|12|

3.5K 303 180
                                        

Jaque Mate

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN

— ¿Estas lista? — Me preguntó Naruto en cuanto pise la oficina. Era viernes, ocho treinta de la mañana. Debíamos estar en el tribunal a las diez. Hoy era el gran día.

Los días anteriores había sido un caos tratando de ordenar todo lo que implicaba el juicio, así es que era normal que parezca un panda con las ensombrecidas ojeras que habían debajo de mis ojos. 

Asentí mientras salía un largo bostezo de mi boca, legado de mis noches en vela.

— ¿Es normal que te tiriten las rodillas? — Traté de reír. El me esbozó una sonrisa.

— Es normal, sólo espero que no te tiriten mientras estas ante el Juez. — Rió.

— Espero que no o me caeré con estos tacones — Levanté mi pierna en dirección a él para que notase mi sufrimiento. Era el primer día que me vestía como una letrada. Me había levantado a las cinco y treinta para poder elegir que vestimenta era adecuada usar. Al final, me convencí por un vestido ajustado estilo Jumper de color negro; un collar un poco más sobrio de plata que era de mi madre, acompañado de un dije de Sol; unos aretes de perla; medias negras y tacones, también negros, de unos diez centímetros. Decidí coger mi cabello con una coleta de caballo para que, durante el juicio no se me venga el pelo a la cara y se me meta un cabello a la boca terminando en una tos irremediable que arruinaría todo. Sí, me había puesto en el peor de los casos. Y, aún con toda la preparación del mundo, parecía que iba a un funeral.

Naruto estaba sentado en el esquinero de su escritorio, mientras tomaba una taza de café que, de milagro, no la había preparado yo. En tanto mis piernas tenían vida propia, caminando de aquí para allá buscando copias de unos antecedentes que necesitaba para el juicio. Me sentía observada y, aunque no quería jactarme, pude notar como recorrió mi cuerpo con su mirada en cuanto crucé la puerta de su oficina. Me estremecía tener sus ojos fija en mi figura pero a la vez trataba de parecer calmada. Al menos logré acaparar su atención por unos segundos por algo que no sea mi mal carácter. 

— Ya no pareces una estudiante — Habló en tanto yo terminaba de acomodar los papeles en la carpeta. Me ruboricé y mis manos temblaban torpemente entre cada hoja. 

— ¿Eso significa que puedo imponer reglas como tú? — Le sonreí, tratando de esconder la vergüenza.

— No, para nada. — Rió —Eso significa que tendré que cuidarte de los abogados babosos del tribunal — Llevó la taza de café a sus labios — Claro, en realidad le haría un favor a tu novio. 

— No necesito escolta. 

— No, pero me necesitas a mí. Si no te patrocino no podrás presentarte en juicio, así es que aprovecharé de hacer bien mi trabajo y cuidaré tu prominente trasero y punto.

Quedé boquiabierta y lo miré con ojos de plato. Él lanzó una carcajada que resonó entre las cuatro paredes, terminé haciendo lo mismo, fue inevitable. En ocasiones así, amaba su forma jodidamente coqueta y estúpida de hacerme sonreír. 

— Podría simplemente presentar el papel con tu firma y ya. — Reproché luego de unos minutos, con la voz entrecortada, tratando que mi trasero dejara de ser el tema central de la mañana.

— Mi oficina, mi autorización, mis reglas. — No supe que contestar, me había matado con el último comentario.

— Y-yo... estoy lista — Me levanté, tomé mi bolso que era más bien, un bolso de viaje y salí rápidamente antes que siguiera acosándome verbalmente.

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora