Capítulo 8

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Una brisa fría estremeció mi cuerpo.

Desperté en la habitación que seria mía durante este fin de semana.

No recuerdo como había llegado hasta aquí, lo ultimo que recuerdo es haber. ¡Por dios! Anoche tuve sexo con Tom Köhler el magnate de los automóviles, un hombre con una cantidad razonable de años mayor que yo y sobre todo el socio de mi padre, si mi padre se llega a enterar se molestara mucho, y si es mi madre no me imagino el escandalo que podría montar.

La brisa volvió adentrarse por el gran ventanal que estaba justo al frente de mi cálida cama.

Estaba aclarando, el sol empezaba hacer acto de presencia en el cielo.

Me levante a cerrar el ventanal y un estúpido dolor de cabeza me azotó de pronto, sabia que con esta resaca no podría dormir de nuevo, salí de la habitación y la puerta frente a mi se encontraba cerrada, no quería despertarlo así que iría por mi cuenta a ver si encuentro una píldora para el dolor.

Baje las escaleras lo mas delicado posible, cada paso era una puñalada directo a mi cráneo.

¿Donde podría haber medicinas guardadas en una casa como esta, que nunca es visitada?

Abrí la nevera y saque jugo de naranja, tal vez no me quitaría el dolor pero necesitaba hidratarme.

Necesitaba con urgencia algo para el dolor, abrí los estantes de la cocina y lo único que había era comida perfectamente balanceado, ni siquiera helado ni galletas, era obvio que un cuerpo como ese no se mantenía tomando cervezas y comiendo chocolate, pero un helado justo ahora no me caería nada mal.

-Buenos días!- me di vuelta exageradamente rápido, me sentí algo culpable de estar revisando su comida -Quieres algo para desayunar?-

Su cuerpo solo estaba cubierto con un mono de pijama lo cual me hacia sentir muy incomoda absurdamente ya que la noche anterior habíamos tenido sexo

-Buen día- respondí viendo la punta de mis pies, camine hasta la encimera americana y me senté en ella. -No tendra una píldora para el dolor?- subí mi vista de nuevo a la suya y estaba ahí, viéndome con esos ojos que me habían hecho cometer una imprudencia.

Imprudencia que no debía saberse o todo seria un caos.

Tom Köhler

Sentí pasos. Me despertaron, hace muchos años que ya no puedo dormir bien mi sueño se ha vuelto frágil, estar todo el tiempo a la defensiva, y casi es mejor que dormir, las pesadillas recurrentes de mi pasado me siguen atormentando.

Salí de mi habitación esperando no conseguirme nada que pudiese traerme mas problemas.

Su puerta estaba abierta, ojala allá querido un vaso de agua, y no la hayan asesinado eso jodería por completo mi negocio con su padre.

Lo Prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora