Llegamos a un centro comercial pues parecía que al hombre que caminaba unos pasos delante de mi no le importaba donde pasaríamos la noche.
Teníamos que comprar algo de ropa pues lo que teníamos estaba aun mojado y no nos servía para pasar la noche e irnos mañana.
Pare frente a una vitrina tenían ropa que yo usaría sin problemas, el se percato de mi acto y entro a la tienda
...
Después de veinte minutos tenia una cesta con tres vestidos casuales, dos suéter con escudos de universidades, un par de shores de mezclilla, cinco sujetadores, bragas y unos jeans, Köhler me miraba gracioso desde lejos, habían unas cuantas personas esperando por pagar asi que me tocaba esperar.
Köhler se ofreció a pagar como si yo no tuviese dinero, me negué rotundamente y a el parecia causarle gracia.
Entro a una tienda para hombres y compro un pantalón y dos camisas, ¿enserio con eso sobreviviría? Quizás yo compre de mas, pero se que ropa no me iba a faltar, además todo lo que compre me encanto, no podía dejarlo aquí en una tienda a cinco horas de mi departamento en manhattan o nunca regresaría a comprarlas.
Después de salir de aquella tienda el suponía que nos fuéramos
-Supongo que regresarás descalzo a tu casa- dije a el enorme hombre que ya empezaba a irritarse un poco con esto de las compras, soltó una carcajada por primera vez desde que estoy con el.
-Tienes razón, es solo que esto de las compras no es lo mio- respondió aun riendo
-Menos mal entonces estamos juntos, anda compramos zapatos y después te invito un helado para que se te quite ese mal genio.-
-Esta bien, pero no dejare que una chica me invite un helado, los helados los invito yo!.-
-Lamento mucho decirle que yo invitare los helados porque ya no estamos en los años de colonización y en este siglo una chica también puede invitar a comer a un hombre, además ya usted invito el almuerzo.- volvió a reir ante mi respuesta y solo asintió.
...
Ya nos encontrábamos cambiados y comiendo un increíble cono de helado, mis cuerpo ya estaba protegido con un cálido suéter.
Me encontraba viendo a los demás comiendo felices con una enorme sonrisa en el rostro.
-¿Ve señor Köhler? ¿Ve la sonrisa en el rostro de todos? Ellos se ven mas felices que todos esos adinerados señores comiendo en elegantisimos restaurantes, yo prefiero esto, aunque según la gente en mis venas corra sangre azul, yo pertenezco aquí, a los que realmente son felices.-
-Quizás tenga razón señorita O'Donell pero este mundo cada quien tiene un puesto que llenar, es como un reloj, algunos como nosotros somos engranes mas grandes como cadenas, otorgamos felicidad, otros solo son tornillos y tuercas, ¿si mi imperio automovilístico no existiese cuantas personas no fuesen feliz con un auto de mi empresa? ¿O tu crees que el dueño de esta marca de helado que estamos comiendo no es otro adinerado cara larga? Y te hace feliz su creación, lamento mucho informarle pero nosotros somos lo que le otorgamos la felicidad a ustedes, nadie aquí tendría la valentía de hacer lo que yo he hecho y lo que me he esforzado, y por mas miserable que los pueda hacer sentir mi fortuna y mis lujos yo también les otorgo felicidad y me siento realmente feliz con el puesto que me he ganado en esta maquinaria que llamamos vida.-
Me ha callado la boca de un solo tiro, solo pude sonreir, no podía contradecirle por que en cierto punto tiene razón, pero no era mi perspectiva, no era a eso a lo que me refería.
-Y por favor le ruego deje de decirme Señor Köhler llámame Tom-
-y a mi Georgia, nunca me habían llamado tantas veces por mi apellido en tan poco tiempo.-dije graciosa a lo que el río.
...
Ya van a dar las 7:00Pm y vamos camino a donde nos quedaremos esta noche, nos hemos alejado un poco de la ciudad, la tempestad que antes caía, se calmado, se ven perfectamente las estrellas en el cielo y el olor a tierra mojada y musgo inundan mis fosas nasales, la carretera se encuentra casi desolada, a excepción de algunos pocos focos que la iluminan y autos que nos encontramos cada cierto tiempo.
En la radio suena Imagine-John Lennon mi mente se concentran en la canción y este momento pasa a ser uno para recordar, todo se siente en paz, el viento, la musica, el paisaje, el olor y la perfecta compañía de un extraño.
Siento el auto estacionar sacandome de mis pensamientos, al frente de nosotros se encontraba un portón enorme parecido al de mi antiguo hogar, con unas enormes K, mi compañero de viaje se baja dejandome sola, camina hasta el porto y lo veo introducir una clave en un panel en una de las paredes a los lados de la gran reja que se interponía en nuestro camino.
-Es una de las propiedades de los Köhler.- dijo al hacer acto de presencia de nuevo a mi lado.
La reja se abrió dándonos paso y cerrándose justo después de nuestra entrada, unos minutos después llegamos a una mansión hermosa con un toque campestre, un jardín precioso lleno de tulipanes y girasoles entre otras esplendidas flores, dos fuentes de lo que parece mármol a cada lado de la casa y un camino de piedra hasta la puerta principal.
Entramos, una escalera doble nos recibía, todo es blanco, adornado en madera y una sofisticada lámpara de araña colgaba justo en el medio del salón.
-¿quiere un recorrido Señorita Georgia?- pregunto, yo solo asentí aun sin poder apartar mi vista de la magnífica lámpara.
...
Ya me encontraba instalada en un hermoso cuarto color crema, con una enorme cama en el medio una y una vista espectacular de las montañas, Köhler me había pedido a que me pusiese cómoda y después bajara para ir a cenar.
Tome una ducha de 20 minutos, y me coloque uno vestido floral que había comprado en el centro comercial, era algo corto pero no tanto como para ser vulgar, unas cómodas sandalias color chocolate, mi cabello suelto e iba lista, solo esperaba no comer al aire libre o moriría de frío y andaba sin sujetadores otra vez.
Salí de la cual sería mi habitación por hoy, quedando frente a la puerta de la habitación de mi compañero de viaje.
Toque un par de veces y cuando mi mano iba a golpear la puerta por tercera vez, un escultural torso desnudo se poso en mi vista, no pude evitar detallar su perfecto abdomen y su pecho tatuado, quizás dure mas tiempo del prudente viendo su cuerpo, que un carraspeo de garganta me hizo entrar en razón y entonces la mirada fija de Köhler esta puesta justo en mi y una sonrisa tan seductura como las modelos de Victoria Secrets, me desnudaban.
-¿Desea pasar señorita O'Donell?
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Lo Prohibido.
Teen FictionÉl era como esos frutos que por fuera aparentaban ser deliciosos y en su interior la podredumbre abunda. Una exquisita mentira que ella descubriría. Ella, era como las perfectas bailarinas de las cajas musicales, dulce y frágil. Una buena presa para...