bien, él lo había hecho conmigo.
«¿Por qué crees que te prometí que si no regresas iré por ti? Porque te amo. Te amo y ya. ¡Simplemente te amo y ya!»
Esas palabras fueron suficientes para ello.
Levanté mi mirada y lo vi inclinarse hacia mí. Sus manos acunaron mis mejillas y en ese momento supe que sucedería... Sabía que esa noche haríamos el amor.
Por un momento sentí temor ¿Y si no lograba satisfacerlo? ¿Y si resultaba ser decepcionante para alguien con tanta experiencia? ¿Y si me estoy equivocando al acostarme con él? Pero todo se disipó en cuanto me centré en esos ojos que brillaban tanto o más que aquellas luces que envolvían los árboles de navidad en Rockefeller. Me dio paz, seguridad y quise atreverme a ser distinta; Quería que él sea no sólo mi primera vez si no mi mejor momento.
Cerré mis ojos y me dejé llevar por el cálido beso que erizo mi piel. Mis manos necesitaban tocarlo y lo hicieron, dejé que se aferraran con fuerza a su pecho, amuñando la camisa blanca que llevaba puesta. Mi cuerpo comenzó a recostarse lentamente en la cama, mientras mis pies se ayudaban mutuamente a sacarse los zapatos. Por primera vez, sentí que aquel colchón me recibía con tanto afecto y delicadeza a tal punto de abrazarme con su calidez, de la misma forma que yo abrazaría este momento. Sus codos eran lo único que separaban nuestros cuerpos, unos centímetros de distancia entre mi vientre y el suyo que despertaban aún más mi deseo por sentir su piel. Abrí mis ojos y acaricie su rostro, él me miró y en ese pequeño gesto que duro varios segundos, ya estaba todo dicho.
—¿Segura?—murmuró con una mirada en la que podía sentir como me envolvía su preocupación y cariño.
—Segura. —le susurré con la voz cargada de todo lo que estaba anhelando.
Él me sonrió sin esconder nada. Besó mi frente y luego volvió a mis labios. Este beso tenía algo nuevo, ambos temblábamos, quizás era la excitación, la emoción o el estar viviendo un momento que nadie quería estropear; nuestros labios se susurraban secretos en cada roce, secretos que nosotros nos habíamos guardado por mucho tiempo. Nos habíamos besado tantas veces pero, al parecer sólo esta vez, era como nosotros realmente queríamos que fuese: Con libertad; con la libertad para tocarnos sin preocupación y revelar los placeres mejor guardados. Sus labios estaban siendo tan delicados con los míos que me hacían suspirar, robándome el aliento entre cada movimiento.
Sin soltarnos, llevé mis manos a su pecho para aflojar su corbata y desabrochar uno por uno los botones de su camisa. En ese acto, mordió mi labio inferior y sólo pude soltar un suspiro que se confundió con su respiración agitada. Ya no eran sólo nuestros labios, su lengua entró a jugar con la mía y mi cuerpo sólo se estremecía por el calor que nos envolvía desde adentro.

ESTÁS LEYENDO
[FANFIC - NARUHINA] REGLAS
Fanfiction[HISTORIA GANADORA CATEGORÍA FANFIC EN LOS CRAZY WRITER AWARDS 2018] "Desde el día que te conocí rompiste las reglas, Hinata. Aquellas que regían mi vida. Rompiste mi mundo y lo volviste armar al son de tu corazón" Uzumaki Naruto es un joven y excén...