|40|

2.1K 206 170
                                        

MENMA NAMIKAZE
Una historia de decisiones

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN


Siempre quise ser el primero.

A los diez años me di cuenta que nunca lo sería y al principio dolió. Para aquella navidad, papá me esperó fuera de la casa con una bicicleta, mi primera bicicleta. Corrí hacia ella, la abracé y también a papá. Mamá aplaudía mientras yo trataba de no perder el equilibrio subiéndome a ella. Cuando logré montarla, dijo que me tenía otra sorpresa y sacó otra más, una más grande y con amortiguadores. Por un momento, pensé que era para que vayamos los dos a explorar los pueblos cercanos a Londres o incluso a hacer algún tipo de deporte extremo—aún cuando yo apenas sabía subirme a ella.—, pero no fue así...

—¿Te gusta? La tuya es roja; esta es negra.

—¿Iremos los dos?—pregunté ingenuo mientras mamá me colocaba el casco reforzado que ella había comprado como su parte del regalo.

—No, es para tu hermano.—contestó con un brillo particular en los ojos. La miraba, la observaba, incluso la acariciaba mientras me hablaba de lo increíble que sería cuando mi desconocido hermano y yo saliéramos a andar por las montañas cercanas a la ciudad.-Se que a Naruto le gustará.—terminó por decir tras un suspiro.

Papá siempre tuvo la ilusión de que Naruto pudiese buscarlo antes. Siempre hablaba de él como si nunca se hubiesen alejado. A mamá no le importaba, no podía prohibírselo, después de todo ella había sido quien lo había alejado de su hijo, pero nunca me preguntaron a mí que sentía yo cuando papá alardeaba de su hijo fantasma.

Lo odié. Lo envidié. Lo insulté en mis pensamientos. Lo quise muerto. Quería que desapareciera de nuestras vidas. Pero, cuando supe que su madre había muerto hace años y papá no me había contado, pensé en Naruto más que nunca. A veces, al despertar y al dormir, me preguntaba que se sentiría estar tan solo; en otras ocasiones, iba a la bodega donde papá guardaba sus herramientas y veía la bicicleta negra, nueva y hasta con el rosetón en el manubrio y pensaba en cuanto le hubiese gustado saber que papá aún deseaba verlo crecer; cuando llevé la primera chica a la casa, papá se volvió uno de esos hijos de puta que avergüenzan a sus niños con las fotos de su primer baño o la primera vez que uso la bacinica. ¡Me cago en la puta! ¿Cuándo iba a dejar de pensar en que Naruto no tenía lo que yo si? Ojalá hubiese sido así, pero nunca dejé de preocuparme por mi hermano mayor. Cuando papá sufría, yo deseaba ser el mayor. Deseaba ser el hermano que protegiera al indefenso; deseaba contenerlos a los dos; deseaba protegerlos; deseaba que me viesen como alguien grande; Deseaba su admiración... Y creo que fue ese deseo el que me movió a hacer todo lo que hice cuando lo conocí.

Acusé a Brown de negligencia médica ante el consejo. Busqué a los mejores especialistas que conocía para realizar una operación pro bono para una chica que había sido víctima de negligencia. Le pedí a Holt que corriera su operación para cederme el quirófano y operar a Hinata al día siguiente. Pero también, busqué órganos, busqué posibles donantes, busqué familiares de gente con muerte cerebral, busqué posibilidades y no las obtuve. Desearía haber sido yo quien hubiese conseguido los órganos, pero eso fue lo único que no pude realizar.

A pesar de todo eso, no podía sentirme suficientemente bueno. Sentía que, por más cosas que hiciera, no podía ganarme su admiración hasta que el día de la operación, me di cuenta que el amor de papá no se podía dividir. Nunca pude ser el primero, pero tampoco fui el último.

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora