[FANFIC - NARUHINA] REGLAS

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Irrompibles

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN

Los primeros días en que Naruto visitaba a su padre era un soberano dolor de cabeza con patas. Peleas, discusiones y griteríos en todos lados, incluso con Sasuke. Era mejor no hablarle, porque pareciera que cualquier cosa detonaba una bomba dentro de él. Estaba nervioso, irritable y muy malhumorado. A la semana y media ya fue atenuando su actitud de cavernícola descerebrado. Ahora, después de un mes y medio desde su primer encuentro, viaja a Londres dos días a la semana. Días en que yo aprovecho de ayudar a Tenten para su boda o estar con Sakura y Sasuke quienes se irán en unas cuantas semanas más... y quizás Naruto también deba irse. 

Tengo sentimientos encontrados... No quiero que el tiempo pase, pero desde que estoy con él, es como si todo se hubiese acelerado, los días se escurren entre mis dedos, pero al menos, pareciera que el dolor no existiese. Pero sí existe, solo que el amor funciona como una anestesia jamás contada por los médicos. 

La mayoría de noches Naruto va a descansar al hotel mientras yo me quedo en el apartamento, no sin antes juntarnos a hablar en el parque más cercano acerca de todo lo que ha hablado con su padre. «Hoy le he dado su comida en la boca»; «Hoy hablamos sobre como conoció a Jiraiya»; «Hoy me dieron ganas de insultarlo pero me contuve, deberías felicitarme.»; «Hoy almorcé con Menma en el casino del hospital y hablamos sobre ciertas cosas.». Cuando le pregunte que significaba ciertas cosas, no me dijo. Me limité a rogar al cielo que no fuese nada que revelara lo idiota que Naruto puede llegar a ser. Como sea, al parecer cada vez está alcanzando un nuevo nivel de relación con su padre. Ayer, por excepción, llegó a dormir al apartamento luego de su viaje y lo único que podía decir era que se había sentado al lado de la cama de Minato. Sacudía sus manos en el aire, como un niño contando acerca de un imaginario viaje espacial que había tenido en medio del campo. Así es él. Un hombre con corazón de niño y yo, no me canso de escuchar cada una de sus historias. 

Despertador sonando con sus irritantes campanillas que despiertan a los vecinos de arriba, abajo, izquierda y derecha. Seis y treinta de la mañana... ¡Hora de pastillas!

Hay algo bueno de tomar tanta mierda y es que tienes la excusa perfecta para caer dormida a cualquiera hora y eso es exactamente lo que pasa cada día a las nueve o diez de la mañana luego de tomar todos los químicos existentes del planeta tierra en tres pequeñas capsulas, aceite de Aloe Vera, Vitaminas B1, B2, B3, B4... C... D... y mucha vitamina A. Lo mejor viene al final: ¡Aceite de pescado en un vaso porque con la puta suerte que he tenido no quedaban en tabletas! Arcadas vienen, arcadas van. «¡Tómalo todo sin arrugar la nariz-ttebayo!», dice Naruto cada vez que tiene el placer de dármelo en la boca. O, también: «Ya se con que torturarte cuando te portes mal» soltando carcajadas mientras yo quiero escupir todo en su cara. 

Estaba frente al botiquín del baño en que suelo guardar todos los frascos para cumplir religiosamente con todas las indicaciones médicas, pero cuando quise hacerlo, cuestioné cada una de las dosis en que debía tomarlas. Llevé mis dedos al entrecejo, frotándolos como si ese gesto escondiese algún poder místico que me ayudara a recobrar la memoria. Después de tratar de recordar por más de cinco minutos, lo único que me quedaba por hacer era buscar la carpeta desgraciada que contiene todo el expediente... Sin embargo, no la pude encontrar. El sólo pensar que los amigos de Kiba la pudieron haber tomado me pone la piel de gallina...