|17|

4.2K 342 206
                                        

Erase una vez...

*CAPITULO NO CORREGIDO.
DISCULPEN LOS ERRORES EN LA REDACCIÓN


Me desespero.

Me entrego.

Me rindo.

¿Has sentido que te estas muriendo? 

Yo sí, muchas veces. Algunas veces eran más reales que otras y una de ellas, realmente, mi vida colgó de algo que se llama esperanza. Sólo eso: Esperanza. 

Y ahora,  estaba viva, consciente de lo que estaba ocurriendo pero sentía que algo en mí se quebraba en pedazos, agonizaba y clamaba. Era mi alma. Mi corazón. Mis emociones. Los dolores físicos pasaron a segundo plano, las lágrimas salían solas por la comisura de mis ojos y bajaban hasta llegar a mi cabello que estaba regado entre las fibras de la colcha, sentía cada gota de agua se deslizaba por mi enrojecida piel producto de los golpes de Deidara, era como sentir una caricia masoquista que me recordaba aún más ese dolor; la sudoración; temblores y las taquicardias  eran sólo una demostración más de lo poderoso que puede llegar a ser el temor y lo profundo que puede penetrar en ti. 

La resignación visitó la puerta: ¿Que más da? Cerré mis ojos para entregarme a lo que venía. Me rendí e inhalé el cloroformo. Él tenía razón, era mejor estar inconsciente. Era mejor ceder. Era mejor dejar que tu alma se quiebre sin dolor. 

Y esa sensación de saber que tu vida ya no es tuya, que la estas perdiendo y que, se la entregarás a otro para que él decida por ti si vuelves a abrir los ojos o vuelves a ser tu misma una vez que despiertes, era como estar hundiéndose en medio del océano. Sentir que tu cuerpo se cubre por el agua y la luz del sol se vuelve cada vez más lejana entre esas pequeñas olas que comienzan a envolverte y luego, caes. Caes hasta ya no ver nada y te entregas. Sueltas tu último aliento y dejas que el agua entre en tus pulmones y te ahogue... Quizás estaba viviendo mi propia eutanasia. 

Pero, a veces, tu voluntad no es la misma que la del cielo y la vida te tiene sorpresas. Y esas sorpresas vienen envueltas de distintas maneras. A veces, en papel de regalo o en un nacimiento, una beca o un amor repentino. En este caso, fue el ruido impulsivo de una puerta azotándose contra la pared. Un estruendo que mis oídos ya no podían contener, donde sólo escuchaba pequeños ecos, como agua que golpea tus tímpanos y te ensordece por segundos.

De pronto, el peso de Deidara sobre mí desaparece y junto con él, el dulce olor del químico en mis narices. Abrí los ojos y, en un instante, ya no estaba ahogándome en medio del océano. Estaba ahí, de nuevo en esa habitación y respiré, soltando un gemido desgarrador. Inhale todo lo que mis pulmones podían contener y traté de levantar mi cuerpo que pesaba tanto o más que el plomo. No pude y en ese intento desesperado por recapacitar todo era confuso, todo daba vueltas y me percaté que seguía oscilando en ese huracán de emociones y de desesperación. Caí al suelo. Mi cuerpo no se sostenía y mi vista estaba perdida. Sentía como mis ojos pestañeaban una y otra vez pero no lograba borrar de mí esa neblina ilusoria. Y ahí, arrodillada en el suelo donde mis codos eran lo único que me separaban de la alfombra, ladeé mi rostro, tratando de entender que había pasado. No sentía nada de mí pero, entre ese intento por ver más allá del dolor y los malestares lo pude ver a él. Era Naruto. Y en ese momento, fue ver una pequeña luz en medio de toda esa pesadilla. 

  — ¡Te lo advertí, hijo de puta! — Escuché gritar. Mis oídos aún ahogados pero tratando de luchar contra mi mente para no ceder al desmayo que sentía venir. 

Hice un esfuerzo y abrí aún más mis ojos hasta que logré ver con claridad. Naruto tenía a Deidara del cuello y lo azotaba una y otra vez contra la puerta del closet hasta que él le plantó un rodillazo en el estómago que lo hizo retroceder unos cuantos pasos. Vi a Naruto encorvarse y en eso, un puñetazo en su nuca haciendo que se tambaleara de un lado a otro. Traté de levantarme pero fue inútil, mi cuerpo había tomado vida propia y mi corazón latía a tal velocidad que mi pecho comenzaba a doler y, nuevamente, la respiración no dejaba de entrecortarse. 

[FANFIC - NARUHINA] REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora