[FANFIC - NARUHINA] REGLAS

|14|

Un regalo inmerecido

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN

  — Oye, cabeza hueca — Susurró Sasuke a mi oído mientras me picaba las costillas con el tenedor. Mire de reojo a Hinata, ella seguía concentrada en la orquesta.

  — ¿Que quieres? — Pregunté entre dientes. No quería que empezara con su puta psicología en medio de la cena  — Hoy no me vengas con temas de trabajo ni psicología barata, por favor. 

— ¿Trabajo? Eres tu el idiota que siempre habla de trabajo.

— ¿Entonces que quieres? — Cogí un poco de postre y me lo embutí en la boca.

— Agáchate — Me susurró. Oh, maldita sea. ¿Por qué siempre tengo que vivir este tipo de cosas con él-ttebayo?

Sasuke tiró dos tenedores y tres cucharas al suelo a propósito para así tener la excusa de esconder nuestras cabezas debajo de la mesa para que nadie pudiese escuchar lo que estábamos hablando. Fantástico, nadie escuchará nuestro cuchicheo pero pensará que somos gays. ¿Dos hombres con la cabeza escondida y tapando sus cuerpos con los manteles en una elegante celebración?

 — Ahora sí — Alzó un poco más la voz.

—  ¿Que mierda pasa? — Recogí un tenedor. — Voy a terminar con lumbago, estoy todo doblado aquí abajo.

— Invitarás a bailar a Hinata.

— ¿Es una pregunta?

— No, imbécil. Es una orden. Luego de la orquesta vienen las pistas lentas, idiota. — Suspiró. — Será mejor que la saques a bailar antes que otro saco de pelotas te la vuelva a quitar ¿Entiendes?

— ¿Que hacen ustedes ahí abajo? — Terció Gaara, agachando también su cabeza.

— Se... se cayeron los tenedores-ttebayo.

Él solo arqueó las cejas con incredulidad. Y volvió a erguir su espalda. 

— Está bien, está bien. — Respiré hondo — Lo haré. Pero... ¿Y si me rechaza? 

— Yo te salvaré. 

— ¿¡Me sacarás a bailar tú!? — Traté de no levantar tanto el tono de voz, era difícil tratar de que nadie nos escuchara. — ¿¡No te basta esto!?

— No. Yo la sacaré a bailar, maldita sea.

— Gracias, eres un amigo fiel. — Ironicé.    

Ladeé mi rostro antes de enderezar mi espalda nuevamente en la silla y mis ojos se clavaron en las piernas cruzadas de Hinata que se movían al vaivén de la música. Fue imposible no quedarme un rato contemplando esas delicadas y perfectamente delineadas piernas, sus rodillas bien marcadas y luego el corte del vestido me dejaba entre ver parte de su muslo y, casi, de no ser por unos pocos centímetros hubiese podido contemplar prácticamente su hermoso glúteo. Estaba embobado, hipnotizado por la frescura que me transmitían esas sublimes curvas cuando de pronto, sentí como el mantel se levantaba y el torso de Hinata se inclinaba levemente. Antes que pudiese erguirme, la cabeza de ella estaba también debajo de la mesa. 

— ¿Se puede... saber... que carajo observas tanto, Naruto?— El tono de su voz había cambiado, había vuelto a ser un ogro. Y yo, la había cagado nuevamente-ttebayo.

— Y-yo... y...yo — Traté de reír pero fue en vano. 

— ¿No tienes una forma más sutil de contemplar mis piernas? — Las leves marcas en su entrecejo me daban a entender que estaba molesta. ¿¡Por qué a mi-ttebayo!?