[HISTORIA GANADORA CATEGORÍA FANFIC EN LOS CRAZY WRITER AWARDS 2018]
"Desde el día que te conocí rompiste las reglas, Hinata. Aquellas que regían mi vida. Rompiste mi mundo y lo volviste armar al son de tu corazón"
Uzumaki Naruto es un joven y excén...
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—Ya llegué... —Dije entre bostezos y dando traspiés al llegar a la oficina, estaba arrastrando todo mi ser en esa alfombra costosa. En esos días no dormía bien, me desvelaba seguido y mi cabeza no paraba de procesar información o de pensar estupideces.
Agradecí que fuese un día viernes; al menos tendría el fin de semana para mí.
—Oh —escuché en la puerta. Volteé, era Gaara —Hola Hinata, ¿todo en orden? Naruto llegará como a las diez, está en una audiencia con Sasuke.
Levanté las cejas, sorprendida.
De las dos semanas que llevaba siendo esclava del rubio no había oído que Naruto fuera personalmente a las audiencias, pensé que se limitaba a mandar a los demás como lo hacía conmigo en su plan de jefe cruel.
No me había dirigido la palabra en toda esa semana, salvo para dar más y más instrucciones y pedir el estúpido café caribeño con una porción adecuada de ron. «Quiero que me lo traigas con galletas de esas que venden en el almacen de la esquina. Ah, y podrías comer una, endulzan el día, te falta un poco más de sonrisa en el rostro», me dijo la última vez que hice el rol de mesera.
Miré a mi al rededor para ver si Naruto había dejado una carpeta sobre mi escritorio o un adhesivo con las instrucciones del día. Nada.
—¿Entonces? —pregunté cruzando mis brazos y finalizando con un tenue suspiro. — ¿Dijo algo que tengo que hacer? —Gaara boqueó, pero no lo dejé hablar —: Que no sea servir café, por favor.
Rió.
— Tranquila, yo no te pediré café, puedo hacerlo solo —dijo con un sonrisa al tiempo que seguía poyado en el umbral de la puerta con las manos en los bolsillos—. Pero me dijo que estudies el caso de la constructora que dejó sobre su escritorio —Lo apuntó con su dedo—. También debes redactar una demanda.
Abrí mis ojos como platos
—¿Que yo redacte una demanda?
Asintió
—Debe ser mi día de suerte —El sarcasmo se me daba fenomenal. Entre aquellas palabras, se asomó una sonrisa involuntaria en mi rostro, aunque para ser sincera quería gritar de felicidad y gritarlo a todo Nueva York.
Esa noticia había sido mi motivación del día.
—Tal vez se percató de que era un poco duro contigo —Ladeó la cabeza hacia la ventana —. Naruto no es una persona cruel, solo dale tiempo— finalizó.