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Teoría del caos

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN

Un caos. 

Todo es un caos, sólo que nadie lo sabe. 


Las primeras dos semanas en Cambridge fueron como volver a un mundo que ya había olvidado. Mi apartamento, mi ciudad, mi vista hacia la calle tan muerta como mis días en Nueva York y mi soledad, una soledad que solía amar.  En las noches, siento que pierdo la razón y durante el día, siento que mis pensamientos me ahogan. Sólo que esta vez ya no eran oleadas de dolor, si no que era una constante, como si una fuerte marejada me hubiese arrastrado a lo más profundo del océano y mi cuerpo se haya rendido de nadar hacia la orilla. Ahora, sólo me dejo llevar por su propia corriente. 

Naruto estaba demasiado cerca a través de mis pensamientos, pero demasiado lejos de mi vida. 

Tenten era más que una amiga incondicional, era una hermana y un bálsamo para mi vida en cada circunstancia. Una vez que se fue, luego de dos semanas conmigo, Kiba vino a visitarme pero no quise abrir la puerta, creo que todos debemos tener nuestro proceso con la soledad. Creo que todos, en algún momento, debemos aprender a amarla. Este era un buen momento para ello. 

Todas las semanas habían sido de encierro. No abrí las cortinas, ni lavé los platos, ni si quiera desmantelé la maleta. Creo que vi todas las películas románticas que existían y comí todo el helado de chocolate que encontré en las tiendas cercanas. Por las noches, el perfil de Facebook de Naruto era mi entretención o, tal vez, mi martirio—sobretodo cuando veía sus fotos en un bar o en compañía de alguien que ya no era yo—. Mi gmail tenía más de quince correos guardados en el borrador esperando por ser enviados (¿Cómo estás?; ¿Podemos hablar?; ¡Necesito que me escuches!; Se que estas enojado pero...Blablá.) Luego, entiendo que, aunque los enviara, él no quería saber de mí. Así es que nunca los envié. 

Hay una cosa que nunca dije y es que, cuando decides saltar al precipicio, puedes caer mal y quebrar desde tus huesos hasta tu propia vida ¿Que puedo decir? Cuando tomas una decisión debes asumir los riesgos, aun cuando fuese poco probables. Pero también, debes asumir que, el dolor de la caída puede ser tan grande que no vuelvas a hacerlo nunca más. Esa es la buena parte: No repetirás el mismo dolor, al menos eso espero.

Luego de eso, siguió una semana completa en el hospital, entre muestras y transfusiones de sangre, escáner y otros exámenes. Una semana de tranquilidad en una sala blanca y fría, con una pequeña televisión empotrada en la pared que vivía encendida para meter un poco de ruido. El doctor Brown no dejó que nadie me visitara, por lo que sólo me llegaban flores o chocolates de Tenten, Neji o Kiba e incluso de algunos compañeros de la universidad. Revisaba mi móvil, buscando mensajes, correos o noticias que no existían. No sabía nada de él. 

Las siguientes semanas fueron de mucho más encierro en el apartamento. Aunque deseara la soledad y el silencio, era sólo una utopía porque en cada latido de mi corazón podía sentir los recuerdos de Naruto retumbando. Su voz era un eco en mi mente que salía de ella para dispersarse en mi habitación. Cerraba los ojos y trataba de recordar aquella promesa en medio de la pista de patinaje; nuestros besos en la madrugada; nuestra celebración de año nuevo; cada una de las noches que hicimos el amor venían a mi mente, recordando que mi cuerpo ya no era solo mío; cada uno de los momentos que vivimos estaban grabados con tinta indeleble en mi alma.

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora