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Todo tiene su tiempo

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN


En la escuela de leyes te obligan a aprender Latín que, por más muerto que esté, los abogados solemos utilizarlos en los juicios. Quienes nos observan podrían pensar que no son más que garabatos que salen de nuestra boca, pero entre nosotros, pueden tener grandes repercusiones e incluso, dar vuelta un juicio o suspenderlo. 

Hay una frase que utilicé en un par de audiencias a las que asistí en Nueva York: Actio semel extincta non reviviscit: La acción extinta no revive. Cuando alguien demanda a otro, ejerce lo que en derecho se llama una acción, la que, dependiendo de la naturaleza del juicio tendrá ciertos tiempos para ser ejercida y, una vez que ese plazo caduca y el beneficiado no ha hecho valer su derecho de efectuar la demanda, se dice que la acción se ha extinguido o prescrito.

Así me sentía cada día que pasaba en la unidad de cuidados intensivos: Una acción extinguida incapaz de revivir. Incapaz de reclamar aquello que le pertenece por derecho. Un poco de libertad, de aire, de tregua a las agujas y los medicamentos. Y, ¿por qué no? Así también eramos  Naruto y yo en ese momento, algo que tenía un plazo, un cheque a fecha, un crédito o un límite. 

Algo que se extinguiría pronto y que sería imposible de revivir. 

Actio semel extincta non reviviscit, Naruto. 

O eso creí... 

Pasé cuatro días sin poder siquiera moverme y durmiendo veintitrés de las veinticuatro horas diarias por los calmantes y la morfina. Fui visitada sólo por enfermeras, agujas, bolsas de sangre, suero y  medicamentos. La sutura en mi pecho quemaba y todo parecía ralentizarse cada vez más. Pero al menos podía escuchar los latidos de mi corazón y lo disfrutaba. Disfrutaba cada azote de esa masa muscular contra mi pecho. Disfrutaba tener la posibilidad de vivir gracias a la donación de un desconocido. 

El sexto día después de la operación tuve noticias de él. 

—Le dije a Naruto que estabas mejorando.—me decía Menma con la misma posición de todos los días: De pie frente a la cama, con las manos hundidas en los bolsillos de su bata blanca y la sonrisa ladeada congelada en su rostro. Fruncí el ceño sin posibilidad de decir nada por el respirador mecánico —, no mentí ¿Sí? Estás mejorando, sólo que más lento de lo habitual. 

Cerré mis ojos esperando que eso sea todo. Si no podía hablar, entonces aquello no podría considerarse como una conversación.

—Quiere verte, pero le dije que no —abrí mis ojos como plato en el acto—, no te enojes sólo que  no tienes buena pinta y creo que se podría asustar.—Sus labios de contrajeron y supe que se estaba aguantando las ganas de echarse a reír. 

Puse los ojos en blanco y volví a cerrarlos.

—Solo que estás muy pálida y esas bolsas moradas que tienes debajo de los ojos no son de lo más lindo para tener una cita cibernética con tu novio.

 Cita cibernética. 

¿Cuantas citas web tendremos hasta que volvamos a vernos? 

O peor...

¿Cuantos días o semanas tendrán que pasar para verlo a través de la pantalla de un móvil?

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora