[FANFIC - NARUHINA] REGLAS

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Última sinfonía

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN

Aquella navidad pasó por mi vida con la misma velocidad que la estrella fugaz que nunca vi pero que se que existió. 

—¡¡Ábrelo!!,  ¡¡Ábrelo!!, ¡¡Ábrelo!! —gritaba Ino y Sakura dando aplausos.

 Estábamos de pie, en plena noche buena, con la vista increíble que siempre teníamos en el departamento de Naruto. Sasuke y Sai se mantenían de pie, con los brazos cruzados y una sonrisa ladeada, en el fondo, igual disfrutaban de todo lo que estaba pasando. Naruto estaba frente a mí, con una enorme caja de regalo en sus manos que, sinceramente, no me esperaba.

—¡¡Oh por Dios!! No tenías que hacer esto —le dije con las manos ahuecadas en mi boca.

—¡Ábrelo y ya-ttebayo! Se me están adormeciendo los brazos.

El momento era tan significativo que hasta el papel navideño que lo envolvía era importante por lo que me di el trabajo de quitarlo con cuidado.

Habíamos invitado a los cuatro a pasar la navidad en el departamento. Cada uno trajo regalos y algo para la cena, pero el momento más entretenido para mí fue el haber preparado todo con Naruto. Desde la compra del árbol de navidad —el más grande que encontramos, natural y con una fragancia que tiene hasta el baño impregnado de su aroma.—Los adornos navideños que, según él, son rosados pero en realidad son rojo carmesí. Las botas de navidad colgadas en la pared, llenas de dulces que él se ha ido devorando con el pasar de los días y los regalos —Un vestido para Ino; un libro para Sai; un par de aretes para Sakura y algo que no me quiso decir para Sasuke.—Lo único que deseaba era que Sasuke y Sakura se hablaran y, al parecer, estaba funcionando, porque ambos se habían traído un par de regalos para intercambiar y habían entablado una conversación de más de tres minutos lo cual era un avance. 

—¡No! ¡No! ¡No! —grité mientras sacudía mis manos de felicidad.

—¿No te gusta?

—¡Es un violín de Giuseppe Lecchi! ¿¡Dónde lo encontraste!? ¡Naruto estos violines son para profesionales! 

¿Que puedo decir? Sólo estaba tratando de contener mis ganas de dar brincos por todo el departamento. Dejé el violín de lado y de un salto abracé su cuello, besándolo una y otra vez con la alegría rebosando por mis venas. 

—¡Que va! Dejen de besarse así o terminaremos viendo una película porno en vivo.—dijo Sasuke, quien caminaba hacia la cocina por otra copa de vino.

—No lo puedo creer...—susurré a su oído. —¡Dijiste que no querías que nos hiciéramos regalos!

—Es porque yo quería ser quien te regale algo, tu ya has hecho mucho por mí. Además, ahora no tienes excusas para decir que no has cumplido tus sueños—contestó.

Yo estaba a punto de llorar de alegría. 

Sólo él tenía esa habilidad. 

Ese gesto me había hecho entender que, aunque a veces tenga un corazón tan duro para provocar una discusión como la de la otra noche, siempre había en él una nobleza pura que escondía la intención de provocar una sonrisa en quien amaba. Naruto nunca fue una mala persona, sólo fue alguien muy herido que no supo sacar sus miedos a la luz. Aún después de Nueva York y de lo que pasó, se que hay cosas que nunca podremos dominar de nosotros mismos, pero todo eso viene envuelto en una relación. No podemos aceptar sólo lo bueno o terminaremos desilusionados tarde o temprano.