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El brillo de las estrellas

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN


Habíamos salido muy temprano para tomar el ferrocarril. Demoramos una hora desde el Grand Central Terminal, con cinco paradas entre Croton-Harmon hasta Garrinson, terminando en Cold Spring.

Si había algo que amaba eran los lugares tranquilos y Cold Spring era uno de ellos. Me encantaba que estuviese rodeado de naturaleza, sin edificios que te nublen la vista hacia el cielo o te obstaculicen las estrellas. Sus casas eran residencias que, aún detrás de las rejas que las envolvían, se notaban muy acogedoras y hogareñas. Algunas calles tenían impregnadas el olor a pan casero por los incontables restaurantes y locales comerciales dedicados a los turistas. Me sentía en un universo paralelo: Sin edificios, smog ni contaminación acústica. 

¡El lugar perfecto para morir!

Si lo sé, suena duro pero es tan tranquilo que se que cualquier anciano quisiera pasar sus últimos días en este lugar. Bueno, salvo por la línea ferroviaria que no daba tregua cada una hora. 

Durante el trayecto sólo habíamos hablado trivialidades hasta que, al llegar a la casa de Sakura, que era igual a las demás del lugar —Grande, de tres pisos. Revestida de ladrillos color cereza, con ventas grandes color verde, techo de tejuelas y un verdoso césped que la rodeaba.—Me pidió que la esperara afuera. «Te quiero presentar a alguien muy importante.» Me dijo antes de que ella entrara. Pensé que era su madre o quizás su perro, no sé. En realidad, ella nunca había hablado de su familia. 

Cuando salió, llevaba una pequeña niña de la mano. Sus pasitos eran débiles, por lo que asumí que tendría menos de tres años. Tenía el cabello negro y los ojos oscuros, por lo que dudé si realmente era su hermana. 

En cuanto estuvieron frente a mí, la pequeña me sonrió y yo me incliné hacia ella para sonreír y juguetear con sus cachetes. «¡Hola, preciosa! ¡Wow, eres muy mona!» Le decía mientras ella se reía inocentemente. 

—Se llama Sarada. Es mi hija—En cuanto escuché esas palabras me congelé. Sakura hizo una pausa—Su padre es Sasuke, sólo que él no lo sabe.

En ese instante quise decir que esa no era la forma de dar una noticia como esa. Quiero decir, ¿en estos casos no hay una introducción o algo así? Pero esas palabras sólo quedaron flotando en mi cabeza por unos minutos eternos.

Ahuequé las manos en mi boca. Mis ojos se abrieron como plato y luego sentí como mis tripas se contraían, podía sentir como algo se elevaba desde mi estómago hasta mi garganta y lo más probable es que sólo sea bilis porque ese día no había comido nada. 

Este era uno de esos momentos que te dejan sin aliento y que, lamentablemente, no era ni sexo, ni una noticia de tu primer hijo ni la de un milagro inesperado. 

¿Cuantos secretos esconde cada persona que pisa este mundo? ¿Por qué tenemos que esconder quienes somos? ¿Por qué tenemos que ocultarnos de otros?, me pregunté. 

—Mis padres la cuidan mientras yo termino mis estudios. —Sonrió y miró a su pequeña a los ojos.—Es mi motivación de cada día. Sentí miedo al principio, no fue fácil, mis padres no me hablaron por mucho tiempo pero hoy la veo y pienso que es lo mejor que me pudo haber pasado. —continuó. Yo seguía con la misma expresión.

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora